lunes, 27 de julio de 2015

Exposición "Bajo el Sol de Agosto" de Jaime Giménez de Haro

     
                                                                                        Imagen: Autor desconocido
 Jaime Giménez de Haro (Sagunto 1951) es un pintor de trazo delicado y sensual. Artista polifacético, no solo pinta, también es escultor y ceramista. Su vida a orillas del Mediterráneo le ha enseñado a trabajar bajo los impulsos de la luz y el perfume  de aromas salinos que trepa desde  las límpidas aguas del mar que baña su pasión por la pintura. Sus dibujos, sus cuadros, tiene la delicada serenidad del trabajo sin prisas. Son imágenes mentales de sus recuerdos, en los que el gesto, el movimiento y el color, se balancean sobre una musicalidad ondulada por el vaivén de las olas del Mediterráneo. No nos ha de sorprender que en su obra la imagen femenina tenga una importancia excepcional. Él mismo dice: “   La imagen femenina contiene en mi trabajo una identidad sensual, que muestra el camino de ser y comportarse en su ensimismamiento”.

La exposición que inaugura el 1 de Agosto de 2015 en La Casa Encesa de Oropesa del Mar, con el título Bajo el Sol de Agosto, está cargada de pasión y espontaneidad pictórica. Como escribe Kevin Power: “Jaime se sienta en la mesa para que todo sea relajado, cómodo, al alcance de la mano… no es nada complicado. Es espontaneo y de ningún modo preconcebido”. A través de 100 dibujos vamos a poder contemplar la visión particular que nos propone la mirada de Giménez de Haro bajo el tórrido Sol del mes de Agosto, con un plus de sensualidad añadida en ese cuadro de dos bailarinas, que son su pequeño homenaje al flamenco que, por cierto, estará muy bien representado gracias al arte de la bailaora Marina Giménez Díaz. 

viernes, 24 de julio de 2015

Feliz verano

                                                                                                Foto: autor desconocido
Publicado en Levante de Castellón el 24 de Julio de 2015
Parece que este verano no hay tregua informativa, y  no porque la enésima ola de calor que estamos padeciendo sea objeto de portadas; ni tan siquiera el consumo de energía al que estamos sometidos por temperaturas y humedades que nos someten a una paliza diaria de desgaste físico, está siendo capaz de provocar una tregua en la acelerada política de esta país.
                Hace años, en verano, se hablaba de la guerra de las banderas en el País Vasco; de los desfiles de localidades en fiesta, que con una fuerte tradición machista no dejaban participar a las mujeres y, estas, tozudas ellas, se empeñaban en hacerlo; de las operaciones salida y entrada; y de fichajes de futbolistas, torneos deportivos y festivales de verano. Todo dentro de una normalidad estival que relegaba la política a un segundo plano, con sus ministros, señorías, líderes de la oposición y demás políticos de turno, con la mirada puesta en las vacaciones, si estaban en Julio, y el solaz vacacional en Agosto. Había tiempo, incluso, para comentar quién había prestado el chalet de veraneo del Presidente, o cuándo llegaban y qué hacían los miembros de la Casa Real en Mallorca, en una foto fija qué sólo cambiaba porque los hijos y nietos de los monarcas se iban haciendo mayores. Pero, hasta esto ya no es lo que era con la familia real centrifugada por infidelidades y corrupciones.
                Pero este año no. Deber ser que hay muchos intereses políticos en juego y la sucesión de elecciones encadenadas que nos van a meter a los españoles, catalanes incluidos, en el libro de Record Guinnes por ser los que más hemos votado en un año desde la Revolución de Cromwell en la Gran Bretaña de 1653, no dan tregua para el descanso, algo que les viene muy bien a los medios de comunicación, para seguir construyendo noticias que nos mantengan en vilo y  hacer caja, que tanta falta les hace.
                Sobre esto de los medios, me gustaría comentar el culebrón que se ha organizado en Madrid por la web municipal “Versión Original”, teniendo como instigadora a la zarina antisoviet de Madrid Esperanza Aguirre. Uno no acaba de entender por qué el Ayuntamiento madrileño, cualquier ayuntamiento, no puede tener una web que salga al paso de noticias incorrectas, por no decir falsas, que tienen como único interés desprestigiar al equipo municipal, curiosamente de izquierdas, y enemigo público número uno de la derecha más casposa de este país. Tampoco entiendo por qué no se puede citar al medio o periodista que es autor de noticias falseadas. Que cada uno apechugue con sus actos. Y para que esto no suceda, lo mejor es que se cierre la página de desmentidos, no vaya a ser que los ciudadanos acabemos conociendo la verdad de las cosas, y los prohombres y promujeres de la caverna puedan seguir campando a sus anchas, sin temor a que les saquen los colores. En el hueco que las queda por no publicar mentiras, podrían explicar por qué la Comisión Europea, comandada por sus amigos de la derechona continental, puede tener una web idéntica a “Versión original” sin que ellos habrán la boca, y el Ayuntamiento de Madrid, no puede tenerla.
                Aunque lo que tiene nerviosos a nuestros políticos y a nosotros abrumados por la cascada incesante de noticias, son las elecciones por venir. Por un lado, a la vuelta de la esquina, las catalanas, con sus idas y venidas independentistas, soberanistas, federalistas, autonomistas y españolistas. “Joder, qué tropa” que decía el conde de Romanones. No sé si algún día serán capaces de aclararse entre tantas coaliciones, algunas de ellas imposibles por su disparidad ideológica, en donde los que quieren mandar no quieren encabezar las coaliciones electorales -¿por qué será que tienen tanto miedo a dar la cara?-. En este juego de teatro de sombras, todos asistimos a una carrera incesante, que nos deja más agotados que el calor, que a mi juicio tiene más que ver con los intereses de una clase política por mantener y ocupar espacios de poder, ya sean estos independentistas o no, que con los problemas reales de destrucción del estado de bienestar que tienen los catalanes. Sólo cabe esperar que después de tanto esfuerzo estival, el buen juicio acabe imperando y el seny catalán acabe situando a cada uno en su sitio.
                Las elecciones generales no tienen fecha, pero ya se está actuando como si estuviera marcada en el calendario y los nervios de los Partidos están a flor de piel. Es natural. Hay mucho en juego en estas elecciones  y todo el mundo quiere llegar en las mejores condiciones posibles, lo que ha provocado que nuestros políticos se queden sin vacaciones este año. Incluso, sus señorías diputados y diputadas han visto como el periodo de sesiones del congreso se ha alargado durante todo el mes de Julio. Y es que el pánico en el Gobierno y el Partido Popular ha cundido ante la posibilidad de perder las próximas elecciones y les han entrado las prisas por dejarlo todo atado y bien atado, en su carrera para desmantelar el estado de bienestar. Pero ello, cuando usted vuelve de la playa, de su paseo por la montaña, o de su visita monumental, se encontrará con que los periódicos y telediarios parece que no están en verano y las noticias sobre una intensa actividad política no le darán el respiro deseado de ese olvido de la realidad cotidiana que todos buscamos en verano.
                Pero esto no es lo único. También el aluvión de noticias que surgen a diario de los nuevos ayuntamientos y comunidades autónomas están contribuyendo a perturbar nuestras ganas de desconectar. Las elecciones municipales y autonómicas han dado un vuelco al panorama político en España y los cambios que están poniendo en práctica los nuevos gobiernos están a la orden del día. No puede ser de otra manera. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana, en Castellón, en Valencia, en Alicante, la tarea de reconducir la actividad política hacia metas de bienestar y sentido común, en donde la ciudadanía sea la protagonista, después de años de corrupción y gobiernos mezquinos con la mayoría de la sociedad, está requiriendo un esfuerzo que se traduce en más sobrecarga de información que la deseable para la estación estival.

                Ignoro si ustedes están cansados de tanta noticia acumulada y echan de menos esas serpientes informativas de verano que tan refrescantes nos resultaban. O si les da igual lo que está sucediendo a su alrededor y viven el calor ajenos a todo esto, concentrados en pasarlo bien entre tinto y tinto de verano y siestas del copón. En mi caso, como habrán podido observar por este artículo, hay un cierto cansancio mental, por eso me despido de ustedes hasta septiembre, para dejar que el calor me derrita la sesera sin más preocupación que una buena lectura, sesteo y alguna que otra cerveza con la familia y los amigos.

viernes, 17 de julio de 2015

Javier Krahe. La guasa sin prisas

                                                        Fotos: Carátula interior del disco La Mandragora
Publicado en Levante de Castellón el 17 de Julio de 2015
Esta semana ha fallecido Javier Krahe, el cantautor de Marieta, esa canción metáfora del perdedor, que siempre llega tarde : “Y yo que fui a rondarle/la otra noche a Marieta/la bella, la traidora/había ido a escuchar a Alfredo Krahus./Y yo con mi canción/como un gilipollas, madre/Y yo con mi canción/como un  gilipollas”, que es un monumento a la ironía de la vida, desde la mirada de este andaluz, el más serio de todos los andaluces de Zahara de los Atunes, cargada de sorna y guasa, eso sí, sin perder la compostura. Hace años, antes que la fama televisiva rondara por los alrededores de su vida, fui a verlo en algunas ocasiones a La Mandrágora, aquel tugurio cercano a El Rastro madrileño, en la Cava Baja, donde actuaba junto a un Joaquín Sabina, que ya despuntaba como el poeta de lo cotidiano en castellano –que grande es el destino llegando a juntar a Sabina y Serrat, los dos juglares del siglo XX que nos han cantado la vida tal como la vivimos-, y a Alberto Pérez, que por aquel entonces cantaba canciones de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
                En La Mandrágora, a principios de los años 80 se juntaba la progresía madrileña de carajillo (el gin tonic era cosa de snobs como Paco Umbral)  y la izquierda arremangada que hizo La Transición a golpe de manifestación, esa tan denostada hoy por quienes quieren hacer borrón y cuenta nueva, sin darse cuenta que están haciendo lo mismo que hicieron sus padres y madres en aquellos años de urticaria democrática, pero sin La Mandragora donde tomarse unas cervezas, al olor de las conversaciones “izquierdistas”, en un local que mantenía una neblina de humo de los cigarrillos, constante. Tampoco pueden escuchar a Javier Krahe cantando La Hoguera. “Pero dejarme, ay, que yo prefiera/la hoguera, la hoguera, la hoguera./La hoguera tiene qué sé yo/que sólo lo tiene la hoguera.”
                Muchas veces me pregunto qué habría sido de nuestras vidas, si no hubieran existido personajes como Javier Krahe, que con sus canciones, un tanto bullangueras, nos han hecho comprender que la vida se puede y se debe desdramatizar, sin grandes alardes, sólo con un poquito de sencillez y humor. Parece esto imposible en los tiempos que corren, donde la aceleración que nos imponemos para nuestro ritmo de vida, nos obliga a correr hasta para reconocernos a nosotros mismos, añadiendo drama a unas existencia que vive demasiado condicionada por todo lo que nos rodea, y unos medios de comunicación machacantes, controladores, que nos dicen en todo momento como tenemos que comportarnos, con mensajes contradictorios. Un ejemplo: por un lado te fríen a publicidad de comidas rápidas, con altos niveles de grasas, azúcares y sal, y por otro te dicen que hay que comer sano y guardar la línea. Un lío, para que cualquiera se encuentre dentro de la sociedad de consumo.
                Es lo que tiene haber perdido nuestra libertad como ciudadanos, para ganar la esclavitud como consumidores, que uno ya no sabe que pensar ante un escaparate y prefiere que le digan lo que tiene que comprar, es más cómodo y nos libera de ese miedo a la libertad, que es título de un espléndido libro aparecido en 1941, aunque por qué no reconocerlo, algo denso y tedioso, a veces,  de Erich Fromm “, en el que nos describió cómo la ausencia de libertad preparó el camino a unas condiciones psicosociales que condujeron a Alemania y parte de la sociedad europea al nazismo. Hoy, desgraciadamente, se vuelven a dar esas condiciones psicosociales de ausencia de libertad, ya no tanto política, que también cada vez más, gracias a la Ley Mordaza, como intelectual y mental, a la que nos están reduciendo convirtiéndonos en consumidores acríticos, que está abriendo las puertas a un totalitarismo de consecuencias incalculables para la sociedad, una vez que hayamos perdido del todo nuestra condición de ciudadanos y, por tanto, poseedores de derechos, para vender nuestro alma al diablo por una tarjeta de crédito. 
                En esta sociedad de prisas y diversiones enlatadas y precocinadas, ya no tendría cabida aquel personaje de la canción del extremeño Pablo Guerrero, “Pepe Rodríguez, el de la barba en flor”, que cuando llegaba la tarde cogía el metro hasta Sol,  subía las escaleras silbando una canción y mirada en ristre llegaba a la Plaza Mayor. Ese Pepe Rodríguez que era celta, árabe, íbero y español. Nuestra vida desbocada hacia la nada, sin gracia, no nos permitiría ese gesto de libertad de Pepe Rodríguez, ni de aprender inglés una noche en un mesón. Porque cuanto más rápido vayamos, menos tiempo tendremos para pensar y más fácil será convertirnos en una sociedad dócil y servil con el poder. Una sociedad sin concesiones al humor, ni a la ironía, salvo cuando esta sea políticamente correcta. ¿Y quién decide que es lo políticamente correcto y lo que no? Me temo que usted y yo no. Que si nos dedicamos a saltarnos las normas acabarán marginándonos hasta que la maquina depredadora del consumo acabe engullendo nuestra incorrección, para colgarla en forma de camiseta en una tienda de souvenirs.
                Ahora estamos en verano. Teóricamente, desde el sentido común, deberíamos parar nuestras veloces vidas y descansar, aburrirnos un poco, divertirnos sin preocupación y dormir la siesta como ceporros. Pues no. Los cerebros que mueven los hilos de nuestros deseos y querencias, no lo van a permitir. Nuestra vida no puede bajarse de la vorágine precipitada que nos han impuesto. Por esto mismo, ya han pensado por nosotros qué es lo que necesitamos, que no es otra cosa que unas vacaciones activas y dinámicas. Turismo activo, ocio dinámico, diversión precocinada y masticada, para que nosotros sólo tengamos que tragar. Así vemos viajes extenuantes por desiertos en jeep, vacaciones de aventura a paraísos exóticos, eso sí, bajo la seguridad de un guía; cruceros de diversión asegurada para toda la familia, sin descanso. Todo dispuesto para que sigamos alimentando la industria del consumo y no tengamos tiempo de pensar demasiado.

                Pero no sé por qué, al escribir esto me invade la sensación de estar perdiendo el tiempo, como si fuese un pasmarote en medio de una autopista donde todo va a una velocidad imposible. Recuerdo las noches en La Mandragora, donde el mundo se detenía hasta que Javier Krahe, junto a Sabina y Alberto Pérez, ocupaban el pequeño escenario, y nos hacía creer que todo era posible, sin prisas, paladeando el tiempo. Sin embargo, ahora que tengo la impresión llegar tarde a muchos sitios, me viene a la mente la canción de Javier Krahe: “Y yo con mi artículo como un  gilipollas, madre.”

sábado, 11 de julio de 2015

Tarjeta roja a la Troika

                                                                Imagen: Autor desconocido
Publicado en Levante de Castellón el 10 de Julio de 2015
Escribir sobre el referéndum griego es un salto al vacío, porque es muy posible que cuando ustedes lean este artículo les parezca un documento de la prehistoria, por la velocidad con que se suceden los acontecimientos. No obstante, trataré de plantarles algunas reflexiones sobre cuestiones de carácter menos inmediato, que deja entrever el referéndum.
                Lo primero que me llama la atención es la contestación ciudadana que se está articulando en el sur de Europa, hartos de tanta política de austeridad implantada desde Berlín y Bruselas, como cabezas visibles del nuevo capitalismo neoliberal que gobierna las instituciones europeas. Un movimiento que si bien es cierto surge como catalizador de la indignación y el enfado de importantes sectores de la población, ha ido estructurándose políticamente, planteando alternativas de gobierno al desolador panorama político al que los Partidos tradicionales han sumido a Europa. No es de extrañar que Mariano Rajoy haya puesto todo su empeño en desprestigiar al gobierno griego y deslegitimar el referéndum, anunciándonos el apocalipsis de san Juan si triunfaba el no.
                En este contexto, el papel que ha jugado la socialdemocracia europea, primero ante las negociaciones con Grecia, en donde han estado en todo momento alineados con las posturas neoliberales, hostigando a los negociadores griegos para que aceptaran un acuerdo que sólo tiene como fin asegurar el cobro de la deuda a bancos y paisas acreedores, a costa de vaciar el estado griego de toda iniciativa política y económica. Es decir, convertir a Grecia en una colonia de las instituciones europeas. Pero también, ha resultado muy penoso escuchar los titubeos de algunos líderes socialdemócratas europeos a la hora de respetar el referéndum griego, e incluso llegar a cuestionar su idoneidad -¿cómo es posible que un socialdemócrata cuestione un referéndum, que da la voz a la ciudadanía por encima de las instituciones?- Hay algo incompresible en esta actitud, por no hablar de la beligerancia que han mostrado algunos, como el líder del PSD alemán Sigmar Gabriel, que con una virulencia exacerbada ha acusado a Atenas de “romper todos los puentes con Europa”.
                Este errático comportamiento de la socialdemocracia, que durante años ha estado mirando para otro lado, conforme el neoliberalismo ha ido implantando sus políticas de destrucción del estado de bienestar, sobre todo en los países del sur de Europa, les ha llevado a dejar de ser la opción del cambio que muchos europeos están reclamando, colocando a sus Partidos a los pies de los caballos de un liberalismo benefactor de las clases dominantes y el poder económico, que sólo están trayendo desigualdad y pobreza en crecientes capas de la población del continente. Y no sólo en el sur de Europa. En los teóricamente países ricos del norte, la brecha de desigualdad está creciendo a marchas forzadas, solamente paliada por el poderoso estado de bienestar que han tenido, ahora en claro retroceso. Es sólo cuestión de tiempo que la Europa de los mercados se acabe comiendo a la Europa social, que estuvo en el germen de la construcción comunitaria. Así las cosas, no es de extrañar la pérdida de peso político que está teniendo la socialdemocracia, viendo como emergen Partidos a su izquierda que empiezan a ocupar el espacio ideológico que ellos abandonaron hace tiempo.
                Otra de las cuestiones que llama poderosamente la atención, es el cuestionamiento de la democracia que ha recorrido el continente desde las instituciones y el establishment europeo. El referéndum griego ha puesto negro sobre blanco que para los mercados y la derecha neoliberal, la democracia es un sistema político sólo válido cuando no atenta contra sus intereses. Algunas de las declaraciones que hemos escuchado en estos días son de un talante tan antidemocrático que asusta, porque nos muestran el camino por el que el poder de dinero está dispuesto a transitar para seguir manteniendo sus beneficios. Cuestionar un referéndum y desprestigiar al gobierno que lo convoca, está más cerca de un pseudofascismo del siglo XXI, que de una democracia en la que la soberanía del pueblo es el principio fundamental de su existencia, tal como aparece en los primeros capítulos de la mayoría de las Constituciones de los paises que forman parte de la Unión Europea. Concretamente en España en el preámbulo y en el artículo 1.
                La voluntad de acaparar todo el poder se ha visto con claridad en el comportamiento de los medios de comunicación, que desde el minuto uno de la convocatoria del referéndum se han posicionado, primero a cuestionarlo y hacernos creer que es una consulta inútil porque el pueblo griego no tiene capacidad para cuestionar las políticas de le UE; y segundo haciéndonos creer que en Grecia imperaba el caos con corralitos, desabastecimiento, fraccionamiento de la sociedad, violencia entre partidarios del sí y el no, etc. No me extiendo porque cualquiera que haya visto, escuchado o leído las noticias de estas últimas semanas, sabe de lo que estoy hablando. Cuando la realidad, a pesar de su empeño en hacernos creer que la sociedad griega estaba muy enfadada con su gobierno, y el Sí iba en aumento exponencialmente, ha sido otra muy distinta, como todos hemos podido comprobar.
                Como anécdota me llama la atención la dimisión del ministro de economía Varufakis. Tiene su gracia, que habiendo ganado el referéndum sea él quien dimita, y no la haga nadie de la instituciones europeas, incluido el ministro de finanzas alemán W. Schäuble o el de economía español L. de Guindos, como máximos atizadores del gobierno griego. Cuando uno se implica tanto se debe dimitir si tu opción pierde en un referéndum. Pero la democracia para estos señores es simplemente un juego de monopoli.
                Hagamos una última reflexión. Lo que está sobre la mesa no es un problema económico, como nos quieren convencer tantos economistas y tertulianos de pro.  Ni siquiera un asunto entre deudores y acreedores; si sólo fuera esto ya se habría solucionado. Lo que está en juego es un problema político de dimensiones continentales. Estamos ante una feroz lucha de clases iniciada en el sur de Europa, en donde nos jugamos mucho. De ahí el miedo constante que quieren inocularnos ante las nuevas opciones políticas que están surgiendo, nada revolucionarias, por cierto, que están cuestionando el discurso monolítico del neoliberalismo, de que las cosas sólo pueden ser de la manera que ellos dicen. Cuando son ellos los que en el fondo tienen miedo de que descubramos que sí se pueden hacer de otra manera. Por ello su virulencia ante el referéndum griego, o el resultado de las elecciones en España.

                Y de ahí la reacción atropellada y beligerante de Alemania, España, los líderes de la derecha europea, y la Troika. Porque ellos sí saben que el triunfo del No en Grecia va más allá de lo que formulaba la pregunta. Los griegos no han cuestionado su permanencia en el euro ni en la UE. A quienes han sacado tarjeta roja es a los dirigentes europeos y sus políticas de austeridad, para beneficiar a bancos y mercados financieros. Y eso no lo pueden soportar.

domingo, 5 de julio de 2015

President Ximo

                                                                                                  Foto: autor desconocido
Publicado en Levante de Castellón el 3 de Julio de 2015
Al nuevo presidente de la Generalitat Valenciana le he conocido con el nombre de Ximo, y ahora, bajo el título de Molt Honorable, creo que va a seguir siendo Ximo, porque es un hombre de trato afable, aunque ha de tener cuidado, porque los oropeles del poder acaban levantando rejas que aíslan y distancian al poderoso, alejándole de la realidad, y sobre todo, ha de cuidarse de aquellos aduladores que sólo tratan de mantener sus privilegios a costa de ensalzar y vanagloriar al rey. Es de esperar de Ximo Puig, hoy alzado a la más alta dignidad de la república (lo pongo con minúscula porque me refiero a la cosa pública, no a un sistema de gobierno) valenciana, siga con los pies en su tierra morellana, y que la sabiduría que dan las alturas y el frío, alejen de él a lisonjeros y zalameros.
                Dicen que Ximo Puig tiene un sueño, el de convertir la Comunidad Valenciana en la Finlandia del Mediterráneo. No sé si será cierta esta utopía de convertir el Levante peninsular en una tierra de progreso, culta y justa en la distribución de la riqueza. Aunque con eso nos conformaríamos, que en Finlandia hace mucho frío y las noches son muy largas. Pero es un  buen sueño, una quimera por la que merece la pena trabajar y luchar, después de tantos años de vivir en la Ínsula de Barataria, con gobernadores que sólo pensaban en zampar, holgar y echarse al bolsillo lo que no les pertenecía. Aunque no le va a ser fácil, ni a él ni a su gobierno. Muchos son los enemigos que se le van a cruzar en el camino, y no precisamente se va a topar con molinos, aquellos son gigantes de los de verdad, duros de roer y con otro sueño no menos poderoso: enriquecerse a costa de los demás, sin cortapisas ni caballeros andantes que se interpongan en su camino.
                De hecho ya antes de empezar a gobernar los tambores de guerra han empezado a sonar desde las tierras lejanas donde reside el gobierno central. Montoro, el hombre/ministro que se creyó custodio/propietario de los dineros del Estado, avisa que el grifo de la financiación autonómica se ha cerrado. Es decir, muerte por asfixia hasta las elecciones generales, por lo menos, no vaya a ser que cunda el ejemplo de que otra política es posible, y  las huestes de Génova caigan derrotadas como en la batalla de las Navas de Tolosa, la unión de los reinos cristianos acabó en 1212 con la hegemonía musulmana en el sur peninsular. Pero también ha de cuidar sus propias filas, muy proclives a enzarzarse en discusiones bizantinas que no aportan nada al progreso de los valencianos. Nada nuevo que él no sepan de la izquierda y sus peleas cainitas.
                Pero para empezar la cosa pinta bien. En el discurso de toma de posesión del domingo pasado como President de la Generalitat, Ximo Puig ha estado a la altura de un buen estadista, dando síntomas de que muchas cosas van a cambiar bajo su presidencia, con ideas claras y fáciles de entender, y un concepto de la democracia sustentado en el estado de bienestar, la igualdad, la cultura y la justicia. Frases como “recuperación del poder por parte de los ciudadanos” o “un gobierno al servicio de las personas”, son muestras de que el nuevo gobierno valenciano va en serio y se ha tomado a pie juntillas el mandato que los ciudadanos le han dado en las urnas. No es baladí que el nuevo presidente de los valencianos nos anuncie que su gobierno va a estar presidido por la regeneración ética, la lucha contra la desigualdad, una cultura potente y un nuevo contrato social que modernice la educación, la sanidad y los servicios sociales. Y lo mejor de todo es que es un presidente creíble, por parecer honesto, que en sus primeras intervenciones está llegando a la gente, no sólo a los valencianos, de otras latitudes peninsulares me han llegado ecos de que les gusta ese Ximo Puig.
                De la investidura, aparte de lo dicho y el magnífico discurso del President, saco tres conclusiones. La primera es que posiblemente la convivencia entre PSPV y Comprimís no va a ser fácil, pero hay una voluntad de meter a los valencianos en la senda del progreso, que va más allá de las disensiones partidarias. Y he de decir que me ha gustado mucho ver a Mónica Oltra junto al President, saludando en la calle, lo que manda una señal de fortaleza que es más necesaria que nunca, para hacer frente a los embates  que va a recibir este gobierno desde la derecha en su conjunto. La segunda, es que hay que reconocer el exquisito comportamiento del expresident Alberto Fabra, elegante y con gran talente democrático, en todo este proceso, y el traspaso de poderes que le hizo a Ximo Puig el domingo, muy alejado de las bravatas y mala educación de otros y otras dirigentes del Partido Popular en la Comunidad Valenciana y otras geografías. Alberto Fabra ha demostrado cómo debe ser la derecha civilizada y demócrata que esta sociedad necesita. La tercera conclusión tiene que ver con Podemos. A mi juicio se han equivocado de estrategia al no entrar en el Consell valenciano. Los tacticismos electorales no casan muy bien cuando hay que arrimar el hombro para avanzar en democracia e igualdad, y su entrada en el gobierno les habría posibilitado estar en la primera línea del cambio. Las sociedades se cambian cuando se gobierna, no estando en la oposición. Además, cuando los electores votan a un Partido lo hacen para que gobierne, no para que se mantenga en la oposición por razones tácticas o de pureza ideológica, cuando tienen oportunidad de hacerlo. Creo que Podemos no ha estado a la altura de lo que pedíamos los ciudadanos y se le va a echar de menos, el domingo ya se le echo de menos. Escudarse en garante del Pacto del Botánico es tratar de disimular la invisibilidad que da la oposición. Y si el cambio en la política valenciana va adelante, lo pagarán en las próximas elecciones, pues ellos solamente habrán participado como invitados.
                Quiero creer que si el President sigue siendo Ximo, no me cabe la menor duda de que el futuro de los valencianos y valencianas va a ser mucho mejor, y que la Comunidad podrá recuperar aquel otro viejo sueño de ser unas de las regiones más prósperas de España. Sueño que se truncó cuando los que llegaron a la política para enriquecerse, colonizaron el levante peninsular.

                Ximo Puig ha hecho suyas las palabras Jaime I: “Amar y proteger a todas las personas y el pueblo, hacer reinar la justicia, y velar para que los grandes no opriman a los pequeños”. Si ese es el camino “Benvingut al nou president”. Y si no, “que la nación se lo demande”.

La peligrosa huída hacia adelante de Israel y EEUU

  Netanyahu, EEUU y algún que otro país occidental demasiado implicado en su apoyo a Israel, haga lo que haga, sólo tienen una salida al con...