Cuadragésimo primer día de
cuarentena. Indignada. Está muy indignada la derecha porque el gobierno, según
ella, está tratando de coartar la libertad de expresión, incluso utiliza a la
Guardia Civil para callarnos la boca. Se siente amenazada porque el Ministerio
del Interior se ha propuesto acabar con los bulos, tan del gusto de ella para
crear un estado de animadversión popular contra ese gobierno pérfido, que todo
lo hace mal. Dice que el gobierno hace uso de los cuerpos de seguridad para
impedir que se le critique; lo que no dice es que la mayoría de los bulos de
los que ella se hace eco son para desprestigiar al gobierno falsamente. El
último, la utilización de Casado de un informe que no existe, que declara al
gobierno el peor gestor de la crisis del mundo mundial; o la pretendida
estadística de un fantasma instituto denominado INEA, que también califica de
catastrófica la gestión del gobierno.
Está muy indignada la derecha,
con su Abascal diciendo barbaridades y su Cayetana compitiendo con él. Está tan
indignada que se ha olvidado de la Ley Mordaza. Sí, aquella que se sacó el cristianísimo
Fernández Díaz de la manga, para poder encarcelar a todo el que criticara en
demasía al gobierno de Rajoy y su empobrecimiento de la sociedad española. Aquello
no les indignó. Por eso, mientras metían en la cárcel a titiriteros,
sindicalistas, raperos, twitteros y demás fauna detestable que a la derecha no
le gustaba, ella se emocionaba poniendo cruces, al mérito de algo, a vírgenes.
No es la primera vez que se
indigna. Ya lo hicieron hace unos años cuando empezaba a arreciar el
conocimiento de la corrupción y se volvieron arriba con declaraciones que solo
puede hacer quien piensa que el Estado es parte de su patrimonio. A Luis XIV de
Francia se le atribuye la frase: “El Estado soy yo”, pronunciada ante el
Parlamento francés, para dejar bien claro quién mandaba en el país vecino. En
la calle Génova se proclama: “el Estado es mío y puedo hacer lo que quiera con
él”. A lo mejor es por eso por lo que la derecha está indignada, porque no
pueden hacer de su capa un sayo en esta pandemia, como ya lo hicieron en la
crisis del 2008, con Ley Mordaza incluida.
La verdad es que no es la primera
vez que se siente perseguida, viene de lejos: “Es evidente que el gobierno
persigue al PP”, dijo Mariano Rajoy en agosto
2009, cuando la corrupción de su Partido empieza a ser de dominio público. Qué
decir de María Dolores de Cospedal que se quedó tan oreada después de declarar
en las mismas fechas que su jefe: “Es la primera vez que el gobierno utiliza la
Fiscalía, no para debilitar a ETA, sino a la oposición”. ¡¡Chapeau!! No me
extraña que lleve indignada desde 2009.
Siempre que ella no está en el
gobierno manejando el poder a su placer, tiene que estar indignada, porque no
se le puede perseguir antes por la corrupción y ahora por no dejarla lanzar
bulos y falsas noticias. Ese no es el país que a ella le gusta.
Bueno, nos vemos a las ocho.
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