jueves, 27 de junio de 2019

Diario Esférico 27.06.2019


Dice Ignacio Aguado, que no quiere ningún tipo de acuerdo con partidos que quieran hacer retroceder la Comunidad de Madrid. Está bien, si fuera cierto, porque no ha aclarado si va a aceptar los votos de Vox para ser vicepresidente de la Comunidad, al igual que sus correligionarios de partido los ha aceptado en Andalucía y el Ayuntamiento de Madrid. Sigue Ciudadanos tratando de cuadrar el círculo de no parecer lo que se es. Me parece más honesta la postura de Díaz Ayuso, porque tiene claro que sus aliados naturales están en la extrema derecha y no lo oculta.
¿A qué están jugando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias? ¿Todavía no son conscientes de que el PSOE sin PODEMOS es una marioneta en manos de la derecha,  que sólo tiene como objetivo desalojarles del poder, y PODEMOS sin el PSOE es un actor político sin relevancia? Deberían bajarse del guindo de sus paranoias de poder y llegar ya a una acuerdo de gobernabilidad, porque la derecha, hagan lo que hagan, no les van a dar ni un segundo para el tomar aliento.
Me pregunto, por qué para la Sra. Bonig, líder del PP en la Comunidad Valenciana, y el Sr. Cantó, de Ciudadanos, el Pacto del Botanic es un reparto de sillones y los acuerdos de sus partidos con Vox, repartiéndose también sillones y plagados de letra pequeña, son un ejercicio de responsabilidad democrática.
Los gestos en política son imprescindibles, porque dicen mucho de quien los hace. Pero la estética está hoy en horas bajas. Dos temas me han llamado la atención Castellón. Uno que se haya firmado el acuerdo de gobernabilidad del Ayuntamiento de la capital en un ermita; el mensaje es demoledor para aquellos que creemos que la izquierda debe abogar por un estado laico, donde la política y la religión estén separadas. El otro es la elección del Presidente de la Diputación.  No dudo que la persona elegida esté preparada para ello, pero en un momento de reivindicación de la igualdad entre hombre y mujeres, la izquierda tenía la oportunidad de nombrar una mujer como presidenta, que por cierto sería la primera de la institución, lanzando de esta manera un mensaje inequívoco de defensa de la igualdad entre géneros. Y candidatas tan cualificadas como el elegido había.
Por último, reconocer la labor hecha en la Diputación de Castellón por dos personas que han hecho del consenso y la promoción de la cultura objetivos primordiales al frente de la Diputación saliente. Me refiero a Javier Moliner y Vicent Sales, presidente y  vicepresidente salientes. No me cabe duda que la nueva Diputación va a ir por este camino y a ellos les deseo mucha suerte en sus nuevos proyectos.
   

martes, 25 de junio de 2019

Las derechas descorchan el machismo


La campaña de desprestigio e intimidación de las mujeres, continúa desde la extrema derecha, sin que la derecha autodenominada “constitucionalista” parezca que se despeine. No son exabruptos aislados de machos ibéricos de bar, los que estamos escuchando contra la sentencia de la Manada, contra la ministra de justicia o contra las mujeres que se atreven a denunciar ese machismo resurgido en tiempos de reivindicación de la igualdad de las mujeres. Qué casualidad. Estamos asistiendo a un contrataque de los sectores más reaccionarios de la sociedad, capitaneados por la ultraderecha, ahora reagrupada en torno al trasnochado fascismo de Vox y coreado por algunos medios de comunicación,  que en nombre de la libertad de información se han convertido en el amplificador de las invectivas dialécticas de ese partido surgido de las cenizas del franquismo.
                Lo peor que se puede hacer en la sociedad actual es dar pábulo al cerrilismo ideológico, porque despierta los instintos más primarios de ese fascismo larvado que anida en una parte de la sociedad, que siente el progreso como un atentado contra su posición de poder, ya sea este en la política, en el trabajo, en la pareja, en la familia o en la escuela. Y pábulo le están dando a estas ideas regresivas quienes se están sirviendo de ese nuevo fascismo, que detrás del griterío en nombre de España, esconde un cuerpo ideológico incompatible con la democracia.
                El aumento del discurso machista de la ultraderecha, asentido por una importante parte del Partido Popular, tiene como valedor inesperado a Ciudadanos. Este partido, que utiliza el metalenguaje del limbo ideológico, es decir, que nadie sepa lo que pienso para hacer lo que me dé la gana, es el máximo responsable del auge de Vox y sus ideas ultranacionalistas, ultraliberales y ultramachistas. No se puede saciar la sed de poder de sus líderes, apoyándose en el neofascismo de Vox, porque lo único que están consiguiendo es que ocupen un espacio político desde el que pueden amplificar sus retrógradas ideas sobre las mujeres,  por mucho que el partido naranja lo quiera disimular, por muchas piruetas dialécticas que estén haciendo, por mucho enfado que muestren sus dirigentes cuando se les acusa de ser la muleta del machismo de Vox.
                No hay trampolines que posibiliten alcanzar el poder a la derecha saltándose a Vox. Cuando se manifestaron con ellos en la Plaza de Colón de Madrid, o cuando han conseguido que Begoña Villacís sea vicealcaldesa de la capital, o en el caso del PP, Díaz Ayuso, posible presidenta de la Comunidad madrileña con los votos de la ultraderecha, lo que han conseguido es la visibilización política de esta, haciendo que obtengan parcelas de poder. Y llegará a pasar lo que en Andalucía, que la necesidad de sus votos para la gobernabilidad de la Comunidad, está haciendo que Vox, poco a poco, vaya introduciendo medidas contra la igualdad, sin que en Ciudadanos hayan saltado las alarmas.
                La regeneración se ha quedado en regresión, desde que Rivera y su mano derecha Arrimadas, hayan dado por bueno, sin avergonzarse, que Ciudadanos, para ser algo, tiene que ir de la mano de la extrema derecha. Único pacto de la infamia que se ha hecho en este país, en los últimos tiempos. Nuestro querido Benito Pérez Galdós dijo de los hipócritas: «Bajo el hipócrita candor, se esconde una aritmética parda que supera en agudeza y perspicacia a cuanto idearon los matemáticos más expertos».    


miércoles, 19 de junio de 2019

Putas, guarras, zorras


Putas, guarras, zorras. Estos son los insultos que tuvieron que soportar las concejalas de Barcelona en Comú, en la constitución del nuevo consistorio barcelonés. Parece que sus oponentes políticos no tenían mejores argumentos para expresar su descontento a la traición que  esas concejalas habían hecho al ideario independentista. Pero no es de esto de lo que quiero hablar. Sino de los comportamientos machistas, tan arraigados en la sociedad, que cuando a unos ciudadanos/energúmenos deciden protestar, cabe esperar que cargados de sus razones, sólo se les ocurre recurrir al insulto contra las mujeres, que parece es lo más fácil si tiramos de lo que nos cuece en las entrañas.
                A pesar de tantas campañas de igualdad; a pesar de todos los 8 de marzo exitosos que ha habido en los últimos años; a pesar de aprobar leyes para equiparar a mujeres y hombres; a pesar del auge del feminismo en el último siglo; y a pesar de los pesares, nada ha cambiado desde la Edad Media. Los intra comportamientos de la sociedad siguen estando donde estaban, y las mujeres sieguen siendo unas zorras en las que fijamos nuestra ira cuando ellas son partícipes de algo que no nos gusta o nos incomoda.
                Damos por sentado que hay una parte de la sociedad que nunca va a considerar a las mujeres como iguales. Una parte que ahora sale a relucir, y que tiene unas ideas sobre la mujer, sus derechos y la igualdad, que no difieren mucho de las  que tenía San Agustín en el siglo V:  «Nada hay tan poderoso para envilecer el espíritu de un hombre como las caricias de una mujer». A esos los damos por irrecuperables. Sólo hay que leer el programa electoral de Vox, o escuchar algunas declaraciones hechas por miembros de la extrema derecha para darse cuenta. Pero que ciudadanos supuestamente defensores de la igualdad, lancen improperios contra las mujeres por el hecho de serlo, da mucho que pensar. ¿Cuántos de los que gritaron en la Plaza de San Jaume: putas, guarras, se autodefinen como defensores de la igualdad ? No lo sabremos  nunca, pero lo cierto es que el espectáculo fue vergonzoso, denigrante para las mujeres, no sólo para las concejalas insultadas, sino para todas las mujeres y todos los hombres que creemos en la igualdad sin desvíos por enfados políticos o de otra índole. 
                Desgraciadamente, lo de Barcelona no es un hecho aislado. Está más presente en los comportamientos habituales de los hombres y también de las mujeres, de lo que pudiéramos pensar. Aceptamos con normalidad que la extrema derecha, con su discurso en contra de la igualdad, entre en las instituciones, avalada por partidos que supuestamente no comparten esa manera de pensar. No nos escandalizamos cuando se trata, desde el machismo más recalcitrante, de despreciar la violencia de género con falsos testimonios que colocan a las mujeres al pie de los caballos de los hombres. Miramos para otro lado, cuando no asentimos, ante la campaña de desprestigio del feminismo, orquestada desde la extrema derecha, y no tan extrema, y sus medios de comunicación afines, que presentan a este como una secta de mujeres radicales, despechadas y machirulos.
                Nadie ha levantado la voz, salvo algún medio de comunicación tímidamente, contra la despreciable humillación vertida en Barcelona, porque quizá, se podría haber producido en cualquier otra parte y  no queremos vernos reflejados en el espejo de la vergüenza. A fin de cuentas, son mujeres queriendo emular a los hombres. Si estuvieran en casa al cuidado de sus hijos y su marido, no les pasaría esto. Suena fuerte ¿verdad?, pero en el fondo, todos los que gritaron putas, guarras, zorras, aireando el machismo más burdo, no están muy alejados de esa manera de pensar y valorar el papel de las mujeres en sociedad.

martes, 18 de junio de 2019

Cierre Levante de Castellón


El cierre de Levante de Castellón, es una pérdida irreparable para la provincia y el periodismo hecho con criterio y pensamiento crítico. Desde hace casi diez años vengo colaborando con ellos y puedo corroborar esta afirmación, sin temor a equivocarme. La diversidad informativa es una regla esencial de cualquier democracia, para que esta funcione con el principio de libertad, no sólo de expresión, sino también de recibir información, y la pérdida de Levante de Castellón empobrece, con todo mis respetos al resto de los medios, el panorama mediático en la provincia.
Me consta el esfuerzo y entusiasmo puesto por la plantilla, desde su director al último redactor, en sacar adelante y mantener el proyecto de un periodismo progresista y poco afín a las tentaciones del poder. Por eso me entristece sobremanera el cierre, y los efectos que puede tener en la plantilla y en la diversidad informativa  de la provincia.
Asistiré, por ello, el miércoles 19, a la concentración que se ha convocado en la calle Zaragoza, frente a la redacción del periódico, a las 20:00, para reclamar que no se cierre.

viernes, 14 de junio de 2019

El precio del engaño


Publicado en Levante de Castellón el 14 de junio de 2019
La deriva ideológica que ha tenido Ciudadanos desde su fundación hasta la fecha, pasando desde su adscripción a la socialdemocracia inicial, hasta el blanqueamiento actual de la extrema derecha, ha puesto al descubierto que su líder y aquellos que le acompañan sólo tienen cómo objetivo tocar poder al precio que sea, incluso a costa de parecer la veleta nacional, que gira ideológicamente en el sentido que sopla el aire que les lleve a estar en un gobierno, sea del tipo que sea. Así, pasó de pactar con el PSOE para la gobernabilidad del país o de Andalucía, cuando los vientos soplaban hacia la izquierda, a hacerlo con el PP y la extrema derecha de Vox, cuando han olido que es ahí donde pueden tener más posibilidades de conseguir mandar algo.
                Resulta muy paradójico, que el partido que venía a regenerar España, esté siendo el que ha resucitado al franquismo larvado bajo el peso de la democracia, naturalizándolo para la vida pública. Porque el discurso de regeneración, extremadamente nacionalista, recuerda en exceso los inicios de la Falange durante la II República sobre la regeneración de España por encima de los españoles -ya hemos escrito sobre ese tema y el parecido, no sólo físico, sino discursivo de Albert Rivera y Jose Antonio Primo de Rivera-.
                El ahora liberal Albert Rivera, está dejando en buen lugar a la mismísima liberal Esperanza Aguirre; ésta por lo menos nunca ocultó su ideología liberal/conservadora. Sin embargo, el líder de Ciudadanos, curiosamente escondido desde las elecciones del 26-M, trata de moverse en las arenas movedizas del “digo diego”, queriendo aparecer como el liberal llamado a regenerar España, sin que se le note mucho el latido extremadamente conservador que corre por sus venas.
                Ni siquiera se sonrojan, cuando algún dirigente de Ciudadanos sale a explicarnos que ellos no van a gobernar con la extrema derecha, pero que  no van a hacer ascos al apoyo de ésta. Para ello se inventan lo del cordón sanitario al PSOE, como humo que tape su poca convicción democrática, al negociar, aunque sea con  testaferros, con Vox; o hacerlo a escondidas, en secreto, como lo ha hecho su candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid Ignacio Aguado, reunido, con nocturnidad y alevosía, con Vox en un hotel madrileño. Se deben pensar que ellos son más listos que el resto y nos pueden engañar con su palabrería barata de tono grandilocuente en nombre de España.
                Tratan de justificar lo injustificable: que están dando alas a la extrema derecha, y ahora se han inventado que Vox y Podemos son lo mismo, en los extremos del arco político. Una superchería dialéctica, que sólo tiene recorrido en aquellos que quieren justificar la vergüenza de ver como el partido al que votan se alía con los enemigos de la democracia. Y gracia tiene, que uno de los que sostiene esa estupidez sea un millonario, para el que todo aquel que no gobierne a favor de sus millones es un izquierdista peligroso, como para Marcos Quinto, fichaje estrella de Rivera, ministrable de economía, expresidente de Coca-Cola España, que posiblemente ha hecho su fortuna explotando trabajadores, como lo pudimos ver con el largo conflicto que llevaron a cabo los  empleados de la multinacional de refrescos, siendo aquel un alto ejecutivo de la misma.
                La megalomanía de Albert Rivera, el ansia de poder de muchos de sus dirigentes, y fichajes tan cuestionables como el de Marcos Quinto, están llevando a Ciudadanos a un callejón sin salida, que pagarán en la próximas elecciones, al igual que Podemos ha pagado su cortoplacismo después de las elecciones de hace cuatro años. No sólo están revitalizando a la extrema derecha; si se piensan que facilitando gobiernos al PP lo van a desgastar están muy equivocados; si creen que parte de su electorado no les va a castigar por sus alianzas con Vox, son cortos de miras; y, por último, después de cuatro años de mantenedores de políticas conservadoras y regresivas, si esperan volver a levantar cabeza por encima de los ppopulares, su delirio es más grande de lo que pensábamos. Ya saben, el que juega con fuego, amanece meado.   



   


lunes, 10 de junio de 2019

Entrevista con Vicente Flors


Puedes leerla en PDF

Vicente Flors, un bodeguero hecho a sí mismo, que está recuperando la elaboración  artesanal del vino.

Por José Manuel González de la Cuesta
El Pla de les Useres es un lugar dotado de una plácida belleza en la comarca de L’Alcalatén , a unos 40 kilómetros hacia el interior de la provincia de Castellón. En los últimos años, esa maravillosa naturaleza, que apacigua los sentidos con su sola contemplación, se ha visto salpicada de viñas y un buen número de bodegas, que gracias a una climatología excelente y un suelo propicio, están tratando de devolver a la zona su antigua categoría vinícola, pero con una calidad de los caldos mucho más exigente, que no es ajena a la labor y el entusiasmo de unos cuantos bodegueros, que están elevando el vino de Castellón a niveles impensables hace unos años.
Entre esos bodegueros se encuentra Vicente Flors, propietario, enólogo, viticultor y alma de BodegaFlors, una pequeña bodega, rodeada de viñedos casi centenarios, que elabora buenos caldos con métodos muy artesanales, que están empezando a conquistar el mercado y los paladares de quienes entienden que el vino es una cultura milenaria, que va de la mano del placer por la vida. 
Nos vemos con Vicente Flors en la parte alta de la bodega, emplazada en un pequeño caserón familiar, desde el que se domina toda la extensión de pequeñas parcelas de viñas, donde se cultivan las uvas que van a dar lugar a los excelentes vinos que Vicente elabora. La primavera se despliega en toda su extensión por los campos y entra a borbotones por la ventana.


¿Por qué te metiste en el mundo del vino?
Me metí en el mundo del vino casi como un juego cuando me jubilaron. Esta bodega en la que estamos es de mi familia desde generaciones atrás. Estaba en ruinas porque después de  mi abuelo, nadie de la familia quiso seguir con ella.
Un día en una cata decidí que quería hacer vino. Como tenía viñas y bodega me puse a ello, y en el año 2007 lo conseguí.  No salió vinagre, salió vino, aunque los bodegueros entendidos me decían que estaba muy mal hecho, y me di cuenta de que no tenía ni idea. Como a mí me gustaba el trabajo artesanal de las pequeñas bodegas, consideré que tenía que estudiar, y me fui a la Escuela de Requena, con chavales de 20 años, donde aprendí mucho.
Eso es lo que más asombra, que tú vienes de un  sector profesional que no tienen nada que ver con el vino, y sin tener conocimiento te lances a esa aventura.
Al pricipio no conocía a casi nadie. Iba a ver bodegas maravillosas, pero a mí me gustaba las pequeñas, las familiares, las que se llaman de “garaje”, que hacían grandísimos vinos, sin ningún aparato ni depósitos monstruosos de acero inoxidable ni nada de esto. Era puro conocimiento y me identifiqué  mucho con esa gente y la vida que vivían. Yo quería hacer 5.000 litros y divertirme, pero te va entrando el gusanillo y haces un poquito más, y un poquito más, y te apetece hacer otro tipo de vino, porque hay otra variedad de uva y otra forma de elaborar y te lanzas más allá de lo que inicialmente te habías propuesto, porque te diviertes.
A mucha gente, a pesar de que a principios del siglo pasado fue una gran provincia vinícola, le sorprende que se esté haciendo vino en Castellón. 
De ahí la grandeza del vino. Las variedades, en todos los sitios son prácticamente las mismas. La diferencia de un sitio a otro está en la climatología y el suelo. Aquí, en Les Useres, tenemos la suerte de tener un subsuelo de arena y grava, calcáreo, de canto rodado, que es una maravilla. Los vinos tienen muchísima mineralidad. El calor no les afecta mucho, porque los veranos en las viñas son frescos.
¿Qué tipo de uva da ese suelo y esa climatología, para hacer un vino  distinto a lo que estamos acostumbrados: el Rioja , el Ribera del Duero…?
Yo, sobre todo, tengo tempranillo. Tempranillo muy viejo, que ya se ha amoldado a las circunstancias climatológicas. Pero ahora, con el cambio climático, van a subir las temperaturas y el tempranillo va a sufrir mucho. Pero esta zona no es de tempranillo. En el Mediterráneo se da en la parte de Tarragona, muy puntualmente aquí y un poco en Requena.
La monastrel es una variedad más mediterránea, muy resistente y muy nuestra. Los críticos ponen muy bien mi monastrel, aunque el mérito no es mío, es de la cepa.
¿Algún mérito tendrás tú?
Bueno, algo (risas) . Luego estoy cultivando una variedad que todavía no ha salido. Empecé el año pasado. Se trata de la variedad ambolicaire, que es muy vieja. El vino saldrá de aquí a dos años, aproximadamente. Estoy muy ilusionado con ella, porque se ha comportado muy bien, aunque se puede mejorar. Aprendo de los errores.
También tenemos la macabeo: viñas viejas, que han estado toda la vida. Se comportan muy bien. La macabeo tendrá uno setenta años, lo mismo que la ambolicaire. Sin embargo, la monastrel es más vieja. Las cepas de tempranillo son de hace noventa años. Y este año descubrí una variedad, aquí en el llano, que es la tortosí. Una variedad blanca, que no sabía el comportamiento que iba a tener, pero me gustó la cepa, con más de cien años,  y la fruta que hacía esa súper vieja viña. Me gustó y me atreví. Empecé y en breve saldrá ya un vino con esta uva.
Y de todas estas variedades, ¿qué tipos de vino elaboras?
Tengo dos marcas. Una es Flor de Tarongers, que es un vino joven, tanto el blanco como el tinto. El blanco es macabeo y el tinto un poquito de todas las cepas. Después estaría el Flor de Clotás, que es un vino de media crianza con seis meses en barrica; estos años atrás era de tempranillo y garnacha.  Me gusta la garnacha y cada vez estoy haciendo más. Encuentro que tiene un sabor y un potencial enorme.
Con la denominación Clotás, tengo varios vinos: Clotás M, elaborado con monastrel; Clotas G, que es de garnacha; un semidulce para aperitivo, que llamo Dolçet de Clotás.  Este es un vino, que en vez de fermentarlo, dejo que la uva se haga medio pasa en la cepa y la recojo a finales de noviembre. De aquí a dos años aparecerá otro, que se llamará Clotás no sé qué, de uva ambolicaire. Finalmente tengo el Blanc Clotás, que es blanco fermentado en barrica.
Entre todas las variedades produzco unas 12.000 botellas anuales, aproximadamente.
¿Y qué salida tienen  al mercado?
En la provincia de Castellón tenemos un potencial bastante grande.  El mercado de Castellón puede asumir perfectamente toda la producción que tenemos. También vendo en Valencia y en la zona de Denia; en Alicante menos, porque he empezado ahora allí a vender. Luego, en el extranjero, vendo en Londres, en Bélgica y en Dinamarca. Voy a ferias y hago contactos.
¿No te da miedo que todos esos contactos que estás haciendo fructifiquen y empiecen a pedirte vino y más vino?
Me encantaría (risas).
Tendrías que cambiar un poco la filosofía de la bodega…
Sí, pero no habría problema. Yo me limito mucho a la demanda que tengo. Dispongo de tierra y bastante uva para conseguir todo eso.

No haces más, porque  no quieres
No quiero que se me haga viejo en bodega. Pero si me piden más, puedo hacer más, no hay ningún problema. Estoy vendimiando la uva que considero que tengo que vendimiar y la demás la dejo para los pájaros. Todo lo que hago es ecológico y aquí en bodega la fermentación es espontánea y natural.
Controlo todo el proceso, a veces con alguna ayuda, pero todo manual, en pequeños depósitos. Es muy laborioso pero gratificante, porque además de haberlo hecho con mis propias manos, a la gente le gusta.
¿Existe una estructura, que impulse las bodegas que hay en la zona?
Sí. Tenemos la IGP (Indicación Geográfica Protegida) porque Bruselas nos exige unos años de control de calidad. Amparado bajo este signo de calidad, si hacemos bien los deberes, pasaremos a con seguir la D.O. (Denominación de Origen) de Castellón. En ese proceso estamos. No creo que tarde. Hace falta porque con D.O. es más fácil salir fuera de nuestra comunidad. En el extranjero les da igual, porque la figura de IGP la entienden y saben que es un signo de calidad. En España cuesta mucho si no tienes D.O.
¿Cómo elaboras tus vinos?
Tengo dos formas de elaborar. Una es en depósitos de acero inoxidable de 1.000 litros; no quiero depósitos grandes, como hago poca producción, no necesito más. Y luego toda la gama alta, que es Clotás lo que sea, la elaboro en barrica abierta de 225 litros,  en la que hemos tenido la guarda del año anterior. Lo que hacemos, es que le quitamos la tapa a esa barrica, metemos la uva ahí dentro y la tratamos con mucho cuidado y mucho mimo.
La vendimia la empezamos sobre el 10 de septiembre con la ambolicaire, que es la variedad tinta que primero recojo. Esta la hago en barrica abierta. Luego pasamos a los blancos, uno en depósito y el otro en barrica. Después empezamos con la tempranillo y la garnacha. Vamos alternando.  La última, a finales de octubre, es la monastrel.  Prácticamente toda la vendimia de tinto la hacemos en octubre. El Flor de Clotás está medio año en barrica y los otros un año .
Ya por último, ¿la bodega, aparte de producir vino, se puede visitar?
 Claro que sí. A mí me gusta enseñar y explicar lo que hago. Y me gusta que prueben mis vinos. Aquí, en la bodega, se pueden probar todos. Así, cuando vas al restaurante o a la tienda a comprar vino  ya los conoces, y es más fácil adquirirlo.  










viernes, 7 de junio de 2019

Traidores


Publicado en Levante de Castellón el 7 de junio de 2019
Hay una palabra que a los españoles nos gusta mucho: traición. Nuestra historia está plagada de traidores. Hay traidores a la patria, a la izquierda, a la derecha, a los colores de nuestro equipo de fútbol, a la Santa Madre Iglesia, a las ideologías sacrosantas … etc. En definitiva, todo aquel que ya no piensa como nosotros, se convierte automáticamente en traidor. Entonces, no hay posibilidad de redención y la traición quedará grabada en nuestra frente, como un estigma, y como las llagas de Cristo aparecerá cada vez que alcemos la mano para hablar. ¡A ese ni caso, que es un traidor!, es lo peor que se puede decir de una persona. Porque la traición, que en muchos casos es simplemente no comulgar con ciertas ideas o cambiar de pensamiento sobre algo o alguien que ya no nos gusta, nos anula como personas ante la sociedad o ante el grupo que se siente traicionado, sin que nadie se pare a pensar que cuando alguien cambia, tiene  motivos suficientes para hacerlo. De escucharle, ya ni hablo.
                Fueron traidores los que en el Siglo de Oro pensaron que había otra manera de entender la religión, y la Iglesia Católica, junto al grueso de la población los estigmatizó, cuando no les quemó. Eran traidores los afrancesados de principios del siglo XIX, porque no siguieron ciegamente esa visión de España ultraconservadora y ultracatólica, que inspiró la Guerra de la Independencia; de la misma manera que en la Republica las acusaciones de traidores a la clase obrera entres anarquistas, comunistas, troskistas y  algún que otro “istas” más,  estuvieron a la orden del día durante todo el periodo republicano; y de traidores al espíritu de la Nueva España franquista, se acusó a todo aquel que no renegó de sus ideas, llenando el país de dolor, marginación y muertos.  Traidores al espíritu de la Transición son quienes reclaman el reconocimiento de miles de hombres y mujeres que fueron matados o depurados por Franco y su cruzada. Igual que el jugador de fútbol que se pasa al equipo rival  por muchas glorias que haya dado en el equipo que deja. Los dirigentes del independentismo catalán, se cagaron las patas abajo (con perdón), cuando en la calle empezaron a oír la palabra traidores, una vez que se dieron cuenta que se habían metido en un callejón sin salida.
                La lista de traidores seria interminable, si además metemos todos aquellos que han militado activa o pasivamente en un partido o sindicato y cambian de parecer. Aquí es donde se concitan los mayores desprecios hacia el traidor. Por eso, en España es tan difícil que los partidos puedan pactar con otros diferentes después de unas elecciones, para formar gobiernos. Una de las opiniones que no cesan de verterse en los medios de comunicación por tertulianos estos días, es advertir sobre la traición que se puede hacer a los votantes, si se pacta con alguien que no está en tu espectro ideológico. Así,  cuando alguien plantea pactos transversales para evitar que formaciones antidemocráticas puedan participar de la gobernabilidad del país, se señala con el dedo de la traición.  
                Deberíamos aprender que pactar no es traicionar, sino simplemente, buscar con acuerdos la opción que te permita desarrollar tu programa electoral lo más posible. Que pactar es intentar, desde una posición que no te otorga capacidad de gobernar, conseguir que tu programa sea asumido en la mayoría de lo posible, por quien va a gobernar, con o sin gobiernos de coalición.  Pero mucho me temo, que en España, después de siglos de llamarnos traidores unos a otros, no estamos preparados para eso ni sospecho que queramos estarlo. Somos demasiado cainitas con quienes no piensan o actúan como nosotros, y el  miedo a ser acusados de traición nos atenaza.




La peligrosa huída hacia adelante de Israel y EEUU

  Netanyahu, EEUU y algún que otro país occidental demasiado implicado en su apoyo a Israel, haga lo que haga, sólo tienen una salida al con...