Dice Ignacio Aguado, que no quiere
ningún tipo de acuerdo con partidos que quieran hacer retroceder la Comunidad de
Madrid. Está bien, si fuera cierto, porque no ha aclarado si va a aceptar los votos
de Vox para ser vicepresidente de la Comunidad, al igual que sus correligionarios
de partido los ha aceptado en Andalucía y el Ayuntamiento de Madrid. Sigue
Ciudadanos tratando de cuadrar el círculo de no parecer lo que se es. Me parece
más honesta la postura de Díaz Ayuso, porque tiene claro que sus aliados
naturales están en la extrema derecha y no lo oculta.
¿A qué están jugando Pedro
Sánchez y Pablo Iglesias? ¿Todavía no son conscientes de que el PSOE sin PODEMOS
es una marioneta en manos de la derecha, que sólo tiene como objetivo desalojarles del
poder, y PODEMOS sin el PSOE es un actor político sin relevancia? Deberían
bajarse del guindo de sus paranoias de poder y llegar ya a una acuerdo de
gobernabilidad, porque la derecha, hagan lo que hagan, no les van a dar ni un segundo
para el tomar aliento.
Me pregunto, por qué para la Sra.
Bonig, líder del PP en la Comunidad Valenciana, y el Sr. Cantó, de Ciudadanos, el
Pacto del Botanic es un reparto de sillones y los acuerdos de sus partidos con
Vox, repartiéndose también sillones y plagados de letra pequeña, son un ejercicio
de responsabilidad democrática.
Los gestos en política son imprescindibles,
porque dicen mucho de quien los hace. Pero la estética está hoy en horas bajas.
Dos temas me han llamado la atención Castellón. Uno que se haya firmado el
acuerdo de gobernabilidad del Ayuntamiento de la capital en un ermita; el mensaje
es demoledor para aquellos que creemos que la izquierda debe abogar por un
estado laico, donde la política y la religión estén separadas. El otro es la
elección del Presidente de la Diputación. No dudo que la persona elegida esté preparada
para ello, pero en un momento de reivindicación de la igualdad entre hombre y
mujeres, la izquierda tenía la oportunidad de nombrar una mujer como presidenta,
que por cierto sería la primera de la institución, lanzando de esta manera un
mensaje inequívoco de defensa de la igualdad entre géneros. Y candidatas tan
cualificadas como el elegido había.
Por último, reconocer la labor
hecha en la Diputación de Castellón por dos personas que han hecho del consenso
y la promoción de la cultura objetivos primordiales al frente de la Diputación
saliente. Me refiero a Javier Moliner y Vicent Sales, presidente y vicepresidente salientes. No me cabe duda que la
nueva Diputación va a ir por este camino y a ellos les deseo mucha suerte en
sus nuevos proyectos.
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