sábado, 11 de abril de 2020

Vigesimoctavo día de cuarentena. Cultura


Vigesimoctavo día de cuarentena. Cultura. El gobierno italiano ha extendido el confinamiento hasta el 3 de mayo, pero empieza a abrir la mano a la apertura de algunos establecimientos, para ir normalizando con cautela y en la medida de lo posible la vida en el país. ¿Saben ustedes cuáles van a ser unas de las primeras tiendas que se han autorizado para abrir: las librerías. En Italia deben considerar que el alimento del espíritu es tan importante como el del cuerpo, y nada mejor que los libros para reencontrarse con ese mundo mágico que se esconde entre sus páginas, en tiempos de austeridad vital y futuro incierto.
¿Cuántas veces han oído hablar ustedes en España de la cultura en estos días? ¿Se ha mencionado en las sesiones parlamentarias alguna vez, como algo de interés público? Oímos hablar de muertos, que se tiran a la cara del gobierno sin ningún pudor ni respeto; se discursea sobre dinero y reactivación económica; se habla de todo lo que la clase política considera importante, y en este juego de intereses no entra la cultura. No es importante y eso que es el tercer sector económico del país, con más de 700.000 empleos y un 3% del PIB nacional. Doy estos datos para ponerme a la altura de aquellos a los que solo les interesa la macroeconomía y la rotundidad de los números.
Pero realmente eso no es lo importante. La cultura en un país, en este caso España, es una seña de identidad nacional y social. Ojo que no me refiero aquí a la cultura regional que alimenta las tradiciones de los diferentes territorios, que hace de España un país de una gran diversidad, a pesar de que a muchos no les guste. Me refiero a la cultura universal: el teatro, la literatura, la música, la pintura, el cine, etc. Esa que sustenta nuestro alma social y particular.
La cultura que estos días de confinamiento está llenando de vida nuestras casas, nuestras relaciones precarias sociales, nuestro aburrimiento por tantos días de estar encerrados. La cultura, una vez más olvidada, ahora en tiempos de pandemia.
Cuando un país relega la cultura al cuarto oscuro, es un país que se empobrece y se quiere poco, por eso es necesario que los poderes públicos se la tomen en serio. No nos va la vida en ello, pero si el alma y, en estos días, hacernos más llevadera la cuarentena. Hasta las ocho.

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