El discurso de Pablo Casado. Como brillante lo ha
calificado el vicepresidente del gobierno Pablo Iglesias. No le voy a quitar,
sensu stricto, valor parlamentario. Ha sido contundente y bien modulado. Pero
no sé por qué, tengo la sensación de que es todo un artificio para que al final
de la moción de censura el protagonista haya sido Pablo Casado.
Es curiosa
la rapidez con que han empezado a forjar la imagen de Pablo Casado como un hombre
de estado, alguien que hasta ayer no ha parado de utilizar a su partido como
una apisonadora, segando todo por donde pasaba, en su viaje hacia la Moncloa o
hacia ninguna parte.
Me gustaría
creer la conversión hacia la moderación y la sensatez, igual que le ocurrió a
su tocayo canonizado en santo, pero me resulta bastante difícil, porque los
milagros solo aparecen en la Biblia, para hacernos creer lo que es imposible, por
la gracia de Dios, pero que solo puede
suceder por azar, igual que si pasas de pobre a rico gracias a la lotería. Y
pensar que Pablo Casado y su PP ungido por la FAES de Aznar, van a ser capaces de
abandonar la guerrilla política, es una quimera, como pedirle peras al olmo.
Pero tiempo hay para tener que arrepentirme por mi incredulidad mal sana.
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