lunes, 5 de junio de 2023

23-J. Las emociones como arma electoral

 


Dicen que estas elecciones se van a dirimir en el terreno emocional, que no va a importar que España hoy sea un país mucho más potente en el escenario internacional ni que los españoles, en su conjunto, vivamos mucho más protegidos por el estado de bienestar que hace ocho años, después de la Gran Pandemia y una guerra que se dibuja como un ataque frontal al modelo de sociedad europea. Nada importa, ni tan siquiera que tengamos las cifras de empleo más elevadas de nuestra historia reciente ni que los salarios y pensiones estén en la senda de la recuperación del poder adquisitivo. En estas elecciones lo que está en juego son las emociones de los españoles.

Y nosotros, como inocentes pardillos adolescentes, nos lo creemos y nos lanzamos a un juego de pasiones políticas en donde no importa nada que no sea lo que nos sale de las entrañas, que como ustedes saben pueden crearnos muchos problemas si no están alimentadas correctamente. Un juego que solo interesa a la derecha, porque a ella nuestro bienestar y todo lo demás le importa bien poco, y es encendido las pasiones, que como todos sabemos son la antítesis de la racionalidad y la reflexión sosegada de lo que sucede a nuestro alrededor, como pueden pescar en el río revuelto de una sociedad descreída.

Apelar a las emociones, como único criterio de mirar la realidad y acercarse a las urnas, no es algo nuevo inventado por los cerebros de la derecha española y sus hooligans mediáticos. Ya lo pusieron en práctica Mussolini, Hitler, Franco o Stalin, instalados en el poder apelando a los sentimientos patrios, la negación de los políticos y/o la emoción de las banderas. Y no es que ahora la derecha quiera instaurar una dictadura, aunque en el camino está si sigue tonteando con la extrema derecha, pero sí les resulta eficaz que perdamos el tiempo en descargar la adrenalina acumulada por unos años difíciles, contra quien gobierna instalado en la razón del bienestar social, desviando así, la atención sobre los logros conseguidos y el paraguas de protección que hemos tenido, para superar estas últimas crisis.

La sociedad española no debe caer en esa gran falsedad a la que estamos siendo sometidos para que votemos o no vayamos a votar. Porque nos va mucho en estas elecciones y ya la hemos liado parda con las elecciones municipales y autonómicas, permitiendo desalojar del poder a gobiernos que objetivamente lo estaban haciendo bien. Y todo, porque lo que se impone son las emociones.

         

 

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