Decimocuarto día de cuarentena.
Los aplausos a quienes están en la primera línea de este combate mundial contra
un enemigo invisible, que jamás hubiéramos imaginado ni en las mejores películas
de invasiones a la Tierra, se extienden por todas las ciudades del planeta. Es
la reacción solidaria de la gente común, de aquellos y aquellas que vemos como
los días pasan y no se atisba el final de esta amenaza. Los balcones han dejado
de ser ese elemento decorativo de las fachadas de los edificios, para
convertirse en zonas seguras de la retaguardia, desde las que podemos relacionarnos
con nuestros semejantes, aunque solo sea con la simpleza de una aplauso diario.
Si el mundo es global, ahora lo está siendo más que nunca, a pesar de que
muchos, cegados por sus intereses económicos, políticos o de cualquier otra índole,
no parece que quieran entenderlo.
Contrasta con esa solidaridad planetaria
el comportamiento de dirigentes políticos de algunos países, que no pueden
disimular su ideología de supremacía racial, que los convierte en otro foco de
peligro para humanidad, con sus discursos xenófobos y racistas. Eso es lo que
hemos podido leer tras la cumbre de jefes de estado de la UE (me voy a fijar
solo en este asunto, porque si hablo de los del otro lado del charco, no acabo).
Esa supremacía racial que despliegan
gobiernos como el holandés, el alemán, y otros del norte de Europa, creyéndose
que ellos lo hacen todo bien y que el resto lo hacemos mal, dice muy poco en
favor de los valores que, supuestamente, defiende la UE. Cuando un jefe de
estado sale acusando de repugnantes a otros después de una reunión, es que algo
más allá de los límites normales de una negociación ha sucedido.
Parece que el coronavirus no va
con esos países, como si creyeran que su genética es mucho más poderosa que la
de los demás; qué olor a naftalina histórica, que todavía no se han podido expurgar.
Cómo si el calificarse como ricos les proporcionara
una vacuna contra la pandemia.
Quieren darnos lecciones para no ser solidarios y no se dan cuenta que están poniendo en jaque mate el futuro de la UE; que están alimentado muchos “brexit” por su egoísmo xenófobo.
Quieren darnos lecciones para no ser solidarios y no se dan cuenta que están poniendo en jaque mate el futuro de la UE; que están alimentado muchos “brexit” por su egoísmo xenófobo.
Ellos, que no están siendo transparentes
con sus datos, ocultando contagiados y muertos, para aparentar lo que no son: supuestos
eficientes norteños. Acusan a los países del sur de descontrol; a los que están
siendo más transparentes con la crisis.
Luego cuando la realidad se les eche encima y ya no tengan donde esconder sus
enfermos, copiarán lo que estamos haciendo por aquí. Pero ellos seguirán
creyéndose los ricos inalcanzables, en un mundo que ya ha empezado a cambiar en
los balcones de todas las ciudades. Hasta las ocho.
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