miércoles, 15 de abril de 2020

Trigésimo día de cuarentena. Soberbia


Trigésimo segundo día de cuarentena. Soberbia. En el año 2007 el expresidente José María Aznar, con ese tono de soberbia que tienen aquellos que se piensan que están por encima del resto de los mortales, tan habitual en él, dijo: “¿Quién es la DGT, para decirme a mí cuánto puedo beber?”. A él le iban a prohibir tomarse unos vinos y luego ponerse al volante unos advenedizos recién llegados al poder.
¿Por qué me acuerdo ahora de esto? Porque la soberbia es un pecado capital del que algunos políticos no están vacunados, y si la juntas con la imprudencia que da creerse al margen de las normas de la sociedad, es un cóctel letal de incalculables consecuencias. Nunca sabremos el efecto que pudo tener en los accidentes de tráfico aquella frase del expresidente, cuando se intentaba que la gente no condujera bebida.
Tampoco podemos saber que efecto va a tener en mucha gente que el “prudente” Mariano Rajoy se haya saltado el confinamiento para salir a andar por las calles de su pueblo. Millones de españoles encerrados en sus casas, haciendo largos por los pasillos o bicicleta con una foto de los lagos de Covadonga en frente, y otro expresidente del PP, se salta a la torera las normas que el gobierno nos ha impuesto a todos de confinamiento. Hacer lo que me sale de las narices en nombre de la libertad, parece que es un dogma doctrinario de la derecha neoliberal de a mí nadie me manda. Ni el ridículo chiste del perro de Cayetana Álvarez de Toledo, le salva de entrar en el paseo de la soberbia, que ella tan bien refriega todos los días.
Claro que Rajoy Brey se debe sentir respaldado por la Santa Madre Iglesia, que ya lo habrá confesado y  perdonado, y recibido misa, en algunas de las decenas de misas clandestinas que curas y obispos están celebrando, como lo ha hecho el arzobispo de Granada el Viernes Santo en la catedral de la ciudad, que, por cierto, tuvo que ser desalojada por la policía; o el ínclito arzobispo de Alcalá de Henares, Reig Pla, que ha autorizado que se celebren misas en todas las parroquias.
La Iglesia, ya saben, tiene bula para saltarse las leyes, porque como ha dicho el cardenal de Valencia,  Antonio Cañizares: “Se nos ha querido quitar la libertad de proclamar la Resurrección y ellos se ha demostrado en lo sucedido en la catedral de Granada”. Dios siempre por encima de los mortales, aunque a estos les vaya la vida en el intento.
Como ven la humildad y el decoro social no van con los que siempre han sentido que son ellos los llamados por Dios para gobernarnos en la tierra y en el cielo. Menos mal que con nuestros aplausos y nuestra paciencia, los ponemos todos los días frente al espejo de su soberbia. Hasta las ocho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bullying político

  Pasados ya los días de tensión nacional e internacional y de incertidumbre expectante que hemos tenido en España y quizá en parte del mund...