lunes, 25 de julio de 2022

¡¡¡Feliz Aniversario de Barcelona 92!!!

Hoy hace treinta años que en este país teníamos todos el estómago encogido por la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Ese fatalismo atávico que tenemos los españoles de que nunca hacemos nada bueno, nos hacía temer que algo sucedería que ensombrecería el acontecimiento más grande y universal que jamás se había organizado en este país. Por eso,  a las ocho de la tarde de ese 25 de julio de 1992, para el recuerdo, estábamos casi todos delante del televisor con fervor y miedo, que según pasaba el espectáculo, perfecto, sincronizado como un reloj suizo y cargado de emoción mediterránea, fuimos cayendo en la admiración, para pasar al final al orgullo y la extrañeza porque todo había salido bien y nos había maravillado, no solo a nosotros, sino al mundo entero.

Barcelona 92 fue el principio de todo, cuando todavía nada sabíamos o no queríamos saber del cambio climático y el fascismo no andaba campando por el globo terráqueo como Pedro por su casa. Fue el inicio de un cambio de mentalidad, de darnos cuenta de que sí éramos capaces de hacer cosas buenas y no solo eso, sino que a lo largo de nuestra historia habíamos hecho muchas otras extraordinarias, y que era nuestra ceguera como sociedad, capaz de entregarse a una Leyenda Negra prefabricada por los que otrora fueran enemigos de España, la que nos sumía en la más absoluta irrelevancia; aunque es cierto que la dictadura de Franco no ayudo mucho a acabar con ese sentimiento dentro y fuera de nuestras fronteras.

Pero también, fue el principio de la explosión del deporte de élite en España.  Porque nuestro asombro no se quedó ahí, en la ceremonia de inauguración, sino que se trasladó al estadio olímpico o los campos de competición, según íbamos viendo como España subía en el medallero a cotas impensables años atrás (éramos los eternos cuartos). Barcelona 92 fue el punto de inflexión desde el que nuestro deporte de élite pasó de la nada a la gloria en muchas disciplinas; no voy a hacer aquí una lista de las gestas deportivas de estas últimas tres décadas, porque ya las saben ustedes mejor que yo.  Pero si hoy destacamos en un buen número de deportes , tanto individuales como de equipo, es gracias a que Barcelona 92 impuso un modelo de gestión del deporte exitoso, siempre mejorable, pero exitoso, y porque los españoles empezamos a creernos que no éramos los parias de la tierra. Solo hace falta que también nos lo creamos en otras disciplinas, que todavía no han tenido su Barcelona 92, y acabemos de una vez por todas con aquella certera sentencia que hizo Carlos Marx de nosotros, cuando dijo que los españoles éramos actos sin ideas e ideas sin actos.

¡¡¡Feliz Aniversario de Barcelona 92!!!

viernes, 15 de julio de 2022

No estuve en el Vicente Calderón

 


Pido perdón, pero yo no estuve allí. Y no estuve por voluntad propia. Porque prefería gastarme las 2.500 pesetas que costaba la entrada en otros grupos que sí eran de mi veneración. Nunca he sido stoniano, y digo esto con temor, porque hoy, en un país entregado a la confrontación de principios sagrados, cuando se celebra el 40 aniversario del concierto de los Rolling Stones en el extinto estadio Vicente Calderón, me puede acarrear no pocos insultos cariñosos y algunos no tanto.   

Además, en aquella época si eras de los Beatles no podías ser de los Rolling, porque era como entregarte al enemigo y yo siempre he sido más de los de Liverpool. Aunque tengo que confesar que durante estos cuarenta años, he bailado como un poseso con Brown Sugar o Satisfaction.

Pero no estuve en el Calderón aquella tarde de tormenta épica, encerrado en casa, al resguardo de la lluvia y el viento, porque todos mis colegas sí que fueron a rendirse antes sus satánicas majestades y no podía quedar con nadie. Ese estigma me ha acompañado toda mi vida, porque parecía que si te gustaban los Beatles, para alguna gente eras un negado para el rocanrol. Ya veis, un negado para el rocanrol a quien ha bebido los vientos detrás de Deep Purple o Lou Reed o Yanis Yoplin o Miguel Ríos.

Así es la vida, en algún momento tienes que salir del armario y confesar que nunca, salvo alguna canción, te han puesto los Rolling Stones.  

 

sábado, 2 de julio de 2022

La OTAN y la inocencia perdida

 


En los años ochenta muchos clamamos contra la OTAN, incluso algunos votamos por no entrar. Éramos jóvenes felices e indocumentados, embebidos en la inocencia de una izquierda, que veía el mundo como un jardín de flores, incapaz de ver que el lobo siempre está al acecho. Éramos pacifistas que creíamos en la bondad de la humanidad, que yo no digo que esté mal, sobre todo cuando tienes veinte años y la vida no te ha hecho ver que hay mucho mamón suelto, dispuesto a vender su alma al diablo, para llevarse por delante todo aquello que entorpezca su narcisismo.

También había motivos para pensar que todo estaba cambiando. La llegada de Gorbachov al poder en la URSS en 1985, podía significar el fin del enfrentamiento entre el este de Europa y occidente. Además, nuestra ceguera eurocéntrica (esto es válido para la derecha y la izquierda) nos impedía ver que muchas cosas estaban cambiando y nuevos actores llamaban a la puerta reclamando una posición de valor en el reparto geoestratégico del planeta. Como así ha sido.

Vivíamos en un mundo muy distinto al actual. El de ahora,  con manadas de lobos pululando a nuestro alrededor, dispuestos a hincarnos el diente, a la primera de cambio. Lobos financieros; lobos belicistas; lobos de a Dios rogando y con el mazo dando; lobos políticos ahítos de poder.

Si algo he aprendido, muy a pesar mío, a lo largo de todos estos años, es que la seguridad es un valor fundamental en una sociedad democrática. Porque de nada sirve creer que vivimos en el mejor de los sistemas políticos posibles, si no tenemos defensa contra los lobos. A veces me pregunto si la OTAN y occidente, en vez de haber estado jugando a los barquitos durante estos años o al Monopoli con los oligarcas rusos, con su sátrapa a la cabeza, estaríamos en esta situación. El gran truco del diablo (digo esto como encarnación del mal) es que nos ha hecho creer que no existe, y en occidente pecamos un poco de flower power en este aspecto.

Nunca pensé que diría esto, pero la OTAN es hoy más necesaria que nunca, porque son muchos los que quieren acabar con nuestro modelo de vida, con todos sus fallos incluidos, y porque al final, Thomas Hobbes va a tener razón y el hombre es un lobo para el hombre, y solo una  buena barrera defensiva puede impedir que nos devore.   

 

La peligrosa huída hacia adelante de Israel y EEUU

  Netanyahu, EEUU y algún que otro país occidental demasiado implicado en su apoyo a Israel, haga lo que haga, sólo tienen una salida al con...