domingo, 22 de marzo de 2020

Octavo día de cuarentena. Juntos somos eternos


Octavo día de cuarentena. No por esperada la noticia deja de tener impacto: la cuarentena se va a prolongar 15 días más. Voy a tener que empezar a aplicar mi técnica de contaje cuando voy a nadar. Normalmente suelo hacerlo dos o tres veces por semana. Cuarenta largos sin parar de una piscina de 25 metros. Cuando uno está nadando se busca sus estrategias para contar los largos que lleva y que la monotonía no te acabe agobiando, si te pones a pensar lo que llevas y lo que te falta, porque eso es malo, y al final, se nada a disgusto, deseando terminar. Lo mejor es pensar solo en el largo que estás, repitiéndotelo como un mantra hasta que llega el próximo. Les aseguro que funciona.  
Ya les he comentado en algún escrito anterior que va a llegar un momento en que la novedad del encierro se difuminará y caigamos en la monotonía y el aburrimiento; va a ser así y debemos estar preparados para ello. Por eso, independientemente de las estrategias que cada uno se construya, le recomiendo que no piensen en lo que llevamos de cuarentena y, mucho menos, lo que falta. Lo mejor es el día a día, el partido apartido como decía un entrenador de fútbol, porque además, es inútil planificar nada a futuro, cuando no sabemos qué día va a llegar ese futuro.
Mientras tanto, veo una sociedad de la que sí tenemos que sentirnos orgullosos, con ese orgullo que no dan las banderas, ni las glorias imperiales, ni la España eterna, como clamaba hace unos días un dirigente político en el Congreso. Aquí lo único que hay es gente que se ha puesto a trabajar, a mostrar ese lado tan maravilloso, que hace que la humanidad merezca la pena. Me refiero a la solidaridad. Por todo el país surgen iniciativas particulares que tratan de paliar la urgente necesidad de cariño, material y apoyo, que ahora mismo tiene la sociedad española. Son hombres y mujeres que desinteresadamente están ofreciéndonos sus conocimientos en áreas que son imprescindibles, como el arte, la música, la literatura, el apoyo psicológico, el mantenimiento físico ; que se han puesto a trabajar tejiendo mascarillas, ideando métodos para que los test se hagan más rápido y seguros, o los respiradores se puedan obtener en un corto espacio de tiempo. Empresas  que están poniendo sus instalaciones y trabajo al servicio del gobierno y las instituciones. Universidades y laboratorios que trabajan sin descanso para encontrar medicamentos y vacunas contra este virus que está cambiando el mundo. Y, por su puesto, todos a aquellos y aquellas que están en primera línea de fuego, exponiéndose, más allá de sus obligaciones. Todos y cada una de ellas son el motivo de orgullo nuestro.
Es en eso en lo que tenemos que pensar, para que esta cuarentena sin fecha de caducidad se nos haga más soportable. Porque cuando uno se siente orgulloso personal y colectivamente, todo se aguanta. Ya lo dijo alguien hace mucho tiempo: “Uno a uno, todos somos mortales. Juntos somos eternos”.

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