jueves, 27 de junio de 2019

Diario Esférico 27.06.2019


Dice Ignacio Aguado, que no quiere ningún tipo de acuerdo con partidos que quieran hacer retroceder la Comunidad de Madrid. Está bien, si fuera cierto, porque no ha aclarado si va a aceptar los votos de Vox para ser vicepresidente de la Comunidad, al igual que sus correligionarios de partido los ha aceptado en Andalucía y el Ayuntamiento de Madrid. Sigue Ciudadanos tratando de cuadrar el círculo de no parecer lo que se es. Me parece más honesta la postura de Díaz Ayuso, porque tiene claro que sus aliados naturales están en la extrema derecha y no lo oculta.
¿A qué están jugando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias? ¿Todavía no son conscientes de que el PSOE sin PODEMOS es una marioneta en manos de la derecha,  que sólo tiene como objetivo desalojarles del poder, y PODEMOS sin el PSOE es un actor político sin relevancia? Deberían bajarse del guindo de sus paranoias de poder y llegar ya a una acuerdo de gobernabilidad, porque la derecha, hagan lo que hagan, no les van a dar ni un segundo para el tomar aliento.
Me pregunto, por qué para la Sra. Bonig, líder del PP en la Comunidad Valenciana, y el Sr. Cantó, de Ciudadanos, el Pacto del Botanic es un reparto de sillones y los acuerdos de sus partidos con Vox, repartiéndose también sillones y plagados de letra pequeña, son un ejercicio de responsabilidad democrática.
Los gestos en política son imprescindibles, porque dicen mucho de quien los hace. Pero la estética está hoy en horas bajas. Dos temas me han llamado la atención Castellón. Uno que se haya firmado el acuerdo de gobernabilidad del Ayuntamiento de la capital en un ermita; el mensaje es demoledor para aquellos que creemos que la izquierda debe abogar por un estado laico, donde la política y la religión estén separadas. El otro es la elección del Presidente de la Diputación.  No dudo que la persona elegida esté preparada para ello, pero en un momento de reivindicación de la igualdad entre hombre y mujeres, la izquierda tenía la oportunidad de nombrar una mujer como presidenta, que por cierto sería la primera de la institución, lanzando de esta manera un mensaje inequívoco de defensa de la igualdad entre géneros. Y candidatas tan cualificadas como el elegido había.
Por último, reconocer la labor hecha en la Diputación de Castellón por dos personas que han hecho del consenso y la promoción de la cultura objetivos primordiales al frente de la Diputación saliente. Me refiero a Javier Moliner y Vicent Sales, presidente y  vicepresidente salientes. No me cabe duda que la nueva Diputación va a ir por este camino y a ellos les deseo mucha suerte en sus nuevos proyectos.
   

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