viernes, 13 de marzo de 2020

El valor de aburrirse


¿Y ahora qué hacemos? confinados en nuestras casas, cuando llegue el momento de estar hartos de tanta tele, tanto Internet y tanto móvil y nos encontremos a un paso de descubrir el placer del aburrimiento. Sí, sí, como lo digo: EL PLACER DEL ABURRIMIENTO. De no hacer nada, de sentirnos indolentes, abúlicos, sin nada que agitar en nuestro horizonte vital. A lo mejor, empezamos a pensar que ese pánico al aburrimiento, a no estar constantemente haciendo cosas (ni siquiera paramos cuando estamos de vacaciones); a no ser esclavos de estrés permanente por hacer algo, es una condena. A lo mejor, nos damos cuenta de que en el aburrimiento desplegamos una enorme capacidad de pensar, de reflexionar sobre la vida, de lo que nos rodea, de la familia, del trabajo, de  la propia indolencia del aburrimiento, y nos damos cuenta de que hay un mundo propio, nuestro, que está por descubrir, una vez perdido en la vorágine que nos impone la vida moderna hiperconectada e hiperactivada. A lo mejor, detrás del aburrimiento, miramos con otros ojos menos ciegos a nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros vecinos, amigos y compañeros; incluso, gracias al aburrimiento nos podemos dar cuenta que tenemos capacidad de empatizar con los demás y salir de la burbuja de yoísmo que nos envuelve. Incluso, a lo mejor, cogemos un libro y descubrimos que todo lo que nos pasa ya está escrito, y en muchos casos de una manera mucho más divertida y sugerente que nuestra vida.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bullying político

  Pasados ya los días de tensión nacional e internacional y de incertidumbre expectante que hemos tenido en España y quizá en parte del mund...