Uno vive instalado en una línea
de confort, que le proporciona cierta comodidad en su vida, marcada por la
rutina diaria del trabajo, más o menos satisfactorio; los amigos y el ocio; los
hijos y la pareja; los deseos inconfesables sobre el vecino del quinto o la
compañera de trabajo. Con un poco de suerte practica un deporte, que lo saca de
la apatía sedentaria que nos proporciona el sofá frente a la televisión o el
móvil. Vive agarrado a sus lecturas, sus aficiones y los sueños que lo hacen
levantarse todos los días mirando de reojo al futuro. Incluso las incertidumbres que nos provocan el
desempleo o la posibilidad de este; la
hipoteca que nunca se acaba; la tontolescencia de los hijos, cuando tienen esa
edad; o la cantidad de problemas cotidianos que hacen de nuestra vida una
rutina encadenada, de la que renegamos muchas veces, pero que nos permite seguir
instalados en un mundo ajeno a las desdichas. En nuestra cabeza no entra que
todo se pueda desmoronar por una pandemia, una guerra casi a las puertas de
casa o una catástrofe natural que desbarate toda nuestra vida de confort. Eso
les pasará a otros, pero no a nosotros; nunca a nosotros. Como si nuestra mera
existencia nos hiciera invulnerables a las desgracias ajenas que vemos en la
televisión, mientras nos comemos una hamburguesa de carne o de garbanzos. Somos
así, y nadie lo puede remediar, hasta que la realidad que viven otros, nos cae
encima como una bofetada y trastorna
nuestra confortabilidad.
Algo parecido, solo que en el
ámbito personal, le sucede a Sofía de Valdivielso, cuando un libro y un amor a
destiempo hacen que su vida se despeñe por un abismo de nuevas
sensaciones, que nada tiene que ver con
su existencia confortable de arquitecta y mujer empoderara y libre, o eso cree
ella. Cuando su vida entra en un torbellino que la arrastra llevándola por
caminos insólitos, impensables hasta que todo se desmorona y se levanta y se
vuelve a desmoronar y se ve envuelta en emociones y situaciones que nunca jamás
se habría imaginado. Confusión, desorden, angustia, apatía, pasión, deseo,
sorpresa y miedo ante el mayor dilema que se le ha presentado en su vida, sin
ser invitado.
“El dilema de Sofía”, es el
reflejo de una mujer instalada en una confortable línea de comodidad, que no
sufre una pandemia, ni una guerra, pero sí una devastación emocional, que hace
de ella una mujer rota, pero capaz de explorar situaciones tan insólitas que la
convierten en otra persona. Y todo por culpa de un libro.
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