jueves, 5 de diciembre de 2019

Los libros nos salvarán del desastre


¿Os habéis preguntado qué quedaría si la sociedad actual hiperconectada se fuera al carajo porque no hemos sido capaces de preservar el planeta tal como lo conocemos? Cómo no soy adivino no puedo vaticinar nada, pero tengo clara una cosa: lo que quedaría para salvarnos del vacío material y existencial serían los libros. Sí, esos objetos que mucha gente los tiene  como antigüedades de un pasado aburrido sin redes sociales ni internet.
Quedarían para decirnos cómo empezar de nuevo; cómo hacer para no sucumbir a la negrura de un futuro sin conocimiento. Porque un libro no necesita estar enchufado para abrirlo y leerlo, incluso no necesita luz artificial para ver lo que esconde dentro. En esos libros apilados en estanterías públicas y privadas, estaría nuestra salvación.
Al igual que en la novela de Ray Bradbury: “Fahrenheit 451”, la esperanza de aquella humanidad, atrapada en un mundo distópico y controlado por un poder absoluto, donde la postverdad era el instrumento más efectivo de control, se encontraba en los libros; en la sociedad actual, que  por unas causas diferentes pudiera devenir en un desastre global total, ellos serían la guía para volver a empezar.
Algunos pensarán que estoy elucubrando sobre una fantasía oscura, que exagero demasiado, pero puede ser una realidad no tan lejana, si no ponemos remedio al desenfreno con el que nos comportamos ante la naturaleza, como si fuéramos dioses capaces de doblegarla.
 Por eso debemos cuidar los libros como si fueran tesoros que la sabiduría de la humanidad nos lega, esperando que sigan siendo ese lugar al que acudimos para divertirnos, soñar, emocionarnos y acercarnos al conocimiento, y nunca lleguen a convertirse en la única tabla de salvación de lo que quede de la humanidad.  

viernes, 1 de noviembre de 2019

Otra vez en el cementerio a reivindicar a las víctimas del franquismo


Volvemos a recordar hoy a todas las víctimas de la dictadura franquista. Este año con la satisfacción de que el gobierno ha hecho justicia histórica con la democracia, sacando al dictador Franco del Valle de los Caídos (nada de general, Franco tiene que pasar al historia como lo que fue: un dictador fascista, todo lo demás son intentos de blanquear su figura).
Este país, tan dado a reconocer, homenajear e incluso utilizar a las víctimas del terrorismo en el interés propio de la derecha posfranquista, se vuelve olvidadizo hasta el sonrojo cuando ha de reparar la dignidad de todas aquellas víctimas del mayor terrorismo de Estado que ha vivido España en toda su historia. Un país que sigue plagado de cunetas, fosas comunes, monumentos a los caídos del bando franquista, olvido de los miles de exiliados y expedientes judiciales que serían un oprobio para cualquier democracia.
Por eso seguimos yendo todos los años el 1 de noviembre a los cementerios; seguimos poniendo flores en las tapias de los cementerios, para que la muerte injusta de todos aquellos demócratas no caiga en el olvido, y algún día, igual que por fin Franco ha salido de Cuelgamuros, el Estado democrático se decida a reparar esta injusticia histórica, que es la verdadera herida que nunca se acabara de cerrar hasta que no haya justicia.
No hay alternativa posible a que sean las instituciones las que se impliquen en la búsqueda de las víctimas y entrega a sus familiares, igual que lo hace el Ayuntamiento de Castellón, desde que gobierna la izquierda, porque antes lo único que había era silencio y olvido por parte de las instituciones locales.
No es venganza, es vergüenza, lo que hoy, uno de noviembre, sentimos, al ver que el neofranquismo y su desprecio a las víctimas de la dictadura, vuelve a levantar cabeza en la sociedad española, y no es porque el gobierno haya sacado a Franco de Cuelgamuros, sino porque le derecha y su ultranacionalismo español, ha dado alas al fascismo de Vox, que durante tantos años ha estado silenciado.
    

jueves, 24 de octubre de 2019

Exhumación del dictador Franco.


               

                Hace poco escribía que fascismo y dictadura son incompatibles. Como decía Sartre, refiriéndose  la muerte: los dos no podemos entrar juntos en un ascensor. Pues esto es lo que pasa con la dictadura franquista y la democracia que tenemos en España: no pueden convivir en el mismo espacio. Por eso, que el dictador Franco haya estado todo este tiempo enterrado en un mausoleo de Estado con todos los honores, ha supuesto para cualquier demócrata una vergüenza, que no se puede justificar con la cantinela de la reconciliación de todos los españoles, ni la manida de no hay que abrir viejas heridas. Que Franco haya estado enterrado todo este tiempo en el Valle de los Caídos revela que hemos consentido un territorio de impunidad fascista, intolerable en una democracia. Además, nos retrata como un país que  no ha hecho el suficiente ejercicio de contrición  del fascismo que lo gobernó durante cuarenta años, esparciendo por toda la geografía la infamia de los muertos enterrados sin tumba, sin identificar, y que ha convertido España en una gran fosa común, solo superada por el terror de otra dictadura como la de Pol-Pot en Camboya. Triste honor, que parece no querer ver la derecha patriótica, que tanto le gusta agitar la bandera, sin pudor por no exigir que se solucione, de una vez por todas, esa página negra de nuestra historia y nuestro presente.
                Sí, porque resulta incompresible que la derecha -aquí excluyo a Vox, porque ya sabemos que ellos están con Franco en todos sus pensamientos- no haya hecho el suficiente ejercicio de democracia alineándose con todos aquellos que quieren y desean que se ponga fin a los estertores, todavía algunos muy dramáticos, del franquismo en España. Uno siente vergüenza ajena cuando escucha a Riviera decir con respecto a la exhumación de Franco: “A mí me da igual porque yo nací en democracia”. Es tal la falta de conocimiento histórico que demuestra, tal la poca empatía con las víctimas del franquismo, que asusta. Quizá por eso, cada día está más vinculado a esa idea de España una, grande y libre, que tanto juego le dio al franquismo. La necedad es la enseña de los ignorantes.
                El Partido Popular no sorprende, de alguna manera siempre ha tenido en su seno a los nostálgicos de la dictadura, haciendo gala de una política postfranquista de la que no es capaz de desprenderse. A Casado, que también nació después de muerto el dictador, me gustaría decirle, que un país democrático, que él aspira a gobernar, solo se puede sustentar sobre la firmeza de las convicciones democráticas, y estas son incompatibles con cualquier atisbo de justificación de la dictadura, y mucho menos con el mantenimiento del dictador con honores de jefe de Estado. Ha tenido una oportunidad fantástica para alinearse con los demócratas de este país, incluso para liderar la normalización de la democracia, alejándose de la dictadura y resarciendo las reivindicaciones de sus víctimas, y la ha tirado por la borda, todo por miedo electoral, o porque quizá, no están tan desprendidos del franquismo, como nos quieren hacer ver.
                Pablo Iglesias, de quien no dudo que se alegre de la exhumación del dictador, una vez  más ha metido la pata. Me gustaría decirle que sacar a Franco debería ser una prioridad absoluta para cualquier demócrata, y mucho más si se define de izquierdas. No puede haber aplazamientos por que haya unas elecciones, simplemente por respeto a los miles de demócratas que han sentido como una afrenta que el dictador estuviera enterrado en el Valle de los Caídos, que espero empiece a llamársele por su nombre: Cuelgamuros.  Criticar que se saque a Franco ahora es de una torpeza supina, otra más, de una ceguera política tan grande, que solo le permite ver lo que tiene delante de las narices. Además, si él hubiera querido, hoy su Partido sería un miembro del gobierno que está sacando a Franco de su tumba de dictador perpetuo. A veces, sería  mejor que callara la boca; que estemos en periodo electoral no significa tener que decir siempre una memez.
                Por último, ha llegado al hora de intervenir en el Valle de los Caídos, primero para que deje de ser la fosa común más grande España y de Europa: segundo, para se convierta en un gran centro dedicado a la memoria histórica, no solo para recordar a sus víctimas, también para explicar a las generaciones actuales y futuras quién fue Franco, cómo fue su dictadura, y qué consecuencias tuvo para la población española y España, de represión, falta de libertades, atraso y palurdismo. Sería la mejor manera de ver que el franquismo es un mal recuerdo del pasado, que no estamos dispuestos a olvidar, seamos de derechas o de izquierdas.  
                 

domingo, 6 de octubre de 2019

El blanqueamiento del franquismo



               
                
La Historia ha sido siempre vapuleada por el poder. Cuanto más poder autoritario, más vapuleo. Ningún régimen político se ha escapado de esta tentación, pero sí es cierto, que la democracia permite instrumentos para que la investigación del pasado se haga de la manera más rigurosa posible. No así las dictaduras o el nacionalismo, que siempre han reescrito la historia acomodándola a sus intereses.
                Sin embargo, ahora que en España hay una democracia consolidada, según nos dicen los que no quieren que se consolide de verdad, la derecha se ha lanzado en tromba a blanquear el franquismo y presentarnos al dictador como una víctima a la que no se la deja descansar en su lecho mortuorio. Incluso van más allá, al cuestionar que la democracia no tiene derecho moral para retirar a Franco los honores que todavía sigue ostentando.
                No voy a comentar lo que la extrema derecha está diciendo estos días sobre la República, intentando mostrarla como un nido de rojos vengativos, confabulados para destruir España. Eso ya nos lo han dicho durante décadas, y por lo que se ve el discurso no ha cambiado[JMG1]  con el tiempo. Franco, para la extrema derecha sigue siendo un ídolo, motivo suficiente para que procuremos tenerla en cuarentena. Lo he repetido mil veces: democracia y fascismo son como el agua y el aceite: incompatibles.
                Lo preocupante es que la derecha, supuestamente democrática, esté justificando ese discurso profascista de la historia, suscitando el blanqueamiento de la dictadura franquista con exabruptos históricos, y amenazas guerracivilistas, que sólo conducen a dar más alas a la extrema derecha. Ni que decir tiene, su alianza con el fascismo del siglo XXI, para obtener poder sin ningún tipo de catadura moral. Quizá sería bueno que la fiscalía, tan diligente en algunos asuntos, empezara a intervenir cuando dirigentes políticos de la derecha y la extrema derecha hacen declaraciones que solo tienen como objetivo sembrar el miedo de una parte de la población, fundamentado en el odio a los que no piensan como ellos.
                Hay algunas verdades histórica, que la democracia debería defender por encima de todo: Franco fue un dictador, que llegó al poder después de ganar una guerra civil; el franquismo fue una dictadura; las dictaduras no solo encarcelan y matan disidentes, también empobrecen a la mayoría de la población; el franquismo fue una máquina de represión diseñada y alentada desde el Estado y La Iglesia Católica; un dictador no puede estar enterrado con honores de jefe de Estado del máximo nivel en una democracia; las raíces del franquismo son tan profundas, que después de cuatro décadas de democracia la derecha española sigue siendo franquista.
                Vivimos una anomalía histórica, que la Transición no pudo o no quiso solventar, pero ya es tiempo de ponerla fin. Nuevas leyes que defiendan la democracia de sus enemigos; educación para crear una ciudadanía democrática y no susceptible de caer en el discurso fácil y populista del fascismo; o enseñar en la escuela nuestro pasado con rigor histórico, para que nadie pueda salir diciendo barbaridades inventadas sobre la historia  sin pagar un precio social por ello.
                Si seguimos creyendo que la Historia se puede manipular al antojo de ideologías, partidos o líderes políticos, poco habremos avanzado y seguiremos siendo pasto del populismo ideológico, tan de moda últimamente.      
                 







jueves, 26 de septiembre de 2019

Y se acabó el bipartidismo


Queríamos acabar con el bipartidismo, que tanto daño había hecho a España, y lo conseguimos: tres partidos a la derecha, tres partidos a la izquierda. Dos bloques, perfectamente definidos, como había antes, solo que ahora hay que repartir la tarta entre más. Lo que más me sorprende es que los dos partidos que llegaron con un discurso tremendista contra el bipartidismo, son los que más se quejan de que surjan partidos nuevos. Parece que no digieren repartir el poder que ellos habían pensado les podía tocar, entre más.
  Ahora todo el mundo se queja de que la irrupción de Más País fracciona la izquierda, al dividir el voto entre tres. ¿Cuál es el problema? ¿Que donde no se han puesto de acuerdo dos, se van a tener que poner de acuerdo tres? A lo mejor esa es la solución , para acabar con tanto dogmatismo político. En la Comunidad Valenciana, desde hace ya varias elecciones, la izquierda se distribuye en tres opciones y gana elecciones y gobierna. Es cuestión de ofrecer confianza a los electores y ganas de gobernar, no de mandar.  


martes, 24 de septiembre de 2019

Moralistas y política


Dos concejales del ayuntamiento de Castellón han renunciado a la subida de sueldo que aprobó la corporación hace un par de meses. Aunque pueda parecer un gesto de honestidad, tendrían que aclarar si con ellos mismos o con una ciudadanía que no les reclama ese gesto, porque lo que rezuma es un acto de moralismo cuasi religioso; un mensaje que recuerda a los cuáqueros anglosajones, defensores de que la divinidad está en cada uno de nosotros, sin intermediarios. Un cierto fanatismo religioso sin Dios.
Tanto moralista empieza a ser ya aburrido, con sus discursos ungidos de verdad, la única verdad frente a los descarriados que no ven el mundo como ellos. Nada que no hayamos escuchado cientos de veces desde los púlpitos de las iglesias, sinagogas o mezquitas. Desgraciadamente, en este siglo XXI estamos rodeados de moralistas, que nos quieren conducir por el buen camino, que es siempre el que ellos transitan. Y lo que menos necesita la sociedad actual, es ese tipo de personajes, que son un lastre para la libertad individual y, lo que es peor, para la libertad colectiva. Son un freno a las políticas progresistas, que intentan una organización social más tolerante, justa e igualitaria.
 Pero hay otro elemento mucho más peligroso que el moralismo, detrás de la renuncia de unos concejales a una subida de sueldo. Lo que se esconde es el discurso de degradación de la política tan de moda en determinados grupos sociales, imbuidos por ese anarquismo de salón tan al uso en España, que no conduce a ninguna parte, salvo a que los poderosos sigan campando a sus anchas por la geografía patria.
Cuando se cuestiona el sueldo de los políticos o se renuncia a él por motivos morales, el mensaje que se está lanzando a la sociedad es que la política es un asunto menor, que no tiene por qué ser remunerado, o en todo caso de manera simbólica. Esto es terrible porque nos deja desnudos ante el poder del dinero; a que sólo los Donald Trump o Jesús Gil de turno puedan dedicarse a la política, porque ellos no necesitan un sueldo para vivir. Es el camino de la plutocracia, del gobierno de los ricos; la puerta abierta para la corrupción y el uso del Estado como un apéndice de los negocios de sus dirigentes.
Vale ya de tantas lecciones de moral. Lo que tienen que hacer los políticos y concejales del ayuntamiento de Castellón, es gestionar bien el poder que les hemos otorgado; planificar adecuadamente un proyecto de ciudad sostenible, segura, ecológica, en igualdad, culturalmente avanzada e innovadora. Todo con un único fin: el bienestar de sus ciudadanos.
Porque nos importa un pepino lo que ganen, si hacen las cosas bien. Y el que tenga problemas de conciencia que se confiese o dimita. Ya nos encargaremos la ciudadanía de evaluar si su gestión es buena o mala.   
   

jueves, 19 de septiembre de 2019

Reseña "El deseo de Erika" de José Luis Labad


José Luis Labad es un poeta de reconocida arquitectura con los versos y prestigio por su obra, que ya va por los ocho poemarios publicados. Desde hacía tiempo venía contando que estaba preparando una novela, y nos transmitía sus temores en un género que no era al que estaba acostumbrado. Como es un hombre tenaz, el año pasado se publicó esa primera novela que muchos esperábamos: “El deseo de Erika” (Fussión Editorial. 2018).
Hay que decir, que sale bastante bien parado del intento, y que cumple con suficiente solvencia uno de sus objetivos, como es  poner en el mundo de la literatura el barrio donde lleva toda su vida residiendo, el Poblado Dirigido de Orcasitas en Madrid. Recorre con bastante maestría sus calles y plazas, y sobre todo retrata como nadie el ambiente de un barrio de la periferia madrileña, de esos que hace años se llamaban obreros.
“El deseo de Erika” es una búsqueda de la identidad propia en un mundo cada vez más plano, donde todo está cortado por el mismo patrón. Esa búsqueda por ser uno mismo, está contada en primera persona por un personaje, que precisamente diluye toda su identidad en el amor por Erika, en el deseo que este le provoca, no solo sexual, también emocional. Y es aquí donde reside uno de los grandes aciertos de la novela: el contrapunto que existe entre Roberto absolutamente entregado a la relación  y Erika, enamorada de Roberto pero abierta a encontrar en  nuevas experiencias, sobre todo sexuales, una identidad que no alcanza a hallar en el seno de su pareja.
José Luis Labad, es un hombre de mundo y no ha querido dejar al margen de su narración temas tan candentes en la actualidad como el paro, la violencia de género, la soledad, el amor, el deseo sexual, los celos, la desorientación espiritual y la capacidad de autodestrucción personal que tenemos los humanos.
Para finalizar, advertir que “El deseo de Erika” tiene varias lecturas, todas ellas interesantes, pero la magia de esta novela está en no quedarse varado en alguna de ellas, sino navegar entre todas, para disfrutar plenamente de sus páginas   

jueves, 12 de septiembre de 2019

Cambio climático ¿Y ahora qué?


En los años ochenta del siglo pasado, pusieron en la 2, entonces solamente había dos cadenas de televisión, un documental sobre el cambio climático, que unos científicos habían advertido que se estaba produciendo, por causas del aumento de la contaminación  ambiental y explotación de recursos indebida. Ha llovido mucho desde entonces, se han escrito el equivalente a  varias decenas de quijotes sobre el tema, se han hecho conferencias internacionales, programas de televisión, tertulias radiofónicas, cátedras universitarias… y seguimos igual. Peor, porque los augurios más agoreros de aquellos expertos locos y denigrados por ir contra el sistema económico mundial, se están cumpliendo.
Parece que ahora se empiezan a evaluar los costes económicos del cambio climático. Es buena noticia, porque solamente los Estados pondrán freno a esta carrera hacia la destrucción del planeta, cuando los costes superen a los beneficios. Y en ello parece que estamos. La destrucción del litoral por devastadoras tormentas capaces de soltar en pocas horas el agua de  muchos meses; la quema incontrolada de bosques; la contaminación provocada por combustibles fósiles, híbridos y sin hibridar; las olas de calor y frio a destiempo; el abuso de recursos para criar ganado como si fueran bienes de producción industrial; el crecimiento desmesurado de las tierras agrícolas, en manos de grandes multinacionales, que esquilman los recursos naturales con el único fin de especular con la agricultura y aumentar sus beneficios; el recurrente abuso de la mentira y el engaño de gobiernos y empresas, vendiéndonos la idea de que están haciendo algo por el medio ambiente, cuando sólo están maquillando la depredación que hacen de recursos y los insoportables niveles de contaminación que generan; y lo que es peor: la muerte, el empobrecimiento y destrucción de la vida, que está provocando el cambio climático,  nos están avocando a un mundo sin recursos y enfermo, en el que la diferencia entre clases cada vez va a ser más acusada, ya no tanto por los niveles de renta, sino por el acceso a los recursos naturales.
Nos dicen que cada uno de nosotros podemos hacer algo, pequeños actos para revertir el cambio climático. Calderilla frente a lo que el poder puede hacer, que además nos tiene con la atención alejada de su responsabilidad. Nosotros podemos asumir una parte de la solución adquiriendo conciencia, no porque reciclemos o cerremos el grifo o nos compremos un coche hibrido o dejemos de usar plásticos. Todo hace, pero la verdadera asunción de responsabilidades vendrá cuando exijamos a los gobiernos que actúen; cuando dejemos de comprar todo aquello que contamina o esquilma recursos; y sobre todo, cuando retiremos nuestro voto a aquellos que no se comprometan, con medidas de verdad, a revertir el cambio climático. Esa es nuestra arma; la carga de profundidad que tenemos contra un sistema que prioriza el beneficio económico por encima de nuestra salud y la del planeta, que es lo mismo.
¿Por qué no se han desarrollado más las energías renovables? ¿Por qué seguimos con vehículos impulsados con combustibles propios de la segunda revolución industrial? ¿Cuál es el motivo para qué la producción de alimentos, de todo tipo de alimentos, se haga con métodos industriales, que están denigrando nuestra alimentación y agotando recursos? Cualquier pregunta que nos hagamos tiene una sola respuesta: El control de los recursos y los beneficios que estos aportan a las grandes multinacionales del  mundo, en complicidad con los gobiernos.
Frenar el cambio climático, es una de las grandes revoluciones que tenemos que hacer en el Siglo XXI, quizá la más importante, porque si no hay planeta o lo hacemos difícilmente habitable, nada tiene sentido. Está bien que hagamos micro actos individuales o en pequeñas comunidades, pero eso no es suficiente; eso es el triunfo del pensamiento liberal positivista, que nos hace creer que el individualismo es el motor que impulsa la sociedad. Error si lo aceptamos. El individualismo de nuestros actos, es el divide y vencerás, el zapato hecho a medida para que el poder se sienta cómodo. Sólo si asumimos la tarea de revertir el cambio climático con acciones colectivas que pongan al poder contra las cuerdas, y esto no tiene que ser violento, lo digo como aviso a navegantes, podremos dar la vuelta a esta tortilla que ya huele a quemada.     

martes, 3 de septiembre de 2019

EL DIRECTOR. Reseña del libro


David Jiménez, en su libro “El Director”, hace un ejercicio de malabarismo para mostrarnos el sombrío mundo de las relaciones del poder y los medios de comunicación, sin que parezca que se trata de una vendetta contra el diario en el que trabajó muchos años y acabó dirigiendo hasta su defenestración.
Ignoro cuánto hay de verdad y de venganza en sus páginas, pero más allá de sus opiniones acerca de algunos de sus antiguos compañeros y directivos del periódico, lo que hace David Jiménez es poner negro sobre blanco, en papel y para la eternidad, lo que es un secreto a voces en esta España de fobias y filias, de corruptos y moralistas, de un poder que tiene entre sus objetivos primordiales controlar todo con sus sucios tentáculos, para no salir  nunca perjudicado.
Por otro lado, narra con suma pulcritud la descomposición de un medio que durante años ocupó una de las primeras plazas en influencia política e información. Malos gestores, redacciones convertidas en telerrealidad, directores abonados a la teoría de la conspiración, pesebrismo económico del gobierno de turno, todo un despropósito que no solo ha sido la hoja de ruta de ese medio, sino de todos los grandes medios de comunicación del país.
Si siempre hemos tenido detrás de la oreja que la prensa nos mentía en lo relacionado con el poder, o por lo menos nos contaba solo una parte de la realidad, ahora esa sospecha se convierte en certeza, para desgracia de una profesión donde los buenos periodistas abundan, cada vez menos libres  para ejercerla, constreñidos por los intereses de los gestores de la mano de los poderosos o quienes pretenden serlo.
reseña de

domingo, 18 de agosto de 2019

Feria Renacentista de Medina del Campo


Medina del Campo fue, durante casi dos siglos, una de las villas más relevantes de Castilla. Cuna de una de las grandes ferias que se celebraban en Europa durante la Baja Edad Media y el
Renacimiento, en donde se empezaron a girar las primeras letras de cambio; documento que revolucionó el comercio europeo. En su Palacio Testamentario muere Isabel I de Castilla, apodada La Católica. Fue una de las ciudades abanderadas en la lucha de los Comuneros de Castilla contra el “extranjero” Carlos I. Riqueza, prosperidad, intensa vida cultural y centro económico y  político del reino, ha conservado en su casco el viejo esplendor de sus palacios, una de las plazas mayores más grandes de España y el famoso Castillo de la Mota, fortaleza militar muy bien conservada en la actualidad , que en contra de la creencia popular, nunca fue habitado por reyes ni corte alguna.    
Desde hace varios años, se celebra en Medina del Campo una Feria Renacentista, que evoca la sociedad y el ambiente de la época, además del recuerdo de su pasado comunero, con la quema de la villa por parte de las tropas imperiales, ante la negativa de sus habitantes a entregarles la artillería que se custodiaba en su interior.
La Feria, que se celebra a mediados de agosto, llena las calles de actos conmemorativos de aquel tiempo, con la participación de todos sus habitantes que, o bien disfrazados de época, o encuadrados en escuadrones comuneros o realistas, escenifican batallas y desfiles, con el transfundo de un espléndido mercadillo renacentistas. Merece la pena visitarla en alguna ocasión, para sentir como era la vida en un tiempo esplendoroso y cruel, que marcó la historia de España para siempre. Pero eso es otra historia.        












miércoles, 17 de julio de 2019

Wences Rambla. 50 años de abstracción pictórica







 La primera impresión que uno tiene al entrar en la exposición de Wenceslao Rambla, inaugurada este 17 de julio de 2019 , es que se encuentra ante una gran  muestra de abstracción geométrica. Las líneas rectas, los ángulos, el color definiendo la geometría, la luz que se esconde tras las formas… todo indica que Rambla es un maestro que conoce el arcano de la matemática y su plasmación artística en figuras y líneas.
Sin embargo, cuando la lógica se relaja y deja paso al alma, lo que nos encontramos es una obra que podríamos calificar de abstracción poética de la geometría. No hay una sola composición que no nos revele la pureza de la naturaleza en su estado más conceptual, más abstraído de la forma, para sumergirnos en la mirada delicada del artista, que trata el color como un espacio que define el tiempo, la memoria. Porque Wenceslao Rambla nos habla de los paisajes que ha visto, que se han quedado prendidos en su memoria a lo largo de su vida. Paisajes que vierte en la tela como quien escribe un poema medido, reglado, con la rima de la belleza y ritmo de sus recuerdos.
Todas las obras que se pueden ver en la exposición “Wences Rambla. 50 años de abstracción pictórica”, en el Museo de Bellas Artes de Castellón, hasta el 20 de octubre, representan una forma de mirar el mundo, la del artista que se vuelca en conceptos, en la abstracción que el tiempo ha ido puliendo en sus recuerdos. Wences, quiere que no nos perdamos en lo superfluo, que nos fijemos en lo esencial, en el color de la naturaleza hecho geometría, pero a la vez, sin perder la emoción de los sentidos, la pureza poética que se transluce en su obra, a veces en pequeños matices en la combinación de los colores, en la introducción de grafías ilegibles que la humanizan, o en la sensualidad de la curva, que nos deja entrever el pulso poético de Wences Rambla, cuando trabaja y cuando observa el  mundo.
Dice Rosalía Torrent, comisaria de la exposición y directora del MACVAC: “Su trabajo creativo se fundamenta en una base en la que se entrelazan lógica e intuición, subjetividad y objetividad, emoción y raciocinio; lo que no hace sino reflejar el carácter de este artista, para quien la pintura es una forma de conocimiento”.
Wences Rambla es, en definitiva, el artista que ha encontrado el camino de la belleza, a través de la abstracción poética de la geometría, algo que no está al alcance de cualquiera.


jueves, 11 de julio de 2019

Algunas reflexiones sobre la investidura a presidente del gobierno.


Así veo yo la investidura de Pedro Sánchez. No se puede pactar un gobierno a la valenciana, porque la izquierda no alcanza la mayoría. No se puede pactar un gobierno a la portuguesa, porque la izquierda no tiene la mayoría. Eso parece ser que a PODEMOS no le entra en la cabeza, y está planteando la negociación como si  los números dieran una mayoría suficiente para sostener el gobierno. No es así y, por tanto, Pablo Iglesias debería bajar sus aspiraciones, porque no me gustaría que  nos encontráramos en una situación en la que sacar adelante cualquier ley sea un esfuerzo de titanes. Lo que se impone es una legislatura de geometría variable, en la que el gobierno va a tener que pactar con la derecha y la izquierda (no toda la derecha, afortunadamente, son PP, CIUDADANOS y VOX), y eso hace bastante complicado que PODEMOS esté en el gobierno. A pesar de ello, se le ha ofrecido un programa, que tendrán que sacar adelante en el Congreso (no sólo por firmarlo ya está cumplido),  la posibilidad de entrar en los segundos y terceros escalones del gobierno e, incluso, que algún independiente propuesto por PODEMOS se siente en el consejo de ministros.
Esta es la realidad y lo demás son brindis al sol, que no llevan a ninguna parte. PODEMOS debe ser consciente de que el 28 de abril perdió casi la mitad de su electorado, y que eso ha imposibilitado un gobierno con mayoría entre ellos y el PSOE. Por tanto, sería conveniente que se dejaran ya de estrategias y tonterías, y se pusieran a negociar lo que se les ha propuesto, que no es poco, para llegar cuanto antes a una investidura y un gobierno que empiece a solucionar los problemas que tenemos los españoles.
El PSOE, el 28 de abril, obtuvo un buen resultado, pero insuficiente. Eso no se les debería olvidar cuando salen en los medios de comunicación enseñando músculo, como si tuvieran mayoría absoluta. La discreción, parece ser que tampoco es una virtud de ellos.  A veces, uno tiene la sensación de que no nos están hablando a los ciudadanos, sino a otros, no sé… barones, la derecha, la banca, el IBEX 35, o vaya usted a saber a quién se dirigen. Hay que ser un poco más humildes, ya que la otra parte negociadora no parece serlo. Pero necesitan a PODEMOS, si no la ecuación, sea cual sea, no se resuelve, porque no se trata solo de que salga adelante la investidura con la abstención de la derecha, idea que me parece una tomadura de pelo a los votantes y una marcianada, sino de gobernar cuatro años, para solucionar, por lo menos en parte, los graves problemas que tenemos en España de desigualdad, de género, de medio ambiente, de pobreza, de vivienda, etc., etc., etc. El que gana y quiere gobernar en unas elecciones ha de ser generoso, y a lo mejor, digo a lo mejor, no lo están siendo suficiente con quienes deben ser sus apoyos parlamentarios en estos cuatro años.
No sé si merece la pena el desgaste que están teniendo por su mala cabeza negociadora, pero sí me preocupa que ese voto de mal menor para que la derecha/extremaderecha no gobierne, se apague por aburrimiento y desafección. O lo que es peor, que lleguemos a la conclusión que la izquierda, la que hay hoy en España, es incapaz de gobernar, porque prevalecen sus intereses de partido, por encima de los de los españoles.
Una última cosa: Es urgente que la ley electoral sea modificada, para acabar con estos espectáculos poco edificantes, que están dando los políticos de uno y otro bando. Quizá sería bueno un sistema de segunda vuelta, para elegir quién preside el gobierno o la comunidad autónoma. Es fácil: si en una primera vuelta no sale un partido con mayoría para formar gobierno, que se haga una segunda vuelta, en donde sólo votemos a los dos o tres candidatos, que hayan sacado más votos en la primera vuelta. De esta manera, tan simple y sencilla, seríamos los votantes quiénes elegiríamos al presidente/a del gobierno. Así evitaríamos pactos ocultos, como esos amantes que hacen manitas debajo de la mesa. No poca casa, visto lo visto.

jueves, 4 de julio de 2019

Diario Esférico 04.07.2019. Nules prohibe un concierto machista


               
El Ayuntamiento de Nules ha suspendido un concierto por el contenido machista de las letras del cantante. No acabo de descifrar bien qué diferencia hay entre suspender y prohibir. Y prohibir un concierto o cualquier otro acto porque no nos gusta lo que se va a decir, me suena mucho a los tiempos en  que había que presentar en la Dirección General de Espectáculos, las letras que se iban a cantar cuando se organizaba a un concierto, para que lo autorizaran. Franquismo en estado puro, que quizá los concejales que ahora han tomado esa decisión no hayan vivido, y por eso son tan casquivanos en sus decisiones dudosamente democráticas. La democracia no se puede mover en los términos de la lógica franquista, de aquello que no le gustaba lo prohibía o perseguía.
En una democracia lo que no gusta se combate con propaganda, debate o saliendo a la calle a denunciarlo, pero prohibir, suspender una acto para no tener que oír aquello que nos molesta, es esconder la cabeza como hacen las avestruces -aquello que no veo no existe-, más propio del totalitarismo sea del signo que sea, o defienda las ideas que defienda
¿Qué pretende el Ayuntamiento de Nules prohibiendo un concierto machista? ¿Decir que ellos defienden la igualdad de género más que nadie? ¿Escaquearse de hacer labor pedagógica entre los jóvenes que vayan a asistir, para que rechacen ese tipo de actitudes? ¿Hacernos ver qué ellos nunca lo habrían contratado?
Más bien pienso que están haciendo el ridículo, aplicando una especie de ley mordaza municipal, que lo único que va a conseguir es que un cantante machista, del que deliberadamente no he dicho el nombre, adquiera una notoriedad que no tenía. Torpeza del equipo de gobierno y falta de educación democrática.    

martes, 2 de julio de 2019

Con su permiso le estoy robando


Permisividad. Esta es la única palabra que se me ocurre para definir el poco interés que ponemos los españoles ante la lista de morosos fiscales. Después de su publicación la semana pasada y ya olvidada, deberíamos estar todos tirándonos de los pelos, como  un acto de contrición al caernos del caballo, al igual que San Pablo, entonces Pablo de Tarso, se dio cuenta de que era un pecador sin rumbo espiritual, porque quizá nos hemos equivocado de chorizos encarcelados. A lo mejor están dentro muchos de los que deberían estar fuera y fuera muchos de los que deberían estar dentro.  
                Ya sé que esto suena fuerte, pero cuando uno ve la lista de defraudadores fiscales y la cantidad de lo defraudado, es decir robado sin más adjetivos, tiene que dudar de nuestro sistema penitenciario, que ha llenado las cárceles de carteristas de clase baja, cuando los que nos han robado cientos de miles o millones de euros están fuera, probablemente disfrutando este verano del sol, la playa y la buena cerveza.
                Me pregunto: ¿Si en España se considera delito fiscal el fraude superior a 120.000 €, que ya es tener la mano ancha para este tipo de delitos, cómo es posible que todos estos señores y señoras estén en la calle? Vale que tengan artificio para  no pagar lo que nos roban, pero que no pasen por el chabolo una temporada es poco edificante.
                Me aterra pensar que somos tan permisivos con el fraude fiscal, porque dentro de cada uno de nosotros hay un pequeño gran ladrón de guante blanco, que en el fondo, si pudiéramos haríamos lo mismo.  Y claro, considerarnos a nosotros mismos unos chorizos, que estamos dispuestos a robar a nuestro vecino en cuanto podamos, es difícil de creer.  Aunque parece que nuestro vecino no da síntomas de que le importe mucho, total, con el poco sentimiento de colectividad que tenemos en España (parece que cada uno de nosotros llevara un ácrata metido dentro), robar al fisco no es atentar contra lo mío, contra esa palabra tan de moda actualmente: mi propiedad.
                Llevamos años de sufrimiento por los recortes del estado del bienestar, con despidos masivos, con salarios de hambre, con ocho millones de españoles en situación de pobreza. Todo ello impuesto por los mismos gobiernos que han consentido el asalto masivo a la hacienda pública por quienes nos despiden, nos bajan los salarios, reducen prestaciones sociales y empobrecen a la mayoría de la sociedad. Los mismos que nos hablan de patria, de responsabilidad para salir de la crisis; que exigen  a los gobiernos mano dura con quienes se atreven a protestar o presionan para que partidos de izquierda no puedan entrar en gobiernos, no fuera a ser que se acabe la barra libre del latrocinio. Pensemos todo lo que se puede hacer con los 14.000 millones de euros, que según Hacienda han defraudado estos patriotas de lengua afilada y dedos finos. Eso sin tener en cuenta todo lo que ya se ha defraudad y por la magia de las leyes prescrito.  
                Quizá, si dejáramos de pensar en qué es lo que haríamos nosotros si pudiéramos, y nos preocupáramos de lo que nunca se debería hacer, otro gallo cantaría, y más de uno se lo pensaría dos veces antes de empezar a robar al fisco. De esta forma evitaríamos que fuera cierta la frase que pronunció el economista J.M. Keynes en su día: “Evitar los impuestos es el único esfuerzo intelectual que tiene recompensa”.

jueves, 27 de junio de 2019

Diario Esférico 27.06.2019


Dice Ignacio Aguado, que no quiere ningún tipo de acuerdo con partidos que quieran hacer retroceder la Comunidad de Madrid. Está bien, si fuera cierto, porque no ha aclarado si va a aceptar los votos de Vox para ser vicepresidente de la Comunidad, al igual que sus correligionarios de partido los ha aceptado en Andalucía y el Ayuntamiento de Madrid. Sigue Ciudadanos tratando de cuadrar el círculo de no parecer lo que se es. Me parece más honesta la postura de Díaz Ayuso, porque tiene claro que sus aliados naturales están en la extrema derecha y no lo oculta.
¿A qué están jugando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias? ¿Todavía no son conscientes de que el PSOE sin PODEMOS es una marioneta en manos de la derecha,  que sólo tiene como objetivo desalojarles del poder, y PODEMOS sin el PSOE es un actor político sin relevancia? Deberían bajarse del guindo de sus paranoias de poder y llegar ya a una acuerdo de gobernabilidad, porque la derecha, hagan lo que hagan, no les van a dar ni un segundo para el tomar aliento.
Me pregunto, por qué para la Sra. Bonig, líder del PP en la Comunidad Valenciana, y el Sr. Cantó, de Ciudadanos, el Pacto del Botanic es un reparto de sillones y los acuerdos de sus partidos con Vox, repartiéndose también sillones y plagados de letra pequeña, son un ejercicio de responsabilidad democrática.
Los gestos en política son imprescindibles, porque dicen mucho de quien los hace. Pero la estética está hoy en horas bajas. Dos temas me han llamado la atención Castellón. Uno que se haya firmado el acuerdo de gobernabilidad del Ayuntamiento de la capital en un ermita; el mensaje es demoledor para aquellos que creemos que la izquierda debe abogar por un estado laico, donde la política y la religión estén separadas. El otro es la elección del Presidente de la Diputación.  No dudo que la persona elegida esté preparada para ello, pero en un momento de reivindicación de la igualdad entre hombre y mujeres, la izquierda tenía la oportunidad de nombrar una mujer como presidenta, que por cierto sería la primera de la institución, lanzando de esta manera un mensaje inequívoco de defensa de la igualdad entre géneros. Y candidatas tan cualificadas como el elegido había.
Por último, reconocer la labor hecha en la Diputación de Castellón por dos personas que han hecho del consenso y la promoción de la cultura objetivos primordiales al frente de la Diputación saliente. Me refiero a Javier Moliner y Vicent Sales, presidente y  vicepresidente salientes. No me cabe duda que la nueva Diputación va a ir por este camino y a ellos les deseo mucha suerte en sus nuevos proyectos.
   

martes, 25 de junio de 2019

Las derechas descorchan el machismo


La campaña de desprestigio e intimidación de las mujeres, continúa desde la extrema derecha, sin que la derecha autodenominada “constitucionalista” parezca que se despeine. No son exabruptos aislados de machos ibéricos de bar, los que estamos escuchando contra la sentencia de la Manada, contra la ministra de justicia o contra las mujeres que se atreven a denunciar ese machismo resurgido en tiempos de reivindicación de la igualdad de las mujeres. Qué casualidad. Estamos asistiendo a un contrataque de los sectores más reaccionarios de la sociedad, capitaneados por la ultraderecha, ahora reagrupada en torno al trasnochado fascismo de Vox y coreado por algunos medios de comunicación,  que en nombre de la libertad de información se han convertido en el amplificador de las invectivas dialécticas de ese partido surgido de las cenizas del franquismo.
                Lo peor que se puede hacer en la sociedad actual es dar pábulo al cerrilismo ideológico, porque despierta los instintos más primarios de ese fascismo larvado que anida en una parte de la sociedad, que siente el progreso como un atentado contra su posición de poder, ya sea este en la política, en el trabajo, en la pareja, en la familia o en la escuela. Y pábulo le están dando a estas ideas regresivas quienes se están sirviendo de ese nuevo fascismo, que detrás del griterío en nombre de España, esconde un cuerpo ideológico incompatible con la democracia.
                El aumento del discurso machista de la ultraderecha, asentido por una importante parte del Partido Popular, tiene como valedor inesperado a Ciudadanos. Este partido, que utiliza el metalenguaje del limbo ideológico, es decir, que nadie sepa lo que pienso para hacer lo que me dé la gana, es el máximo responsable del auge de Vox y sus ideas ultranacionalistas, ultraliberales y ultramachistas. No se puede saciar la sed de poder de sus líderes, apoyándose en el neofascismo de Vox, porque lo único que están consiguiendo es que ocupen un espacio político desde el que pueden amplificar sus retrógradas ideas sobre las mujeres,  por mucho que el partido naranja lo quiera disimular, por muchas piruetas dialécticas que estén haciendo, por mucho enfado que muestren sus dirigentes cuando se les acusa de ser la muleta del machismo de Vox.
                No hay trampolines que posibiliten alcanzar el poder a la derecha saltándose a Vox. Cuando se manifestaron con ellos en la Plaza de Colón de Madrid, o cuando han conseguido que Begoña Villacís sea vicealcaldesa de la capital, o en el caso del PP, Díaz Ayuso, posible presidenta de la Comunidad madrileña con los votos de la ultraderecha, lo que han conseguido es la visibilización política de esta, haciendo que obtengan parcelas de poder. Y llegará a pasar lo que en Andalucía, que la necesidad de sus votos para la gobernabilidad de la Comunidad, está haciendo que Vox, poco a poco, vaya introduciendo medidas contra la igualdad, sin que en Ciudadanos hayan saltado las alarmas.
                La regeneración se ha quedado en regresión, desde que Rivera y su mano derecha Arrimadas, hayan dado por bueno, sin avergonzarse, que Ciudadanos, para ser algo, tiene que ir de la mano de la extrema derecha. Único pacto de la infamia que se ha hecho en este país, en los últimos tiempos. Nuestro querido Benito Pérez Galdós dijo de los hipócritas: «Bajo el hipócrita candor, se esconde una aritmética parda que supera en agudeza y perspicacia a cuanto idearon los matemáticos más expertos».    


miércoles, 19 de junio de 2019

Putas, guarras, zorras


Putas, guarras, zorras. Estos son los insultos que tuvieron que soportar las concejalas de Barcelona en Comú, en la constitución del nuevo consistorio barcelonés. Parece que sus oponentes políticos no tenían mejores argumentos para expresar su descontento a la traición que  esas concejalas habían hecho al ideario independentista. Pero no es de esto de lo que quiero hablar. Sino de los comportamientos machistas, tan arraigados en la sociedad, que cuando a unos ciudadanos/energúmenos deciden protestar, cabe esperar que cargados de sus razones, sólo se les ocurre recurrir al insulto contra las mujeres, que parece es lo más fácil si tiramos de lo que nos cuece en las entrañas.
                A pesar de tantas campañas de igualdad; a pesar de todos los 8 de marzo exitosos que ha habido en los últimos años; a pesar de aprobar leyes para equiparar a mujeres y hombres; a pesar del auge del feminismo en el último siglo; y a pesar de los pesares, nada ha cambiado desde la Edad Media. Los intra comportamientos de la sociedad siguen estando donde estaban, y las mujeres sieguen siendo unas zorras en las que fijamos nuestra ira cuando ellas son partícipes de algo que no nos gusta o nos incomoda.
                Damos por sentado que hay una parte de la sociedad que nunca va a considerar a las mujeres como iguales. Una parte que ahora sale a relucir, y que tiene unas ideas sobre la mujer, sus derechos y la igualdad, que no difieren mucho de las  que tenía San Agustín en el siglo V:  «Nada hay tan poderoso para envilecer el espíritu de un hombre como las caricias de una mujer». A esos los damos por irrecuperables. Sólo hay que leer el programa electoral de Vox, o escuchar algunas declaraciones hechas por miembros de la extrema derecha para darse cuenta. Pero que ciudadanos supuestamente defensores de la igualdad, lancen improperios contra las mujeres por el hecho de serlo, da mucho que pensar. ¿Cuántos de los que gritaron en la Plaza de San Jaume: putas, guarras, se autodefinen como defensores de la igualdad ? No lo sabremos  nunca, pero lo cierto es que el espectáculo fue vergonzoso, denigrante para las mujeres, no sólo para las concejalas insultadas, sino para todas las mujeres y todos los hombres que creemos en la igualdad sin desvíos por enfados políticos o de otra índole. 
                Desgraciadamente, lo de Barcelona no es un hecho aislado. Está más presente en los comportamientos habituales de los hombres y también de las mujeres, de lo que pudiéramos pensar. Aceptamos con normalidad que la extrema derecha, con su discurso en contra de la igualdad, entre en las instituciones, avalada por partidos que supuestamente no comparten esa manera de pensar. No nos escandalizamos cuando se trata, desde el machismo más recalcitrante, de despreciar la violencia de género con falsos testimonios que colocan a las mujeres al pie de los caballos de los hombres. Miramos para otro lado, cuando no asentimos, ante la campaña de desprestigio del feminismo, orquestada desde la extrema derecha, y no tan extrema, y sus medios de comunicación afines, que presentan a este como una secta de mujeres radicales, despechadas y machirulos.
                Nadie ha levantado la voz, salvo algún medio de comunicación tímidamente, contra la despreciable humillación vertida en Barcelona, porque quizá, se podría haber producido en cualquier otra parte y  no queremos vernos reflejados en el espejo de la vergüenza. A fin de cuentas, son mujeres queriendo emular a los hombres. Si estuvieran en casa al cuidado de sus hijos y su marido, no les pasaría esto. Suena fuerte ¿verdad?, pero en el fondo, todos los que gritaron putas, guarras, zorras, aireando el machismo más burdo, no están muy alejados de esa manera de pensar y valorar el papel de las mujeres en sociedad.

martes, 18 de junio de 2019

Cierre Levante de Castellón


El cierre de Levante de Castellón, es una pérdida irreparable para la provincia y el periodismo hecho con criterio y pensamiento crítico. Desde hace casi diez años vengo colaborando con ellos y puedo corroborar esta afirmación, sin temor a equivocarme. La diversidad informativa es una regla esencial de cualquier democracia, para que esta funcione con el principio de libertad, no sólo de expresión, sino también de recibir información, y la pérdida de Levante de Castellón empobrece, con todo mis respetos al resto de los medios, el panorama mediático en la provincia.
Me consta el esfuerzo y entusiasmo puesto por la plantilla, desde su director al último redactor, en sacar adelante y mantener el proyecto de un periodismo progresista y poco afín a las tentaciones del poder. Por eso me entristece sobremanera el cierre, y los efectos que puede tener en la plantilla y en la diversidad informativa  de la provincia.
Asistiré, por ello, el miércoles 19, a la concentración que se ha convocado en la calle Zaragoza, frente a la redacción del periódico, a las 20:00, para reclamar que no se cierre.

viernes, 14 de junio de 2019

El precio del engaño


Publicado en Levante de Castellón el 14 de junio de 2019
La deriva ideológica que ha tenido Ciudadanos desde su fundación hasta la fecha, pasando desde su adscripción a la socialdemocracia inicial, hasta el blanqueamiento actual de la extrema derecha, ha puesto al descubierto que su líder y aquellos que le acompañan sólo tienen cómo objetivo tocar poder al precio que sea, incluso a costa de parecer la veleta nacional, que gira ideológicamente en el sentido que sopla el aire que les lleve a estar en un gobierno, sea del tipo que sea. Así, pasó de pactar con el PSOE para la gobernabilidad del país o de Andalucía, cuando los vientos soplaban hacia la izquierda, a hacerlo con el PP y la extrema derecha de Vox, cuando han olido que es ahí donde pueden tener más posibilidades de conseguir mandar algo.
                Resulta muy paradójico, que el partido que venía a regenerar España, esté siendo el que ha resucitado al franquismo larvado bajo el peso de la democracia, naturalizándolo para la vida pública. Porque el discurso de regeneración, extremadamente nacionalista, recuerda en exceso los inicios de la Falange durante la II República sobre la regeneración de España por encima de los españoles -ya hemos escrito sobre ese tema y el parecido, no sólo físico, sino discursivo de Albert Rivera y Jose Antonio Primo de Rivera-.
                El ahora liberal Albert Rivera, está dejando en buen lugar a la mismísima liberal Esperanza Aguirre; ésta por lo menos nunca ocultó su ideología liberal/conservadora. Sin embargo, el líder de Ciudadanos, curiosamente escondido desde las elecciones del 26-M, trata de moverse en las arenas movedizas del “digo diego”, queriendo aparecer como el liberal llamado a regenerar España, sin que se le note mucho el latido extremadamente conservador que corre por sus venas.
                Ni siquiera se sonrojan, cuando algún dirigente de Ciudadanos sale a explicarnos que ellos no van a gobernar con la extrema derecha, pero que  no van a hacer ascos al apoyo de ésta. Para ello se inventan lo del cordón sanitario al PSOE, como humo que tape su poca convicción democrática, al negociar, aunque sea con  testaferros, con Vox; o hacerlo a escondidas, en secreto, como lo ha hecho su candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid Ignacio Aguado, reunido, con nocturnidad y alevosía, con Vox en un hotel madrileño. Se deben pensar que ellos son más listos que el resto y nos pueden engañar con su palabrería barata de tono grandilocuente en nombre de España.
                Tratan de justificar lo injustificable: que están dando alas a la extrema derecha, y ahora se han inventado que Vox y Podemos son lo mismo, en los extremos del arco político. Una superchería dialéctica, que sólo tiene recorrido en aquellos que quieren justificar la vergüenza de ver como el partido al que votan se alía con los enemigos de la democracia. Y gracia tiene, que uno de los que sostiene esa estupidez sea un millonario, para el que todo aquel que no gobierne a favor de sus millones es un izquierdista peligroso, como para Marcos Quinto, fichaje estrella de Rivera, ministrable de economía, expresidente de Coca-Cola España, que posiblemente ha hecho su fortuna explotando trabajadores, como lo pudimos ver con el largo conflicto que llevaron a cabo los  empleados de la multinacional de refrescos, siendo aquel un alto ejecutivo de la misma.
                La megalomanía de Albert Rivera, el ansia de poder de muchos de sus dirigentes, y fichajes tan cuestionables como el de Marcos Quinto, están llevando a Ciudadanos a un callejón sin salida, que pagarán en la próximas elecciones, al igual que Podemos ha pagado su cortoplacismo después de las elecciones de hace cuatro años. No sólo están revitalizando a la extrema derecha; si se piensan que facilitando gobiernos al PP lo van a desgastar están muy equivocados; si creen que parte de su electorado no les va a castigar por sus alianzas con Vox, son cortos de miras; y, por último, después de cuatro años de mantenedores de políticas conservadoras y regresivas, si esperan volver a levantar cabeza por encima de los ppopulares, su delirio es más grande de lo que pensábamos. Ya saben, el que juega con fuego, amanece meado.   



   


La peligrosa huída hacia adelante de Israel y EEUU

  Netanyahu, EEUU y algún que otro país occidental demasiado implicado en su apoyo a Israel, haga lo que haga, sólo tienen una salida al con...