miércoles, 13 de abril de 2022

Día Internacional del Beso

 Día Internacional del Beso



¿Quién no se acuerda de esos besos de las tías, cuando hacía tiempo que no te veían, y te cogían de la cara con las manos mientras te daban un sonoro beso en la oreja, que resonaba en el interior de tu cabeza como una proyectil de trompetas que estallaran todas de golpe?

Besos que son una expresión exagerada de lo que nos gusta besar a los españoles, que no concebimos la relación con nuestros semejantes sin el visto bueno de los labios. Porque los besos sonoros de tías; desesperados de abuelas, que parece que siempre te están dando el último. Besos entre amantes, como los de las películas antiguas, de tornillo sin abrir la boca (no como los que vemos ahora en el cine, apasionados y lúbricos; ni los castos besos de las películas españolas de la dictadura, que eran en la barbilla, huyendo de los labios como si el COVID-19 anidara entre sus comisuras). Besos de madre, que no cambian ni aunque pasen treinta años; besos de hijos al llegar a casa, que si no se dan parece que ha entrado la mitad de ellos; besos formales, de presentación, que son como un chequeo que dice cómo puede ser la otra persona por el olor y el contacto con su piel; besos pijos, de esos que son ¡mua, mua!, rozando solo los carrillos; besos de bares, imprescindibles para sentirnos acogidos por nuestros amigos; besos de oficina, formales y, a veces, no exentos de una cierta exploración erótica; besos en los morros, que son un te quiero sin fisuras; besos de Judas, traicioneros y ladinos; besos de tristes de despedida, cargados de esperanza y pérdida. En fin,  besos que configuran nuestra vida, que la hacen más dulce y cercana. Porque cuando dos personas se besan, están abriendo su burbuja de seguridad, en un acto de confianza máxima.

Si para nosotros el beso no fuera una parte de nuestra alma, de nuestro alimento vital, seríamos otros muy distintos, que no entenderían que en el beso encontramos un elixir de vida y de amor. Nunca habría existido la copla, y la gran Concha Piquer, jamás habría cantado: “Y bajo tus besos en la madrugá,/sin que tú notaras la cruz de mi angustia/solía cantá:/Te quiero más que a mis ojos,/te quiero más que a mi vía,/más que la aire que respiro/más que a la mare mía”.

Seguiremos besando y celebrando que lo hacemos. 

 

Reseña en MIRARTE de "El dilema de Sofía"

MIRARTE

 Amor, intriga y libros antiguos en ‘El dilema de Sofía’, última novela de González de la Cuesta







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martes, 12 de abril de 2022

Entrevista en VIVE CASTELLÓN sobre "El dilema de Sofía"



Entrevista al escritor José Manuel González de la Cuesta

vivecastellon.com charla con el escritor José Manuel González de la Cuesta con motivo del lanzamiento de su última novela ‘El dilema de Sofía’ (Ed. Sargantana). El autor de ‘Hotel Voramar’ o ‘Larga tormenta de otoño’ se adentra en una trepidante historia donde el amor, la intriga y la codicia se unen con el aroma singular de los libros antiguos. Descubrimos qué más se esconde detrás de este sugerente título… (para leer la entrevista haz clip en el título o las fotos)




 








                                                                              


lunes, 11 de abril de 2022

Juventud

 


Escuchaba hace no mucho a una chica joven decir que estaba harta de vivir tantos acontecimientos históricos. No me extraña, porque la juventud lleva doce años sin un momento de relajo, y encima, a todo lo pasado, se le añade una guerra en las puertas de casa, como aquel que dice, que aporta muchísima más incertidumbre a su futuro, por no decir un temor verdadero a que los Cuatro Jinetes de la Apocalipsis, que inevitablemente acompañan a cualquier guerra, se instalen en sus vidas marcándolas para siempre. Resulta triste no ser el responsable de un suceso, pero sí sentir que las consecuencias las vas a pagar tú, si no las estás ya sufriendo.

Es cierto que la juventud tiene una ventaja sobre los que ya no somos jóvenes, y es que tienen toda la vida por delante, y con esa capacidad de resiliencia y adaptación a las circunstancias que tenemos los humanos, podrán reponerse a tanto despropósito y rehacer sus vidas, como lo han hecho los sobrevivientes de otras catástrofes pasadas. Pero ahora, en pleno apogeo vital, cuando cada día debería ser un paso a la conquista de sus sueños, una sombra gris se cierne sobre ellos, sin solución de continuidad, desde la Gran Recesión de 2008,  provocada por la avaricia de un capitalismo salvaje y especulativo; la pandemia universal que ha cambiado tanto nuestros hábitos de vida; y ahora la guerra en Ucrania, provocada por ese fantasma que creíamos desaparecido de Europa, como es el fascismo, que tan de moda está entre muchos de esos jóvenes, desgraciadamente, deseosos de escuchar algo que les levante el ánimo, aunque sea mentira.

No es cierto que la juventud sea caprichosa y mal criada, como muy a menudo se dice cuando no aceptan los códigos y valores que han conducido la vida de las generaciones que la ha precedido. Y mucho menos, una juventud muy preparada que ve cómo sus expectativas de futuro se van diluyendo en la imbecilidad de los adultos, que somos incapaces de entender que el mundo cambia y que las necesidades de las generaciones que nos siguen son otras. Un mundo que está en pleno proceso de transformación, tan rápido que a todo el que tenga más de cincuenta años sobrepasa.

Vivimos en un época histórica de transición acelerada hacia no sabemos todavía muy bien donde, como ha pasado siempre en los momentos de cambio en la humanidad. Pero lo que sí tengo claro es que está más preparado para lo que viene un chaval o chavala de 8 años que un hombre o mujer de 60. Dejemos a los jóvenes que tomen las riendas de un futuro que les pertenece, porque si se equivocan será su mundo el que pague las consecuencias. Nosotros solo deberíamos cumplir un papel: rebajar la testosterona propia de la juventud para que la solución de los conflictos no sea violenta y se mueva en los límites de la democracia, la igualdad y la tolerancia hacia los otros. Algo que parece que no solo no estamos haciendo, sino que alimentamos negativamente día a día. Solo  nos queda ese cometido, porque mal podemos aconsejar sobre lo que no comprendemos.

La verdad, es que tantos acontecimientos históricos acaban siendo una aburrimiento, incluso para los mayores. Y ya saben que cuándo una sociedad está aburrida, solo ganan los vendemantas que nos dicen lo que queremos escuchar.

La peligrosa huída hacia adelante de Israel y EEUU

  Netanyahu, EEUU y algún que otro país occidental demasiado implicado en su apoyo a Israel, haga lo que haga, sólo tienen una salida al con...