Vigesimoctavo día de cuarentena.
Cultura. El gobierno italiano ha extendido el confinamiento hasta el 3 de mayo,
pero empieza a abrir la mano a la apertura de algunos establecimientos, para ir
normalizando con cautela y en la medida de lo posible la vida en el país. ¿Saben
ustedes cuáles van a ser unas de las primeras tiendas que se han autorizado para
abrir: las librerías. En Italia deben considerar que el alimento del espíritu
es tan importante como el del cuerpo, y nada mejor que los libros para reencontrarse
con ese mundo mágico que se esconde entre sus páginas, en tiempos de austeridad
vital y futuro incierto.
¿Cuántas veces han oído hablar
ustedes en España de la cultura en estos días? ¿Se ha mencionado en las
sesiones parlamentarias alguna vez, como algo de interés público? Oímos hablar
de muertos, que se tiran a la cara del gobierno sin ningún pudor ni respeto; se
discursea sobre dinero y reactivación económica; se habla de todo lo que la
clase política considera importante, y en este juego de intereses no entra la cultura.
No es importante y eso que es el tercer sector económico del país, con más de
700.000 empleos y un 3% del PIB nacional. Doy estos datos para ponerme a la
altura de aquellos a los que solo les interesa la macroeconomía y la rotundidad
de los números.
Pero realmente eso no es lo
importante. La cultura en un país, en este caso España, es una seña de
identidad nacional y social. Ojo que no me refiero aquí a la cultura regional
que alimenta las tradiciones de los diferentes territorios, que hace de España un
país de una gran diversidad, a pesar de que a muchos no les guste. Me refiero a
la cultura universal: el teatro, la literatura, la música, la pintura, el cine,
etc. Esa que sustenta nuestro alma social y particular.
La cultura que estos días de
confinamiento está llenando de vida nuestras casas, nuestras relaciones precarias
sociales, nuestro aburrimiento por tantos días de estar encerrados. La cultura,
una vez más olvidada, ahora en tiempos de pandemia.
Cuando un país relega la cultura
al cuarto oscuro, es un país que se empobrece y se quiere poco, por eso es necesario
que los poderes públicos se la tomen en serio. No nos va la vida en ello, pero
si el alma y, en estos días, hacernos más llevadera la cuarentena. Hasta las
ocho.
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