Así en 1620 presentó denuncia ante la justicia eclesiástica
donde consigue que a su marido se le pida que sea bueno con su mujer (sic),
algo que como pueden ustedes imaginarse al marido no le hizo mella. Pero Francisca
era una mujer inasequible al desaliento, ente otras cosas porque su vida pendía
del hilo de la próxima paliza de su marido o de que la justicia la hiciera
caso. Consigue una entrevista con el nuncio del Papa y este le autoriza a que
pueda presentar su caso ante la jurisdicción que ella considere.
De esta forma el caso de malos tratos que su marido ejercía
sobre ella llega a la Audiencia Escolástica de la Universidad de Alcalá de
Henares, que en 1624 dicta sentencia, firmada por el rector Álvaro de Ayala: prohibimos
y mandamos al dicho Jerónimo de Jaras no inquiete ni moleste a la dicha
Francisca de Pedraza…por sí ni por sus parientes ni por otra interpósita
persona”. La sentencia de divorcio estuvo acompañada por una orden de
alejamiento y la devolución de la dote. Francisca de Pedraza no solo obtuvo
justicia, sino que pudo vivir la vida en paz hasta su muerte.
Esta historia, verídica, tiene muchos mimbres que llegan hasta
la actualidad. Francisca de Pedraza tuvo mucha suerte, que era lo único que podía
tener en el siglo XVII: el apoyo de familiares y amigos; la empatía de un
personaje muy poderoso, que le permitió seguir adelante con su caso, pero que podía
haberle cerrado el camino; y el sentido de la justicia de un presidente de
tribunal honesto y ecuánime.
Hoy acabar con la violencia de género no podemos fiarla a la
suerte, sino a la justicia de una sociedad que aspira a ser igualitaria, a
pesar de los intentos por minimizarla de muchos, demasiados todavía. Francisca
de Pedraza nos enseña una cosa: que su fuerza interior era muy superior a su
miedo y luchó hasta el final con determinación. Pero en la actualidad eso
solo no debería bastar, ni siquiera unas
leyes igualitarias. La violencia de género tiene unas raíces muy profundas, que
no son fáciles de cortar, tanto, que cuando leemos el caso de Francisca de Pedraza
nos parece que fue ayer… u hoy.
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