sábado, 25 de abril de 2020

Cuadragésimo segundo día de cuarentena. Sanidad


Cuadragésimo segundo día de cuarentena. Sanidad. La pandemia nos está haciendo redescubrir la sanidad pública como un tesoro que hay que pulir y abrillantar. No solo por que la pagamos todos con los impuestos, y eso ya es suficiente para reclamar que sea de calidad y universal, sino porque un buen sistema sanitario público es la mejor garantía de una buena salud pública.
El coronavirus nos ha mostrado, con bastante crudeza, por cierto, que no haber protegido y desarrollado la sanidad pública durante años de recortes y favorecimiento de la sanidad privada, nos ha convertido en una sociedad vulnerable a cualquier amenaza vírica o de cualquier otro orden que atente contra nuestra salud como sociedad.
Sigo pensando que los países que tienen un sistema sanitario público más potente han gestionado mejor el contagio masivo del virus, que los que lo tienen debilitado. Y el español, ya me sabe mal decirlo, porque no soy de los que piensan que en España lo hacemos todo mal, se ha tenido que enfrentar a esta pandemia con la guardia bajada. Solo el esfuerzo profesional del personal sanitario ha conseguido que esto no se descontrolara sin remedio. Su esfuerzo y el de una sociedad entera que ha tenido que confinarse como única respuesta del Estado al virus.
Las carencias del sistema sanitario en España, que vienen de lejos, como ya hemos hablado en otro momento, nos han obligado al confinamiento más duro de todos los países de nuestro entorno, y a pesar de ello, no hemos conseguido impedir que seamos el país con más sanitarios infectados, uno de los países del mundo con más contagiados y más muertos. Esto debería hacernos pensar. Las cosas no pasan nunca por que sí, y si bien hay muchos factores que analizar, el más importante es que tengamos una sanidad pública potente y bien dotada de medios.
El Estado, y digo bien: el Estado, porque esto no es un problema de un gobierno o un Partido, sino de todos, no puede confiar la lucha contra el virus confinando a la población y paralizando la economía hasta que lo digan los expertos. Eso lo único que muestra es una absoluta incapacidad política para resolver el problema y las carencias de  nuestro sistema sanitario y productivo.
La única posibilidad de que no volvamos a vernos en cuarentena, con un confinamiento tan exigente y por tanto tiempo, es que ese Estado se tome en serio el sistema sanitario; qué exijamos que la inversión del Estado en él sea una prioridad, y si hay que duplicar el porcentaje sobre el PIB, se duplica. Porque necesitamos más sanitarios, mejores medidas de protección, más camas, más hospitales, más centros de salud, más educación preventiva, más seguridad de que cuando enfermamos no se nos meta en una lista de espera y más voluntad política para que esto no se vuelva a producir.
Si no nos tomamos en serio la sanidad pública, nos volverá a suceder lo mismo y acabaremos confinados en casa cuando llegue el próximo virus, o en el mejor de los casos engrosando una lista de espera, y esto ni nos lo merecemos ni lo queremos.
A las ocho nos vemos aplaudiendo por los sanitarios y por un sistema sanitario público, eficiente y de calidad.

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