martes, 31 de marzo de 2020

Decimoséptimo día de cuarentena. Pedro Sánchez en el punto de mira


Decimoséptimo día de cuarentena. Llueve y hace frío. El tiempo sigue siendo nuestro aliado en el confinamiento para que no nos apetezca mucho salir de casa. Antes de hablarles de lo que hoy me gustaría, ¿no se han fijado que la mayoría de los presentadores/as de la televisión, están más guapos/as cuando salen desde su casa, que cuando están en el plató? Por algo será, que los doctores en mercadotecnia tendrán que pensar.
Pero de lo que quería hablarles hoy es de Pedro Sánchez; este sí que tiene mala cara. Ni se me ocurre cuestionar la gestión de la epidemia desde el punto de vista sanitario, que ahora es lo más importante, y como ya he dicho en otras ocasiones, debemos estar todos como una piña con el gobierno. Ya habrá tiempo de valorar y hablar de lo bueno y lo malo.
Pedro Sánchez está en el punto de mira de mucha gente que está esperando a que pase esto para lanzarse a su cuello, porque todo lo habrá hecho mal; no tardarán mucho en pedir elecciones anticipadas, a ver si pueden sacar tajada después de tantos días de confinamiento. La vileza de la política es así, aquí y en Madagascar, siempre hay gente más preocupada por tener el poder, que por gobernar por el bien común.
Pero, cuando pase esto, a Pedro Sánchez no se le va a juzgar por sus decisiones sanitarias, muy condicionadas por la situación. Se le van a pedir explicaciones por sus decisiones económicas y, sobre todo, sociales. Si sabe dar respuesta a las necesidades de la gente, a que la percepción cuando volvamos a la calle sea que no hemos vuelto a pagar los mismos los platos rotos de esta crisis, lo tendrá  mucho más fácil y podrá alejar la guadaña de la derecha de su cuello.
Es cierto que son demasiados los intereses, que tiene que hacer mucho encaje de bolillo, pero eso no es excusa para que no sea un gobernante para la mayoría. Muchas voces apuntan a que el mundo: las relaciones sociales, económicas, políticas, ecológicas, etc., no van a ser iguales después de la pandemia. No tenemos ni idea de hacia donde vamos, pero sí podemos vislumbrar algo en el horizonte. Para que esos cambios sean lo menos traumáticos posible; para que el coste y el beneficio sea compartido; y para que no volvamos a lo que algunos quieren volver: la desigualdad, el poder acaparado en pocas manos y la destrucción de todo lo que no sea beneficio económico, necesitamos que Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y el gobierno en pleno tengan claro, dentro de lo que cabe, cuál va a ser el futuro. Porque de ese futuro va  a depender nuestra vida y su supervivencia política.
Yo no dudo que pueden hacerlo, pero tienen que demostrarlo. Sí se me plantean dudas si ahora nos estuvieran gobernando los de la crisis anterior; los de los recortes y la pleitesía a la banca y el gran capital. Hoy hay que abrigarse a las ocho, que hace frío y cogerse un resfriado ahora es un problema gordo.

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