jueves, 31 de marzo de 2022

La línea de confort rota de Sofía de Valdivieso

 


Uno vive instalado en una línea de confort, que le proporciona cierta comodidad en su vida, marcada por la rutina diaria del trabajo, más o menos satisfactorio; los amigos y el ocio; los hijos y la pareja; los deseos inconfesables sobre el vecino del quinto o la compañera de trabajo. Con un poco de suerte practica un deporte, que lo saca de la apatía sedentaria que nos proporciona el sofá frente a la televisión o el móvil. Vive agarrado a sus lecturas, sus aficiones y los sueños que lo hacen levantarse todos los días mirando de reojo al futuro.  Incluso las incertidumbres que nos provocan el desempleo o la posibilidad  de este; la hipoteca que nunca se acaba; la tontolescencia de los hijos, cuando tienen esa edad; o la cantidad de problemas cotidianos que hacen de nuestra vida una rutina encadenada, de la que renegamos muchas veces, pero que nos permite seguir instalados en un mundo ajeno a las desdichas. En nuestra cabeza no entra que todo se pueda desmoronar por una pandemia, una guerra casi a las puertas de casa o una catástrofe natural que desbarate toda nuestra vida de confort. Eso les pasará a otros, pero no a nosotros; nunca a nosotros. Como si nuestra mera existencia nos hiciera invulnerables a las desgracias ajenas que vemos en la televisión, mientras nos comemos una hamburguesa de carne o de garbanzos. Somos así, y nadie lo puede remediar, hasta que la realidad que viven otros, nos cae encima como una  bofetada y trastorna nuestra confortabilidad.

Algo parecido, solo que en el ámbito personal, le sucede a Sofía de Valdivielso, cuando un libro y un amor a destiempo hacen que su vida se despeñe por un abismo de nuevas sensaciones,  que nada tiene que ver con su existencia confortable de arquitecta y mujer empoderara y libre, o eso cree ella. Cuando su vida entra en un torbellino que la arrastra llevándola por caminos insólitos, impensables hasta que todo se desmorona y se levanta y se vuelve a desmoronar y se ve envuelta en emociones y situaciones que nunca jamás se habría imaginado. Confusión, desorden, angustia, apatía, pasión, deseo, sorpresa y miedo ante el mayor dilema que se le ha presentado en su vida, sin ser invitado.

“El dilema de Sofía”, es el reflejo de una mujer instalada en una confortable línea de comodidad, que no sufre una pandemia, ni una guerra, pero sí una devastación emocional, que hace de ella una mujer rota, pero capaz de explorar situaciones tan insólitas que la convierten en otra persona. Y todo por culpa de un libro.           

viernes, 11 de marzo de 2022

11-M versus Ucrania

 


Hoy hace 18 años que aconteció uno de los atentados más graves y terribles que ha padecido este país y Europa. Convendría recordarlo para que las víctimas no caigan en el olvido. Entonces el terrorismo islámico era la obsesión de occidente, porque estaba golpeando con dureza a las sociedades que no entraban en los valores y la moralidad de una interpretación terrible del islam. Las consecuencias de aquello y de todos los atentaos que hubo antes y vinieron después, nos hicieron forjar una visión muy torticera de la que era el islam y la forma de vida de los musulmanes, alentando discursos xenófobos que, ya sabemos, una de las consecuencias que han tenido es el crecimiento de la extrema derecha en toda Europa. Una nuevo fascismo que está teniendo su sublimación en la guerra de Ucrania y la amenaza al resto del continente por parte del hombre que nos está haciendo recordar, con temor, los delirios de otro hombre hace ochenta años, que sumió a los europeos en otra guerra de sangre y fuego, para colmar sus delirios de grandeza.

Dieciocho años después del 11-M volvemos a tener miedo, pero esta vez mucho más real, porque el poder del nuevo tirano es inmensamente más grande y mortífero; un tirano ruso, al igual que el nazi, dispuesto a saltarse todas las convenciones internacionales. Solo el fortalecimiento de la democracia y sus órganos políticos y de seguridad, pueden hacer que vuelva a reinar la cordura en un mundo demasiado inclinado a la torpeza de los extremismos, que acaban justificando el comportamiento de dictadores en nombre de no se sabe muy bien qué pureza ideológica.

No podía haber equidistancia posible cuando los atentados del 11-M nos partieron el alma, ni la puede haber ahora, cuando un tirano está masacrando a un pueblo indefenso, con el único fin de expedir su poder geográficamente.

La peligrosa huída hacia adelante de Israel y EEUU

  Netanyahu, EEUU y algún que otro país occidental demasiado implicado en su apoyo a Israel, haga lo que haga, sólo tienen una salida al con...