lunes, 16 de noviembre de 2020

Los marqueses del PSOE nunca descansan

 


Han tardado mucho en salir los marqueses del PSOE en alinearse con la derecha, una vez más, para lanzar sus acometidas contra Pedro Sánchez, ahora con la inestimable colaboración del fósil Alfonso Guerra; no tardará en aparecer Felipe González, parar cerrar el círculo de los que nunca perdonarán a Pedro Sánchez haberles quitado el poder omnímodo en el partido.  No, no hay paz en el PSOE, ni el poder ha cerrado las heridas abiertas desde los acontecimientos de ida y vuelta de despido y regreso del actual presidente del gobierno, a la secretaría general. Las espadas están en alza y, por eso, a la mínima las sacan a relucir, amenazantes, para que no se olvide que le queda el tiempo justo de seguir como presidente del gobierno, para que se inicien otra vez las hostilidades, con los mismos nobles y pajes como protagonistas.

A los barones: Fernández Vara, García Page, Javier Lambán y Susana Díaz -esta sospechosamente callada, no vaya a ser que pierda opciones de volver a ser la reina del socialismo andaluz, con aspiraciones hispánicas-, no les gusta que el gobierno avance contra viento y marea en sus políticas progresistas. Por eso no aceptan que el ejecutivo tenga que ser compartido, y mucho menos que no se haga todo lo que ellos quieren que se haga. El gobierno está controlado por Pablo Iglesias, dicen, mostrándonos su incapacidad para entender lo que significa un gobierno de izquierda no monocolor.

Pero no lo dicen  porque realmente lo piensen, sino porque lo que les pide el cuerpo es mostrar al gran público de electores que Pedro Sánchez es un dirigente débil, incapaz de gobernar con autoridad, porque tiene que consensuar las medidas de gobierno con el enemigo. Sí, digo bien. Para estos nobles del socialismo español, el enemigo no es la derecha cavernícola que hay en España, la que ellos propiciaron con su abstención disfrazada de responsabilidad, pero que el resto de los españoles entendimos como una putada, que nos iba a mortificar la vida cuatro años más (les debió parecer poco lo que habían hecho antes). El enemigo es quien les obliga a tener que compartir un poder, que antes era solo suyo, en el gobierno y en el reparto de beneficios giratorios.

Les preocupa más el apoyo de Bildu (qué raro otra vez como a la derecha), que el gobierno saque adelante unos presupuestos de izquierda y progresistas, quizá porque si Pedro Sánchez no puede conseguir que se aprueben, y ellos saben muy bien que con el apoyo de la derecha nunca serán aprobados, caiga el gobierno y, entonces, volverá a ser su turno, nunca mejor dicho, para restaurar en España otro turnismo, bipartidismo lo llaman, que tan bien les ha funcionado para sentirse imprescindibles, y el país no tome una senda progresista que les excluya a ellos.  

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