lunes, 11 de mayo de 2020

10º día de desconfinamiento. Discreción


10º día de desconfinamiento. Discreción. Escuchar a la consejera de Sanidad de Castilla-León, Verónica Casado,  da gusto. Si hacen memoria es esa doctora que en 2018 recibió la distinción de Mejor Médica de Familia del Mundo, por su labor en un centro de salud de Valladolid, y hace no mucho, lloraba desconsolada en las Cortes castellano leonesas, cuando hacía mención a los sanitarios muertos en la región, todos compañeros de ella.
Porque la consejera Verónica Casado, después de escucharla a esta mañana en una emisora de radio, sigue siendo médica de familia, por encima de su cargo político actual. Con unas cifras en atención primaria envidiables para muchas Comunidades Autónomas, sabe muy bien que no es suficiente y tiene marcado como reto aumentar la capacidad de respuesta, no para una crisis como la actual, sino porque en la Atención Primaria está la clave de bóveda de todo el sistema sanitario futuro.
Decía que Castilla-León tiene unos números envidiables en Atención Primaria: es la que más médicos tiene por cada 100.000 habitantes y la tercera en número de enfermeras, por ejemplo. Sin embargo, su consejera de sanidad, en vez de sacar pecho y convertirse en una diva del esperpento, prefiere la discreción y la prudencia, a la hora de valorar la situación de la pandemia en su región, castigada en parte por su proximidad a Madrid, y seguir trabajando discretamente, hasta que la prudencia la indique que puede avanzar. Por eso, ella misma, no ha solicitado el cambio de fase para una parte importante de la región.
Contrasta esta actitud y los datos de capacidad sanitaria que arroja esa Comunidad Autónoma, con los de su vecina Madrid. Dos comunidades gobernadas por el PP, en las antípodas la una de la otra. Lo que nos tiene que hacer pensar que el buen gobierno se debe, principalmente, al talante del que gobierna y su interés por lo público o no.
Madrid, que está en la cola de todos los datos que se puedan consultar sobre el funcionamiento de su sistema sanitario, sin embargo actúa con una arrogancia, que parece que solo ellos hacen las cosas bien. Pero las cifras se les caen de las manos constantemente, y su presidenta, muy lejos de emular a sus compañeros de partido en Castilla-León, es ya un esperpento andante, presa de su propio histrionismo. Hasta el punto de  mostrar una insensibilidad absoluta hacia las víctimas del coronavirus en su Comunidad. Su aparición ayer en un periódico, no es solo un insulto a la inteligencia, algo que parece tiene bastante escasa, sino un peligro para todos los madrileños. ¿Qué pueden esperar de una presidenta que reconoce, con una falta absoluta de empatía, que dio órdenes de no aceptar en los hospitales madrileños a personas mayores de residencias, porque si se iban a morir, mejor, que se quedaran donde estaban?
Terrorífico. No sé qué pensarán los compañeros de partido y gobierno, más allá del hooliganismo y el tener que justificar que sigue siendo la presidenta de la Comunidad de Madrid, y no la van a dejar caer.
Discreción y prudencia. Quizá sean estas las palabras que todo gobernante debería leer nada más despertarse cada día. Quien lo sigue, llega a buen puerto;  quien no, acaba estrellándose, y con él todos a quienes gobierna.
Nos vemos a las ocho.      

Imagen: S/T 1981 de Andreu Castillejo. Perteneciente a la colección de MACVAC

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