Mostrando entradas con la etiqueta Arte contemporáneo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Arte contemporáneo. Mostrar todas las entradas

jueves, 22 de marzo de 2018

La huella de los sentidos. Exposición de Victoria Cano en el MACVAC


Victoria Cano es una artista nacida en Alcalá la Real (Jaén), pero afincada en Valencia desde hace varias décadas, ciudad en la que ha desarrollado su carrera artística, aunque una buena parte de ella esté ligada a Italia. Sin embargo su obra no está sujeta a las reglas del tiempo y el espacio, transcendiendo todo aquello que la mirada física puede abarcar, hacia un mundo construido de sensaciones y belleza, en donde la naturaleza y el hombre/mujer pueden vivir en armonía.  Porque, como ella dice: «La creación artística es pasión y energía en el laberinto de nuestro recorrido por la vida». Pasión que es el motor de la creación artística y energía que está latente en la naturaleza.

Por eso sumergirse en la obra de Victoria Cano en una inmersión sensorial, en un mundo de color casi táctil. Un viaje que va de la naturaleza a las sensaciones que está provoca en nuestro interior. Una mirada introspectiva, que nos hace reflexionar sobre nuestra relación con la entorno, guiada por la belleza que desprenden sus composiciones.

                Ese viaje hacia la esencia de la belleza, «de transformación infinita que no cesa de crearse y extinguirse, recrearse y volverse a extinguir, necesitando de los sentidos y de las huellas que nos dejan», según ella misma expresa, es para Victoria Cano una necesidad de cerrar los ojos y, por tanto, no ver, sino mirando al interior. Ese viaje se puede hacer, vivir, sentir, en la exposición que Victoria Cano tiene instalada en el MACVAC (Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cernir de Vilafamés), hasta el 16 de mayo de este año. Pura energía de la naturaleza, transmitida mediante el color y la pasión de la artista, que haciendo gala de su título nos dejará huella en los sentidos.




domingo, 14 de mayo de 2017

Entrevista a Lidón Sancho

El arte contemporáneo es un termómetro de la sociedad, de cómo está funcionando la manera que tenemos de gestionar las emociones”.

Lidón Sancho Ribés, es especialista en educación artística y doctora de Arte Contemporáneo por la Universidad Jaume I de Castellón, además desarrolla una importante labor como comisaria de exposiciones. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que se mueve empujada por una pasión: enseñar a comprender el arte, porque en ese conocimiento está su fuerza liberadora y trasformadora de la sociedad y de las personas que la forman. Educadora artística y comisaria de exposiciones, son las dos actividades que forman el eje central de su vida profesional. Acaba de publicar un libro titulado: “Regina José Galindo: la performance como arma” (UJI. Servicio de Publicaciones., 2017), como reivindicación de una artista que tiene en la performance un instrumento de denuncia social, que trata de remover nuestras conciencias.

Quedamos a charlar en la terraza de una cafetería de Castellón, en una luminosa mañana de primavera, y enseguida entramos en materia, porque urge descubrir qué se esconde detrás de esa mirada perspicaz que tiene Lidón Sancho sobre la vida y el arte contemporáneo. 

Leer entrevista

viernes, 15 de mayo de 2015

Arte y sostenibilidad en el MACVAC

                                                     Autor: Joan Callergues
Publicado en Levante de Castellón el 15 de Mayo de 2015
El 18 de Mayo se celebra el Día Internacional de los Museos, un evento cultural que tiene como objetivo acercar estos a la ciudadanía transcendiendo el cometido de contenedores de arte que tienen, para convertir esos espacios que albergan el lado más refinado de la humanidad en lugares para el desarrollo social y cultural. Los humanos tenemos habilidades extraordinarias que nos diferencian del resto de los animales: el raciocinio, el lenguaje, el arte… Todas ellas nacen de nuestra capacidad para la abstracción que nos permite elaborar imágenes y discursos conceptuales, es decir, nuestra singularidad racional hace que podamos abstraer del todo el concepto de las cosas y elaborar pensamientos complejos, que están en el centro de la evolución de la humanidad desde que esta existe, cada vez más diferenciada del resto de los animales.
                Si en un principio nuestro comportamiento no difería mucho de las especies que nos rodeaban: cazar, proteger la manada, dormir y procrear, la aparición de habilidades   racionales, como la elaboración de utensilios, ropa y primitivas formas de organización social, fueron marcando una distancia que con el tiempo se convirtió en abismo. Pero es en la aparición del arte cuando los humanos empiezan a dominar los sentimientos, a tamizarlos por el filtro de la razón y expresar de forma conceptual la vida y los pensamientos. Las primigenias manifestaciones literarias, cuando todavía no existía la escritura y toda la tribu se reunía en torno a un fuego para escuchar las historias que contaban los mayores, tienen el efecto de ir elaborando construcciones conceptuales y metafísicas en la mente de aquellos hombres y mujeres que habitaban la prehistoria, que llegarán a su momento cumbre cuando aparece la escritura, como el arte de expresar mediante signos esos pensamientos.
                Pero varios milenios antes de ese momento cumbre en el que las primeras manifestaciones escritas aparecen, el arte plástico: pintura y escultura, es ya una forma de representación de la realidad y la metafísica en diferentes grupos humanos que se extienden  por todo el globo terráqueo. El arte rupestre nos ha dejado una huella impagable de cómo interpretaban, veían y sentían la vida  nuestros antepasados prehistóricos, formulando conceptos abstractos y mágicos que expresaban sus miedos, sus necesidades y sus pasiones.  Nunca como en aquellos años el arte ha estado tan ligado a los sentimientos y las creencias de los humanos. Nunca, hasta el siglo XX, que vuelve a convertirse en un modo de expresión que sintoniza con los problemas de la gente  y propone alternativas conceptuales a la realidad que circunda a la sociedad.
                En el siglo XX y XXI, el arte supera el corsé de ser un instrumento al servicio del poder, controlado y manejado por este como arma de propaganda. Durante siglos el poder religioso, el político y el económico han utilizado el arte y la cultura para su mayor gloria decidiendo cómo debían ser y quién era apto para convertirse en artista de reconocimiento, que es en definitiva una de las esencias del arte. Si la obra de un creador no transciende de las paredes de su estudio y se convierte en un vehículo de expresión de ideas y sentimientos, no tiene razón de ser. No es que el arte se haya liberado en este último siglo de ese yugo de control del poder, pero la democratización de la sociedad ha permitido que el artista no sea perseguido por su obra cuando esta no gusta al poder, o transgrede las normas que ellos tratan de imponer. La democracia ha liberado nuevas formas de creatividad y puesto en valor temáticas impensables en los últimos siglos.
                 Los museos han pasado de ser exclusivamente contenedores de arte, en muchos casos sin un criterio definido, muy del gusto del poder establecido, a convertirse en espacios de dinamización cultural, que ponen en valor la obra que albergan e interactúan con la sociedad, convirtiéndose en centros de intercambio cultural, cooperación y desarrollo social, además de lugares de encuentro de vanguardias y  movimientos artísticos. Este espíritu es el que recogió el Consejo Internacional de los Museos (ICOM) cuando en 1977 decidió declarar el 18 de Mayo como Día Internacional de los Museos.
                La urgencia de frenar la destrucción del planeta y proponer alternativas para la erradicación de la pobreza desde el respeto al medio ambiente, mediante un crecimiento sostenible, están en el fundamento de la convocatoria de este año 2015 del Día Internacional de los Museos, que bajo el lema “Por una sociedad sostenible”, trata de hacer una reflexión sobre el papel del arte en la construcción de referentes conceptuales en la sociedad que conduzcan a la consecución del objetivo de sostenibilidad y justicia social, al introducir elementos de desarrollo que colisionan con el modelo de crecimiento y desigualdad que desde el poder se impone, como único posible.
El Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni de Vilafamés (MACVAC), un año más, vuelve a celebrar el Día Internacional de los Museos, apuntándose con decisión a la propuesta de la convocatoria, mediante una exposición muy acertada, comisariada por Patricia Mir, que bajo el nombre “Conciencias Sostenibles. Materiales pobres y denuncia social en el MACVAC”, propone, con obras del fondo artístico del Museo, adentrarnos en  el papel del arte como instrumento de denuncia de la deriva de destrucción ambiental y social que está acabando con el planeta y las sociedades que lo habitan. La utilización de materiales en desuso, que se simboliza en el arte matérico o en su expresión más radical, el arte povera; y la propuesta del arte como instrumento de sociabilidad que incita al reciclaje y la preservación de la naturaleza, proponiendo nuevas fórmulas de relaciones sociales y económicas, son los criterios de esta magnífica exposición que se inaugura el día 16 de Mayo y estará abierta hasta el 14 de Junio.

Cuando el arte irrumpió en el imaginario de nuestros antepasados prehistóricos, dando lugar a manifestaciones tan hermosas como las Cuevas de Altamira o el Barranco de la Valltorta, significó la introducción de una simbología que ayudo aquellos hombres y mujeres a comprender mejor el mundo que los rodeaba. Hoy, miles de años después no han cambiado tanto las cosas. El arte sigue ofreciéndonos interpretaciones de la realidad que nos ayudan a entender lo que está sucediendo y a conceptualizar fórmulas de cambio. Esa es la gran diferencia que nos distingue del resto de los animales, siendo el arte una de las más bellas manifestaciones de esa distinción. 

viernes, 1 de marzo de 2013

Exposición Grupo Figuración Siglo XXI



De José Manuel González de la Cuesta


Figuración XXI es un grupo de jóvenes castellonenses que han tomado la figuración como bandera, haciendo de ella una reivindicación artística, no tanto porque en esa tensión dialéctica habida a lo largo del siglo XX entre figuración y abstracción, la primera haya sido ninguneada en ciertos círculos artísticos y mercantiles, hasta la poderosa irrupción que el Arte Pop y el Realismo tuvieron desde los años 60, o incluso que algunos de los grandes pintores del siglo, como Edwar Hopper, George W. Bellows, en Estados Unidos, Antonio López, Amalia Avia, o Eduardo Úrculo en España, hayan marcado parte de la historia del arte del siglo XX, sino porque su reivindicación va más allá del mero aspecto formal, tal como exponen en su Manifiesto fundacional: Este reclamo, viene dado entre otros motivos por una revitalización y un reconocimiento a la figura del pintor de caballete, que se remonta a tiempos inmemoriales dentro de la historia del arte y por supuesto al lado más manual y humano que conlleva el ejercicio de la pintura”. Es una reivindicación del oficio de pintor, una vuelta al clasicismo del caballete como soporte de la obra pictórica. Sin embargo, tienen también un espíritu de vanguardia, reflejado al reivindicar la nueva figuración mediante un  “manifiesto” en el que anunciar cuáles son sus propósitos como Grupo, del mismo modo que las vanguardias del siglo XX hicieron sus propios manifiestos, como gritos al mundo de cuáles eran sus ideas artísticas. Pero El Grupo Figuración XXI no se queda en la reivindicación del aspecto formal de la pintura: “De la misma forma se puede optar por ser “tradicional” en cuanto a la ejecución se refiere y “moderno” en el concepto”, dicen reclamando el derecho conceptual de la pintura figurativa. La apariencia naturalista y explícita nunca ha estado exenta de contenido, continúan expresando en su manifiesto.
         Ahora, hasta el día 23 de Marzo exponen en Castellón, en el Centro Cultural Provincial Las Aulas, donde podemos ver el Pop de Raquel Lara, en figuras y rostros de mujer con una delicada factura cubista no geométrica, que nos habla del arte como una evolución constante, rememorando al gran Roy Lichtenstein’s. Carlos Asensio nos enfrenta ante un realismo que va más allá del puro ejercicio visual, transcendiendo hacia la intelectualización y el concepto que nos quieren expresar esos hombres, jóvenes o mayores, en actitudes gimnásticas que incitan a pensar que la vida está inmersa en una dinámica que sólo se acaba con la muerte. Nacho Puerto nos asombra con el realismo casi etéreo de sus paisajes urbanos, o en la frontera del hiperrealismo surrealista o el Pop, con una belleza formal que deja al espectador desnudo ante sus obras.  Todos ellos componentes del Grupo Figuración XXI, que nos dan la buena noticia de que el arte pictórico sigue vivo en Castellón, que tan buena tradición tiene, siguiendo la estela de Traver Calzada, Luis Prades o Bolumar, con una propuesta expositiva que cierran la fuerza expresiva de las naturalezas de Esmeralda Rodríguez y la materia escultórica postindustrial de Manuel Martí.
         Estamos, por tanto, de enhorabuena, al constatar la calidad artística de estos jóvenes que auguran un futuro prometedor para ellos mismos y para el arte sin fronteras.
        

sábado, 23 de febrero de 2013

Vilafamés. Arte contemporáneo


                                                                                                 Fotografía de: Abiriltu

De José Manuel González de la Cuesta

A finales de los años 60s del siglo pasado, el crítico de arte valenciano Vicente Aguilera Cerni regresa de la Costa Azul donde ha estado trabajando con Roberta González en un futuro libro sobre su padre, el escultor Julio González. Es un viaje de vuelta en el que don Vicente, que va con su hija Mercedes, lleva la cabeza llena de ideas sobre el arte contemporáneo, del que es una experto reconocido internacionalmente, por los días pasados inmerso en la obra del gran artista español, que murió en París en 1942, pero todavía no sabe que está a punto de encontrarse ante el gran proyecto de su vida; de cruzarse con su destino en un pueblecito cercano a la costa de Castellón, que en aquellos años de prohibiciones de lenguas vernáculas, se denominaba Villafamés. Lo que tenía que haber sido una visita fugaz a su tío Paco, acabará convirtiéndose en la ciudad visible para Aguilera Cerni, en un lugar que impregnará su espíritu al encontrarse una localidad encaramada en un alcor del que sobresalen las ruinas de un castillo vigilante de la inmensa belleza de una llanura mediterránea que se pierde, al fondo, en las siluetas de la sierra que cierra el decorado paisajístico.
                Durante ese final de década,  los años 68 y 69, en los que la sociedad española empieza a cambiar sutilmente debajo de la pesada alfombra oficial del franquismo, se juntan dos voluntades poderosas en Villafamés: la de un pueblo que todavía rezuma historia entre sus calles, ruinosas por la dejadez atávica que tenemos los españoles de abandonar lo antiguo, pero cargadas de un esplendor que tuvo que ver con su conquista a cargo del rey Jaime I en el siglo XIII; con ser sede de la orden de Montesa, que traerá una larga disputa jurisdiccional entre la Orden y la Corona, hasta que en 1635 pase a ser una villa plenamente de realengo; o con su resistencia numantina a los ataques y asedios carlistas en el siglo XIX, que tras no conseguir doblegar su espíritu liberal, la dejaron semidestruida. La otra voluntad que se cruza junto a la del pueblo de Villafamés, muy dignamente encabezado por su alcalde don Vicente Benet Meseguer, es la de Aguilera Cerni, que ha encontrado el lugar idílico, sin pretenderlo, para desarrollar un proyecto consagrado al arte contemporáneo, a su conservación y difusión. Quién sabe si este era el sueño que albergaba en el subconsciente desde años atrás. Y es aquí, en la confluencia de estas dos voluntades, donde nace el Museo Popular de Arte Contemporáneo de Villafamés, al conseguir que la Diputación de Castellón compre el ruinoso palacio de Batlle, y tras cedérselo al ayuntamiento y acometer unas iníciales obras de restauración, poder inaugurar en 1972, con apenas 200 obras, la sede de uno de los muesos de arte contemporáneo más fascinantes que existen en España.
                ¿Qué le hace extraordinario al Museo de Vilafamés? Desde una perspectiva social, su carácter popular, a pesar de que hoy haya perdido la denominación de Museo Popular, para internacionalizarlo, sigue siendo un museo del pueblo, no de pueblo, en el que el ayuntamiento y los vecinos tienen un importante papel en su gestión y dirección, lo que ha conseguido que en estos tiempos de crisis, en que la cultura ha pasado a tener la consideración de un gasto superfluo para el Estado y la sociedad, el museo siga vivo y a nadie se le ocurra caer en la tentación de dejarlo morir o cerrarlo. Algo que tiene mucho que ver con la forma en que se gestiona la obra expuesta, un acierto de Aguilera Cerni, que impide estatutariamente comprar obra, evitando así el enorme desembolso que supondría tener que acudir al mercado para actualizar los fondos. De esta forma son los artistas los que le donan obra al museo, bien en depósito temporal o permanente, lo que permite una renovación constante de la obra expuesta, dándole a la exposición la frescura de la novedad permanente.
                Pero lo que hace más interesante al Museo de Vilafamés es su colección, los cuadros que cuelgan de sus paredes, o las esculturas que llenan las estancias, como totems artísticos que nos hablan de cómo ha intentado el arte contemporáneo atrapar el espacio y darle volumen a lo largo del siglo XX. Aunque no hay grandes obras de referencia, ni una profusión de artistas encumbrados por la crítica y el público, esto es sólo una apariencia de  la calidad que tiene el museo. A poco que se va paseando por las maravillosas salas del palacio, uno va descubriendo obras significativas de importantes artistas que, atrapados por la idea del museo, generosamente las donaron. Y si no es este el lugar para ir desgranado nombres, si lo es para afirmar que el arte contemporáneo español, con especial representación del valenciano, de la segunda mitad del siglo XX, está presente en el museo, además de una somera visión de las vanguardias anteriores a los años cincuenta. Desde el informalismo, hasta el arte cinético u óptico, pasando por el pop art, las abstracciones geométricas, el expresionismo tan presente a los largo de estos últimos años, ya sea en su vertiente figurativa, ya sea en su vertiente abstracta. El realismo, que con tanta fuerza volvió a partir de los años setenta; el compromiso social de muchos artistas, que nunca han vivido ajenos a la realidad que les rodeaba; el arte rupturista de los años cincuenta y sesenta que denunciaba el simplismo moral y estético, teñido de moral religiosa y dictadura, que promocionaba el régimen de Franco. Todo está en el Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés, que cuatro décadas después de la visionaria idea de un pueblo y un crítico de arte, ha conseguido que siga vigente su espíritu inicial de convertir una localidad rural en centro internacional de arte contemporáneo, sabiendo entender que las identidades colectivas no solamente están en el pasado, se van construyendo día a día con el presente. Y en esto el arte tiene mucho que aportar.

LAS ESPÍAS Sinopsis de la novela

  Sinopsis   En 1940 España es un hervidero de espías mientras Europa se desangra ante el empuje de la Alemania nazi, que tiene prácticame...