jueves, 23 de febrero de 2023

23-F El regreso del pasado




Hace ya 42 años, que una tarde de febrero se puedo escuchar en la radio la entrada a gritos de  un grupo de guardias civiles encabezados por un personaje que simbolizaba lo más oscuro de la historia de España, bigote incluido. Fue un momento de desconcierto absoluto, pues, aunque vivíamos con la Espada de Damocles del franquismo encima de nuestras cabezas, desde que muerto el dictador su corte no tuvo más remedio que aceptar una tímida apertura hacia la democracia, entrando en lo que se acabó llamando La Transición, que no fue otra cosa que la acomodación del franquismo a los nuevos tiempos que exigíamos los españoles, pero que, a pesar de su vigilancia cuartelera no pudieron manejar a su antojo.

“¡Se sienten, coño! “¡Al suelo!” O ese “a quien se mueve lo matamos y listo”, que se escuchó en un momento del asalto, son la síntesis de lo que pretendía aquel golpe de estado, quién sabe si tratando de emular a otro en la mente de todos. Ahí se resume el miedo de la sociedad española ante la irrupción, otra vez, de los uniformados en su vida pública y privada. El temor de todos los que pensaban que la democracia había triunfado sobre ese fascismo castizo de “Cara al Sol” y “a Dios rogando y con el mazo dando”, y en esa tarde del 23 de febrero, de climatología agradable para la época, sintieron/sentimos que este país, castigado como Sísifo, estaba condenado a fracasar una y otra vez en sus anhelos de libertad.

Han pasado 42 años y aunque han cambiado muchas cosas, volvemos a sentir que la roca del antiguo griego vuelve a pesar sobre nuestra espalda. No porque las libertades estén en retroceso por que el ideario moralista, retrógrado y falsario se vaya instalando en la conciencia de la sociedad, como si de un virus inoculado por los medios que lo jalean se tratase. Lo que realmente produce miedo es el lenguaje deslegitimador de la democracia. La insistente acusación de traición a la patria contra aquellos que ocupan el poder que cierta derecha, y no toda extrema, cree que solo les pertenece a ellos; las palabras gruesas, cargadas de maldad e intención, que solo tienen por fin el desprestigio de gobiernos e instituciones democráticamente elegidos; y la mentira como único argumento de debate, hacen que hoy la democracia esté en peligro y que los demócratas nos acordemos del 23-f de 1981, no como un recuerdo aciago del pasado, sino como una amenaza más real que nunca. Por            que esta vez, es posible que no hagan falta tejeros ni armadas para que el fascismo llegue el poder, si es que alguna vez lo ha perdido.  

domingo, 5 de febrero de 2023

Reseña de "Villa Melania" novela de Desirée Ruiz

 


Tengo la fortuna de conocer a Desirée Ruiz desde hace varios años, y en todo este tiempo, siempre, he creído que había en ella un alma de novelista que algún día tendría que mostrarse en todo su esplendor. Y ahora, a pesar de su corta carrera literaria, solo tres novelas, me ha hecho ver que no estaba equivocado, tras la publicación de su tercera novela “Villa Melania” (Espasa 2023).

Con “Ofelia descalza” (Ediciones Hades 2015), Desirée Ruiz, a pesar de ser su primera novela, ya apuntaba maneras en el manejo de un género que cabalgaba entre lo psicológico y la tensión narrativa del misterio. Con unos personajes muy bien trabajados e insertados en la trama. En la segunda: “El silencio acuna pesadillas” (Ediciones Hades 2020), torna a envolvernos en ese mundo tan propio de personajes que deambulan por el alambre de sus fantasmas mentales, y en esta ocasión con un mayor protagonismo del misterio en clave policiaca. Se nota una evolución en su escritura, con mucho más oficio narrativo.

Pero el salto inesperado de Desirée Ruiz como novelista, es la publicación de “Villa Melania”. En ella, muestra una sorprendente evolución de sus capacidades, tanto narrativas, como de estilo, como de estructura argumental. De tal manera que desde la primera página, el lector ya sabe que está entrando en una historia de la que no se va a poder desprender durante las 420 páginas siguientes.

Villa Melania” es un territorio, que si al principio puede parecer físico (se trata de una casa de estilo modernista de principios del siglo XX, con un hermoso jardín que la protege del exterior), conforme vamos adentrándonos en su misterio descubrimos que realmente es un territorio mental, donde los personajes habitan atrapados en su propia historia de silencios y sentimientos reprimidos. Personajes, que como si de figurantes de un gran escenario se tratase, van ocupando cada uno su espacio en esta historia de la que son piezas fundamentales para que no se derrumbe. Están tan magistralmente acoplados unos a otros, que si faltara alguno de ellos, la historia se vendría abajo. Eso, y su tránsito por los acontecimientos que marcan la vida de esa saga familiar, desde 1966 hasta 2020, es lo que hace de Desirée Ruiz una magnífica novelista, de la que ya no podremos prescindir.

Por último, me gustaría hacer mención al papel que juega la ciudad de Zaragoza en esta intriga, en este caso más psicológica que policiaca. No puede ocultar Desirée Ruiz que ama esa ciudad, a la que trata con tanta delicadeza, como un escenario subsidiario de villa Melania, que uno acaba amándola y deseando transitar por sus calles, sus rincones, sus plazas, sus bares y sus restaurantes.

En definitiva, “Villa Melania” es una gran novela, que nos regala una excelente escritora, que ya no está por descubrir. La tenemos entre nosotros.    

 

          

La peligrosa huída hacia adelante de Israel y EEUU

  Netanyahu, EEUU y algún que otro país occidental demasiado implicado en su apoyo a Israel, haga lo que haga, sólo tienen una salida al con...