La resolución de la ONU contra la
sentencia que apartaba al juez Garzón de la carrera judicial, es un mazazo en toda
la regla contra España y coloca al Tribunal Supremo a la altura del T.O.P.; para
los que no lo sepan: Tribunal de Orden Público en el franquismo, que se utilizaba
para condenar a todos aquellos y aquellas que no le gustaban al Régimen. Eso es
lo que pasa cuando el Partido Popular se ha dedicado a copar con jueces afines todas
las altas instituciones de la Judicatura con diversas intenciones, que
resumiendo pueden ser: frenar los juicios y condenas por corrupción en los que
está inmerso; impedir que los delitos cometidos por el franquismo sean juzgados;
y, como Franco, tener a la justicia al servicio de sus intereses políticos.
Hace tres años Estrasburgo anuló la
condena a Otegui del Supremo por vulneración del derecho a un juicio justo. Los
tribunales de distintos países europeos han dejado en evidencia al Tribunal
Supremo de España en el caso de Puigdemont. La ONU ya ha fallado en alguna
ocasión contra la negativa de España de enjuiciar al franquismo. Ahora la
propia ONU da un varapalo sin precedentes a la Judicatura española en el caso del
juez Garzón. Ya veremos cómo quedan los recursos presentados en Europa contra
la sentencia del “proces”, porque pinta que el Tribunal Supremo no va a salir
muy bien parado. ¿Es que nadie va a poner freno a este disparate de la Judicatura
en España?
Pedir que se tomen cartas en el asunto, no
solo en el Tribunal Supremo, ojo con el Constitucional, como nueva pareja de
baile del Partido Popular, es una quimera imposible. De eso ya se está encargando
Pablo Casado y su partido, no renovando el Consejo General del Poder Judicial,
que es quien debería pedir responsabilidades a los jueces que han dictado estas
sentencias, ni tampoco renovando el Tribunal Supremo y el Constitucional. Y
sobre todo acabar con la anomalía jurídica de que el presidente del Tribunal Supremo
sea el mismo que el del Consejo General del Poder Judicial. Todos ellos puestos
por el PP. Y luego hablan de separación de poderes.
Al final, lo del todo atado y
bien atado va a ser cierto, con un Partido Popular de Pablo Casado, cada vez
más alejado de la democracia y sus principios de tolerancia, equidad, justicia
y solidaridad.
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