jueves, 9 de abril de 2020

Vigesimosexto día de cuarentena. Europa


Vigesimosexto día de cuarentena. Europa. He dudado mucho en escribir este cometario, porque no quisiera que el ultranacionalismo al que se ha tirado de cabeza la derecha española se ponga bravo pidiendo banderas desproporcionadas para colgar en las plazas al grito de ¡Viva España! (a algunos se les escapará un ¡Arriba España!), ¡Que se jodan los alemanes! Es un miedo que siempre tengo al hablar de estos temas.
Desde que España entró en la UE, entonces CEE, hemos recibido una cantidad ingente de fondos de cohesión y estructurales, que nos ha permitido cambiar la faz de este país, muy atrasado en todo, y de forma especial en infraestructuras. Si sacamos el saldo entre lo aportado y lo recibido entre 1986 y 2019, obtenemos un saldo de 88.000 millones de euros. No parece poco, cómo para que nos pongamos ahora estupendos pensando que la UE no nos sirve para nada.
Pero si es cierto, que hay un factor, que se ha hecho más evidente en los últimos años, que tiene que ver con esa idea, ya vieja, con un tufo xenófobo cada vez más fuerte, de que los países del sur de Europa somos unas sanguijuelas, que solo pretendemos vivir de fiesta y jarana, a costa de los esforzados centro/norte europeos. No parece que sea nada nuevo en la idiosincrasia de superioridad que todavía se tiene en muchos países del lado frío de Europa. Lo que les está llevando a no darse cuenta de la dimensión social y económica de esta pandemia, de la que ningún país va a poder salir por sí solo.
Pero no es cierto, que sean tan rubios y eficaces, sin contar con la ayuda del resto. Los números y las hemerotecas son unos chivatos tercos. El gran milagro Alemán, se produjo después de la Segunda Guerra Mundial gracias a los casi 1.500 millones de dólares de la época, 1947, que hoy serían, aproximadamente: 175.000 millones de dólares, que recibieron del Plan Marshall, puesto en marcha por los EEUU, que les permitió reconstruir el país y reactivar la economía. Pero eso no fue el montante grande: A Alemania se le hizo una quita de la mitad de su deuda y una moratoria del pago de intereses hasta la reunificación, que no se produjo hasta el año 1989.
¿Qué pasó con la reunificación? Pues que Alemania Oriental entró en la UE, saltándose todos los requisitos que se imponía a los países candidatos, en nombre de la reunificación alemana, que por supuesto no pagaron los alemanes, sino todos nosotros. Durante el periodo  1991-1993, la UE aprobó ayuda por valor de 3.000 millones de euros al año; entre 1993 y 2013, a través de Fondos de Cohesión,  de Desarrollo Regional y  Fondo Social Europeo, la aportación de la UE ha sido de 80.000 millones de euros.
Ahora se niegan a mutualizar, para todos los países de UE, la deuda que se pueda generar en la unión como factura económica del coronavirus, que, por cierto, pagaremos todos. Siguen pensando, ellos y sus socios norteños, que el dedo divino les ha señalado como los elegidos para sortear cualquier catástrofe. Así no se construye una Europa unida, solidaria y democrática. Hasta las ocho.  


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