En febrero
de 2022, Cuca Gamarra, que todavía era fiel a Pablo Casado, dijo que la Reforma
Laboral era un cambio objetivamente malo…un paso hacia atrás… y que tendría
una corta vida, solo hasta que el Partido Popular tomase las riendas. Núñez
Feijoo defendió que sólo servía para maquillar las cifras del paro. Después,
en su propaganda de derogación del sanchismo, la Reforma Laboral entraba en el
paquete de lo que iba a hacer el ya autoproclamado presidente del gobierno.
Pero como parece
que alguien le ha dado un tirón de orejas, vuelve a desdecirse o mentir, y la Reforma
Laboral del sanchismo ya es buena. Núñez Feijoo: Es sustancialmente una
buena reforma, donde dije digo digo Diego. Incluso va más lejos en su impudor:
Es la reforma del Partido Popular con algunos ajustes. ¿Dónde han
quedado los exabruptos lanzados contra el gobierno y la propia reforma cuando
se aprobó? El acuerdo del
diálogo social supone un retroceso. El PP ni transige ni contemporiza ni se
resigna cuando está en juego el empleo de los trabajadores” (Cuca Gamarra,
otra vez).
A ver si
lo entendemos: la reforma laboral es mala, pero es la reforma que habría hecho
el PP, con algunos ajustes, porque sustancialmente es una buena reforma (Es
el alcalde el que quieren que sea los vecinos el alcalde). Seguimos con los
juegos de palabras. Si no comprendemos lo que dicen, nunca se les podrá acusar
de engañarnos. Parece que el antisanchismo se ha convertido en el juego del Scattergories,
y se admite pulpo como animal de compañía, si esto vale para ganar. Lo que nos
lleva a preguntarnos si los dirigentes del Partido Popular habrán dicho alguna
verdad desde que empezó esta ya larga campaña electoral.
Yo me temo
que sí. Porque si tengo que creerme algo es lo de que la Reforma Laboral es una
mala Ley que el PP va a eliminar cuando tome las riendas. No nos tenemos que
olvidar que está se halla en las antípodas de la que aprobó el gobierno de
Mariano Rajoy, que tanto gusta a los populares. Porque no nos engañemos, a la
derecha no le importa si los trabajadores y trabajadoras están protegidos en
sus derechos laborales, tienen salarios justos y condiciones de trabajo dignas.
Ya lo dijo muy explícitamente aquella diputada aplaudiendo a rabiar, Andrea
Fabra, cuando Mariano Rajoy anunciaba recortes para los parados: ¡Qué se
jodan!
Este es el
verdadero espíritu que anida en el alma del Partido Popular: que trabajadores y
parados se jodan, y si no haber nacido ricos… o corruptos. El espíritu que se
plasmó en la Ley de Reforma Laboral del gobierno de Mariano Rajoy, que dejó a
los trabajadores y trabajadoras, perdónenme la expresión, con el culo al aire
ante los empresarios. En contraste con los ERTES activados por el sanchismo,
que evitaron el desempleo de millones de trabajadoras/es y el cierre de muchas
empresas. Hablando en román paladino, mientras el anterior gobierno del PP aumentaba
las listas del paro con políticas laborales y de protección regresivas, el
sanchismo frenaba, gracias a los ERTES, la pérdida de empleo derivada de la
pandemia de coronavirus. Y negociaba con los agentes sociales una nueva Ley laboral
que representa todo lo contrario al espíritu del PP en materia de derechos y
salarios.
Por eso no
creo que ahora vayan a resistir la tentación de cambiar la reglas del juego. Y en
caso de no derogar la ley y volver a las condiciones semiesclavistas de la
anterior del Partido Popular, el truco está en los “ajustes”. Con algunos
ajustes, ha dicho Núñez Feijoo. Porque ajustando ajustando, se convierte un
traje de bailarín en un traje de luces: un recorte por aquí, un añadido por allá,
un pespunte, un retoque donde carga el pantalón, y ya está: un torero de
vicepresidente. No es nigromancia es caradura. El arte de magia está en
convencernos que lo que ahora está bien, hay que cambiarlo a peor, aunque sea a
hurtadillas.
Sería muy
triste que dejándonos llevar por los cubiletes del trilero, perdiéramos todo lo
avanzado en derechos laborales, que hemos ganado por culpa del sanchismo. Pero en
España todo es posible si se presenta bien empaquetado. Algo al respecto dijo
Otto von Bismarck: España es el país más fuerte del mundo, los españoles llevan
siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido.
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