Vigesimotercero día de
cuarentena. Seguimos a velocidad de crucero. En estos días de confinamiento se
escuchan muchas noticias, verdaderas o falsas, que nos llegan con un constante
bombardeo informativo que empieza a ser cansino. Por eso la televisión pública
debe comportarse con rigor, mucho rigor, a la hora de enfocar y decidir cómo
edita una información. Con tristeza tengo que decir que no está siendo así, que
en muchos momentos parece estar abonada al espectáculo mediático en el que se
ha convertido el coronavirus para algunas televisiones privadas. Qué estas no
sean rigurosas, y algunos programas están muy lejos de ese concepto, se puede
entender, porque al final, transmiten lo que sus dueños quieren que se
transmita. Por eso están llenas de mercachifles de la palabra, vendemantas de
la información, propagadores de bulos, vociferantes profesionales y tertulianos
que en un programa dicen una cosa y en
otro la contraria, si eso les llena el bolsillo. Ciertamente que se salvan
algunos programas y tertulianos, pero pocos. Ya sabemos la calidad de la
televisión privada en España y convivimos con ello.
Lo que no es compatible con una
información pública y veraz, es que TVE, mejor, algunos programas de TVE, hayan
caído en ese tipo de periodismo televisivo, que poco o nada, aportan a un buen
conocimiento de los hechos. Voy a ser más explícito, que así me explico
mejor. Esta mañana escucho una noticia
sobre como está afectando el coronavirus a la localidad de Tomelloso. El Ayuntamiento
informa que hay 104 fallecidos, en cifras oficiales, que son las que nos deben
importar, hasta que no se demuestre lo contrario. Todo bien hasta que deciden
completar la noticia con algo parecido al primo de Rajoy, aquel supuesto
climatólogo del que echaba mano el expresidente para justificar que su
gobierno no tomaba ninguna medida para detener el cambio
climático. La presentadora da paso al cura del pueblo de al lado, para quien no
lo haya visto, una autoridad contrastada en esta epidemia. Este señor, no sé si
ungido o no por la gracia divina, desde el púlpito, como se hacía a la vieja
usanza, dice que a él le han dicho algunos curas, no sabemos quiénes ni
cuantos, que las cifras oficiales son mentira, que en realidad hay 180 muertos,
dejando caer veladamente, que el Ayuntamiento de Tomelloso, que por su puesto
debe estar dirigido por personas que no son de su agrado, está engañando al
pueblo. Todo un alarde de rigor científico, transmitido por la televisión
pública a las 10 de la mañana. Qué esto lo haga Ana Rosa Quintana, vale, pero
TVE, preocupa.
Si el único bastión que nos queda
de información veraz y rigurosa hace esto, qué podemos esperar cuando las
noticias está sometida a la cuenta de resultados de las cadenas privadas y el
bonus de sus ejecutivos. TVE no puede pasar de estar controlada por el gobierno
de turno, a convertirse en Patio de Monipodio donde todas las noticias valen, si
enganchan audiencia.
Seguimos bajando. Hasta las ocho.
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