Día tres de cuarentena. Hoy he
vivido cosas que me parecían imposibles. La cola que he tenido que hacer para
entrar a comprar en el supermercado, me ha recordado, sin hacer ningún esfuerzo
para ello, los años de Telón de Acero, y todas aquellas imágenes que nos llegaban de enormes colas para comprar el
pan o lo que hubiera en algunos países del éste, los que estaban bajo el
dominio soviético. Ha sido como vivir una falsa realidad, con la cola, el
guardia de seguridad dando paso, la falta de algunos productos en las
estanterías, la gente con mascarillas, poca, la verdad. Todo ajeno al mundo que
hace una semana vivíamos. Y no sé por qué me ha venido a la cabeza la película
“Good bye Lenin”. Por cierto una obra maestra del cine que os recomiendo, si es
posible encontrarla en alguna plataforma, para estos días de tedio creciente.
Llegan de Italia algunas noticias
esperanzadoras. Según el diario La Reppublica, el número de víctimas en Italia
empieza a descender. Os dejo el enlace por si lo queréis ver: https://www.repubblica.it/cronaca/2020/03/16/news/coronavirus_oggi_rientra_in_italia_il_comandante_della_diamond_princess-251404715/?ref=RHPPTP-BH-I251423878-C12-P5-S2.4-T1
No todo es mal tiempo, como el
que hoy sigue haciendo, para acompañarnos en nuestro retiro. Aunque quizá yo
peque de optimista, y quiera ver la luz donde muchos solo ven oscuridad. Pero
si no pensamos que todo va a ir bien; si nos apartamos de los agoreros, esos
que solo hablan para decir que esto va a ir a peor, ¿cómo vamos a ser capaces
de soportar un encierro de tanto tiempo entre las cuatro paredes de nuestra
casa?
Ahora parece que todo va a peor:
sube el número de víctimas, todos los días nos dicen que los hospitales se van a colapsar, el
mundo se fronteriza y los países se pliegan sobre sí mismos, nos dicen que en China han aumentado
bastante las demandas de divorcio después de la cuarentena. En fin, nada bueno
hay bajo el sol, salvo la noticia de Italia.
Pero a mí los agoreros me cansan, me aburren solemnemente, porque si las
cosas van a ir a peor, ya nos enteraremos, pero mientras, que nos dejen vivir
con ese pequeño rayo de esperanza, de que esto va a durar poco. Por lo menos, así, somos algo más felices,
aunque haya que hacer cola para entrar en el supermercado.
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