martes, 17 de marzo de 2020

Tercer día de cuarentena. Esperanza y agoreros


Día tres de cuarentena. Hoy he vivido cosas que me parecían imposibles. La cola que he tenido que hacer para entrar a comprar en el supermercado, me ha recordado, sin hacer ningún esfuerzo para ello, los años de Telón de Acero, y todas aquellas imágenes que  nos llegaban de enormes colas para comprar el pan o lo que hubiera en algunos países del éste, los que estaban bajo el dominio soviético. Ha sido como vivir una falsa realidad, con la cola, el guardia de seguridad dando paso, la falta de algunos productos en las estanterías, la gente con mascarillas, poca, la verdad. Todo ajeno al mundo que hace una semana vivíamos. Y no sé por qué me ha venido a la cabeza la película “Good bye Lenin”. Por cierto una obra maestra del cine que os recomiendo, si es posible encontrarla en alguna plataforma, para estos días de tedio creciente.
Llegan de Italia algunas noticias esperanzadoras. Según el diario La Reppublica, el número de víctimas en Italia empieza a descender. Os dejo el enlace por si lo queréis ver: https://www.repubblica.it/cronaca/2020/03/16/news/coronavirus_oggi_rientra_in_italia_il_comandante_della_diamond_princess-251404715/?ref=RHPPTP-BH-I251423878-C12-P5-S2.4-T1
No todo es mal tiempo, como el que hoy sigue haciendo, para acompañarnos en nuestro retiro. Aunque quizá yo peque de optimista, y quiera ver la luz donde muchos solo ven oscuridad. Pero si no pensamos que todo va a ir bien; si nos apartamos de los agoreros, esos que solo hablan para decir que esto va a ir a peor, ¿cómo vamos a ser capaces de soportar un encierro de tanto tiempo entre las cuatro paredes de nuestra casa?
Ahora parece que todo va a peor: sube el número de víctimas, todos los días nos dicen  que los hospitales se van a colapsar, el mundo se fronteriza y los países se pliegan sobre sí  mismos, nos dicen que en China han aumentado bastante las demandas de divorcio después de la cuarentena. En fin, nada bueno hay bajo el sol, salvo la noticia de Italia.  Pero a mí los agoreros me cansan, me aburren solemnemente, porque si las cosas van a ir a peor, ya nos enteraremos, pero mientras, que nos dejen vivir con ese pequeño rayo de esperanza, de que esto va a durar poco.  Por lo menos, así, somos algo más felices, aunque haya que hacer cola para entrar en el supermercado.   



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