Decimoctavo día de cuarentena. Tímidas
buenas noticias. Parece que la curva de nuevos casos se aplana, aunque debe estar
hecha de titanio, por lo que está costando enderezarla. Solo eso, porque las
noticias que llegan de las residencias de ancianos, sobre todo en la Comunidad
de Madrid, son terroríficas, de dejación de las autoridades, que han provocado
un elevado número de casos de abuelos contagiados y fallecidos. Parece que va a
ser cierto ese bulo que corrió de que a los mayores no se les iba a dar la
atención adecuada. Es triste, que una sociedad llegue a esa conclusión tan de
solución final: ahora los mayores, mañana los discapacitados, pasado todos los
que supongan una carga para el sistema. Suena duro, pero ya está sucediendo.
La gran excusa para esto es que
cuando el sistema no da para más, hay
que priorizar a quien se salva. ¿Bajo que parámetros? ¿Los productivos? ¿Los de
maternidad? ¿Los de belleza? ¿Los de dinero que se tiene? ¿Cuál es el criterio
para decidir quién tiene que vivir o no, en una situación de máxima crisis? Con
los ancianos parece que en alguno sitios ya se está haciendo y con los inmigrantes
ya hay quien ha propuesto que se haga.
Pero todavía, la situación es más
grave. Cada vez hay más voces que dicen que se debe priorizar la economía sobre
la vida. Recurrente, ya hemos hablado de ello. ¿No es esta una manera de condenar
a los más débiles al albur de la suerte, a una especie de selección de las
especies, tan del gusto de los ricos, en la que ellos siempre se salvarán y los
demás… pues que hubieran trabajado para hacerse ricos.
La gran batalla política, que el conservadurismo
elitista liberal está empezando a dar en España, es la movilización de todos los
cenutrios del país, para culpar al gobierno de la pérdida de sus puestos de
trabajo. Qué fácil es jugar con la propaganda, cuando se tiene los medios a tu
servicio, para generar en una parte de la población, la creencia de que la situación
económica de cada uno ha ido a peor por las decisiones de un gobierno que ha priorizado
la salud de las personas sobre la salud de las empresas.
Encima, la derecha neoliberal
española y mundial, tiene la caradura de aprovechar esta grave situación de
salud pública (claro, que la salud pública a ellos les importa bien poco, visto
lo visto en los últimos años, de deterioro constante, mientras han gobernado),
para volver a su mantra de reducir impuestos. ¿Nos pueden explicar si se reducen
impuestos como va a hacer el gobierno frente a todo el gasto social que ha
puesto en marcha? Es una cuadratura del círculo bastante complicada, a no ser
que piensen pagar ellos la factura sacándolo de la caja B; sí esa que llenaron gracias
a la corrupción y a costa del empobrecimiento generalizado de la sociedad.
Estamos en una situación delicada.
No es la hora de bajar impuestos ni priorizar la economía. Cuando hacen esas
propuestas, no sé si les parece poco los 10.000 muertos que ya llevamos en
España, en curva creciente cada día. Lo que sí sé, es que empiezan a quitarse
la careta aquellos a los que nuestra vida física les da igual, la material ya
sabemos que les importa un pimiento, si eso sirve para que ellos sigan en su burbuja
de poder, opulencia y derroche. Hasta
las ocho.
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