martes, 27 de septiembre de 2016

Gordos y fumadores

                                               Imagen: Fernando Botero
Publicado en Levante de Castellón el 23 de septiembre de 2016
He leído con estupor que la región sanitaria de York, en Inglaterra, se plantea excluir a gordos, perdón obesos, y fumadores de la lista de operaciones quirúrgicas, si no dan claras muestras de arrepentimiento por haber cometido el delito de comer más de la cuenta, llevar una vida sedentaria o darle al pitillo sin control. Pero como el sistema, imbuido del sentido de culpa cristiana, no quiere parecer falto de caridad, al pecado ha ligado la penitencia. Si el gordo es bueno y adelgaza un 10% en un periodo de tiempo o el fumador demuestra que está haciendo intentos de dejarlo, podrán volver al seno del Señor sanitario público y operarse cuando las autoridades sanitarias así lo dictaminen.
                Al final, las contradicciones de este capitalismo excluyente, que sólo piensa en cómo optimizar el gasto, para aumentar el beneficio, las acaban pagando siempre los mismos. Mientras proliferan los lugares de comida rápida -me resisto a llamar restaurantes a esos sitios donde los azucares y las grasas malas son el ingrediente principal del menú, a precios que invitan a ponerte las botas de refrescos y comida que engorda sólo con mirarla,-los sistemas de salud se lavan las manos y en vez de poner coto a esos paraísos de la grasa trans o mejorar la alimentación de las clases populares, cada vez menos saludable, prefieren culpabilizar al gordo de su gordura, no a este capitalismo de consumo, que nos incita constantemente a comer precocinados, elaborados, dulces, y grasas. Es mejor expulsar a los gordos del sistema, convirtiéndolos en una nueva clase social de excluidos.
                No es broma. Recientemente veía un programa en un canal de televisión privada sobre el estado de Arkansas (EEUU), que tiene una población obesa de superior al 35% de sus habitantes, debido al sedentarismo y el auge de la comida rápida, donde los seguros médicos excluyen directamente a los gordos, salvo que paguen unas pólizas disparatadas y el entierro de un entrado en carnes cuesta el doble que el de un flaco, debe ser por la caja, que necesita más madera, digo yo.
                En cuanto al tabaco, la contradicción de este capitalismo de consumo que nos invade es delirante. Si el tabaco es tan malo, que lo dejen de producir y fabricar, y si no es usted partidario de prohibir nada, pues que cada uno fume lo que quiera y haga de su capa un sayo con su salud. Porque, a fin de cuentas,  gordos y fumadores pagan impuestos igual que los demás, o no.
                 Claro, que uno al final no pude dejar de preguntarse por qué gordos y fumadores tienen que cargar con la culpa de ser unos derrochadores de los dineros públicos, y si como reza el refrán: “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”, quién nos dice que mañana no se va a excluir de la sanidad pública a los promiscuos, a los bebedores de fin de semana, a los que se pasan horas delante del ordenador, a quienes practican deporte de forma obsesiva y su vida es en reguero de lesiones, en definitiva, a todo aquel que no sea potencialmente sano o lleve una vida que no le produzca mucho gasto a la sanidad pública.

                Y es que, en esta sociedad donde a todo se le pone precio y la ideología dominante neoliberal y su obsesión por el beneficio y la acumulación de capital, está impregnando todo lo que hacemos, nadie se salva de quedar excluido de algún servicio que se paguen con dinero público. Otra manera de privatizar, desde la trastienda, lo que por derecho nos corresponde y no se atreven a quitarnos con la cara descubierta. 

lunes, 26 de septiembre de 2016

Diario Esférico. 26 septiembre 2016

Antonio Miguel Carmona, a la pregunta de un periodista si Pedro Sánchez debería dimitir por el mal resultado del PSOE en Galicia y Euskadi, contesta que sí. Será una dimisión como la suya, que tras sufrir un descalabro descomunal en las elecciones municipales al ayuntamiento de Madrid, ahí sigue, como si no hubiera pasado nada. No sé qué diferencia ve él entre el fracaso de Pedro Sánchez y el suyo.
Para el PP las elecciones vascas no han existido. Éxito sin precedentes, califican el resultado en Galicia, tirando de argumentario, y silencio absoluto del resultado en el País.  Vasco.
Todos  han salido en tromba  a felicitar a Rajoy por su éxito: Este es el principio de la recuperación del PP, en toda España, dicen, como si fuese la primera vez que ganan en Galicia, en donde a fin de cuentas, han repetido resultado. Hay que reconocer que ha sido un magnífico resultado, pero de ahí a lanzar las campanas al vuelo en todo el país, va mucha diferencia.
¿Y en el País Vasco? Estas elecciones no han existido, no vaya a ser que a alguno se le ocurra pensar que si el resultado de Galicia es un éxito de Rajoy, el de Euskadi es un fracaso, y eso, en el PP, con toda la guardia pretoriana protegiendo a su líder, no se puede consentir.
Aunque no todos se han olvidado. Xavier García Albiol, no sé si dejado llevar por el entusiasmo, o porque está tan acostumbrado a mentir en los medios, que ya le sale sin pensar, ha calificado ambas elecciones de un éxito sin precedentes para el Partido Popular. O sea,  perder un escaño, quedar el último en las elecciones vascas y convertirse en un Partido que no necesita nadie, es un éxito. Mientras, Alfonso Alonso guarda silencio. Mejor no revolver la mierda.
No me gustaría estar en la piel de Pedro Sánchez. La cacería ya ha empezado y no sólo en su Partido, los medios ya le señalan tapándose la nariz, por su olor a cadáver político. Pero de esto escribiré el viernes en mi artículo de Levante.
Los medios, también dan por muerto a Ciudadanos. Se ve que todavía  no conocen la capacidad de Albert Rivera de transmutarse a sí mismo. Lo cierto es que jugaban en campo contrario.  

PODEMOS, después de habernos enseñado las vergüenzas durante toda la semana pasada, ha obtenido un resultado decente, como siempre por debajo de las expectativas. Empate técnico, entre los con bata y los sin bata. Pero me queda una duda: ¿si no fueran tan bocazas, habrían obtenido mejor resultado? Estos chicos y chicas tienen que aprender que dedicarse a la alta política no es como dirigir un  movimiento social, con sus asambleas, en donde se puede decir de todo y no pasa nada. Ahora si pasa.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Diario esférico. 21 de septiembre de 2016

Querido Pablo Iglesias: Los políticos que tratan de dar miedo me asustan, no puedo evitarlo, quizá porque ya viví una época en la que los políticos se dedicaban a atemorizarnos y cuando esto no servía a encarcelar a la gente. Ya sé que usted sólo pretende a aparecer como el hombre del saco de los poderosos y ricachones que se dedican a amargarnos la vida, pero eso no me tranquiliza, sobre todo, porque la tentación de atemorizar produce una extraña sensación de poder, que acaba siendo difícil de controlar. Se empieza atemorizando a los de arriba y se acaba metiendo el miedo en el cuerpo a todo aquel que puede ser sospechoso de no pertenecer a los de abajo. Siempre ha sido así: la pulsión del poder acaba por convertir en enemigo a todo aquel que puede amenazar el estatus y los intereses de uno.

Por eso prefiero a quien convence sobre quien asusta, aun sabiendo que es imposible que todo el mundo acabe comulgando con las tesis de uno. Es lo que tiene la democracia. Incluso esta que es imperfecta y de baja calidad democrática. Si usted quiere ganar elecciones, mejor no asustar –quien mete miedo al padre acaba atemorizando al hijo- y conseguir una holgada mayoría social que le apoye. Pueden usted y su Partido hacerlo, si son conscientes de que una cosa es protestar en la calle y otra depositar la papeleta de voto en una urna. Es lo que tiene la política, que nadie que se dedique a ella puede pretender permanece inmaculado, a no ser que prefiera asustar a gobernar.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Rajoy y el caos

                                                                                              Imagen: Autor desconocido
Publicado en Levante de Castellón el 16 de septiembre de 2016
En la novela “Sinsajo”: última de la trilogía “Los juegos del hambre”. de la escritora estadounidense Suzanne Collins, el infame dictador denominado Presidente Snow, que sostiene su poder plutocrático en la mentira, el control absoluto de los medios de comunicación, una represión feroz de cualquier disidencia y el  enfrentamiento alimentado por él entre las clases más débiles, dice en un momento de crisis, cuando los rebeldes se aproximan a su centro de poder, llamado Capitolio,  que estos sólo pretenden destruir su sistema de vida, para sustituirlo por el caos y la involución de la sociedad. No sé por qué estas palabras me recuerdan mucho a las que venimos escuchando en los últimos meses desde los cenáculos conservadores más aferrados al poder. No voy a repetir aquí el rosario de declaraciones de dirigentes de la derecha política y mediática, acusando a Podemos de ser un peligro antisistema para la sociedad, y al PSOE de ser el responsable de todos los males que tiene España, desde que decidió no apoyar la investidura de Rajoy a la presidencia del gobierno.
                Ese mantra de: o nosotros o el caos, repetido hasta la saciedad por Rajoy y toda la corte que le rodea, al estilo del presidente Snow, no es que resulte ya aburrido, es que empieza a ser insultante para la mayoría de los españoles, que no le han votado, reduciendo nuestra capacidad de discernimiento político a la nada; quienes no le hemos votado y quienes no le apoyan, son/somos turba inculta que no mereceríamos votar (esto lo digo yo, aunque muchos en esa derecha montaraz y postfranquista que tenemos en España, lo piensen). Si sólo votaran los seguidores del PP, no habría problema para formar gobierno, es más ¿para qué votar? Que elijan entre esa elite de ricos (un 44% más desde que está el PP en el gobierno), al modo feudal de primus inter pares, quien debe ser el que presida la nación, que ya ellos se encargarán de recordarle para quién tiene que gobernar.
                Les puede parecer exagerado este comentario, pero en el fondo de la cuestión, esa es la ideología subyacente. Aquellos que se llenan la boca de democracia desde los púlpitos del poder establecido, son los mismos que la cuestionan cuando esta no les beneficia. Toda democracia que no sirva para que ellos sigan disponiendo del poder a su antojo, es antisistema y perniciosa para la sociedad.  Claro, que si el sistema es el que nos están haciendo creer Rajoy y su monaguillo Rivera, anclado en la desigualdad, la baja calidad democrática, la brecha social y la plutocracia, tendremos que empezar a plantearnos si nos iría mejor con el antisistema, si garantiza más justicia social y mayor democracia.

                La visión univoca del PP y Ciudadanos de España (no voy a comentar el ridículo de Rivera justificando sus vaivenes políticos, por responsabilidad hacia los españoles), me recuerda los eslóganes del franquismo, aquellos que tan famosos se hicieron a base de repetirlos: “España una unidad de destino en lo universal” y “España una grande y libre”. En el fondo, el comportamiento de la derecha en estos meses (otro día hablaremos de la estupidez de la izquierda, aunque creo que de eso ya he escrito) no difiere mucho de esa España construida para que unos cuantos vivieran bien, que negaba la identidad a las diferentes nacionalidades que habitan en el Estado y que consideraba un peligro público a quienes cuestionaran su poder, sigue estando en la mente de la derecha, tan próxima en el tiempo y el espacio al franquismo.  Eso sí, con métodos más refinados para conservar el poder. 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Diario esférico: 14 de septiembre de 2016

Entiende El Español, periódico de Pedro J. Ramírez, que estudiar nuestro pasado más reciente, el que ha habido que reivindicar como memoria histórica, porque se trata de ocultar a las nuevas y no tan nuevas generaciones, es una imposición. Así recoge la noticia del gobierno de Aragón que va a implantar en las escuelas el estudio de la represión franquista, la guerra civil y el golpismo. Parece que la derecha sigue empeñada en borrar cincuenta años de nuestra historia, para que no le salpique las implicaciones que todavía tiene con el franquismo y la represión que desató en los años posteriores a la guerra, que convirtieron a esa dictadura en una de las más crueles del siglo XX.
Estoy un poco bocabajo, es decir, con la cabeza hacia los pies, escuchando cómo las viejas glorias del PP se movilizan tratando de exculpar a Rita Barberá. Escucho a Celia Villalobos defenderla, y sin rubor cuestionar la independencia del fiscal Conde Pompidu. No pasa nada, ella, que lleva junto a  su marido treinta años chupando del bote de la política, se queda tan oreada. Razón tiene Pablo Echenique cuando dice que el PP está pidiendo a gritos un tiempo largo en la oposición, para conseguir limpiar hasta los retretes de Génova de corrupción y corruptos que se defienden entre sí.   

Y ya que estamos hablando de viejas glorias, las del PSOE se empiezan a movilizar. Algo deben estar intuyendo que vuelven a sacar los cuchillos para cortarle la coleta figurada a Pedro Sánchez. La baronesa de San Telmo, además, marca el camino. “El PSOE debe pasar a la oposición”, “con 85 diputados no se puede gobernar”. Vamos,  más claro que el agua de Lanjarón: Pedro Sánchez debe facilitar la investidura de Rajoy. De paso, ella salva el culo presidencial, con perdón, con Ciudadanos en Andalucía, que ya la amenazaron con retirarle el apoyo hace meses si en Madrid se llegaba a un acuerdo de gobierno con Podemos. Cada uno a lo suyo.

La peligrosa huída hacia adelante de Israel y EEUU

  Netanyahu, EEUU y algún que otro país occidental demasiado implicado en su apoyo a Israel, haga lo que haga, sólo tienen una salida al con...