María
García-Lliberós es una de las escritoras más prolíficas que tenemos en el
panorama literario de la Comunidad Valenciana. Con más de una decena de obras
publicadas, la mayoría de ellas novelas, su trayectoria como escritora ha ido
evolucionando en un crescendo de calidad, que hace de sus últimas novelas una
lectura imprescindible. He tenido la fortuna de leer sus últimas cinco novelas
y puedo dar fe de ello: Babas de caracol, Lucía y la fragilidad de los
fuertes, Diario de una sombra y La Función perdida. A las que tengo
que añadir su última obra Más allá de la tristeza.
Es
de esta novela de la que quiero hablar, pues, una vez más, la autora hace un
ejercicio de equilibrismo literario al tratar en una misma trama varios temas
de por sí complejos, con un estilo sencillo, que hace fácil la lectura, sin
perder por ello un ápice de calidad. Porque tratar en una misma novela temas
como las adopciones de niños extranjeros, el acoso escolar, la xenofobia y la
pederastia, es embarcarse en una aventura que no siempre llega a buen puerto.
Pero María García-Lliberós lo consigue mediante un juego literario que le da a
la novela un ritmo tranquilo, pero no exento de cierta tensión emocional.
La
aceptación de la culpa en una familia rota por una mala gestión derivada de la
adopción de un niño peruano, que acaba desembocando en un fatal suceso, es un
brindis al triunfo del amor, como única expiación de esa culpa, que
magistralmente conduce la autora mediante un artificio narrativo que provoca en
el lector empatía con los tres personajes de la historia, de tal manera que
ninguno aparece como culpable, ni tampoco deja de serlo del todo. Para ello se
sirve de la confesión, en primera persona, de Bernardo (padre) y Diego (hijo)
de su responsabilidad en los acontecimientos que llevan a la ruptura familiar.
Esta ausencia de narrador hace que su historia tenga mucha más verosimilitud y
el lector se identifique con ellos. Sin embargo en el tercer personaje, el de
Alicia (madre), aparece un narrador externo, que nos relata la situación de
enfermedad mortal que vive esta, entremezclándose con sus recuerdos, que
vuelven a ser en primera persona, pero en este caso más como la necesidad de
perdonar y ser perdonada, que alivie la pena y el dolor que durante años ha
albergado en su corazón.
Hay
mucha sabiduría en esta manera de contarnos algo que podría haberse complicado
mucho, pero que María García-Lliberós, como ya he dicho más arriba, hace
sencillo. En definitiva, Más allá de la tristeza, publicada por la
editorial Sargantana, es una novela que no deja indiferente, al conseguir que
el lector o la lectora se implique en la confesión y el deseo de perdón de unos
personajes que nunca han dejado de amarse y que nos lega un mensaje de
esperanza, de triunfo del amor.
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ResponderEliminarGracias, José Manuel. Esta novela me está dando muchas satisfacciones, por la extraordinaria acogida que está teniendo. Hablaremos despacio el próximo 25 de noviembre en tu ciudad, en el acto previsto en Librería Babel.
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