El rey no va a entregar los despachos
a los nuevos jueces a Barcelona. ¡Vaya!, la judicatura se siente ofendida, por
lo menos la conservadora, que es como decir toda. La judicatura ofendida, el PP
indignado y Ciudadanos desconcertados. Y como no, la culpa la tiene él pérfido
Pedro Sánchez, que está sucumbiendo al republicanismo de su socio de gobierno, en
contra de España.
Una vez más los límites de España
están marcados por lo que pasa por las cabezas de la derecha, en ese trinomio
de monarquía, buenos españoles, misa de domingo. Demasiado cansino ya. Pero
ellos a lo suyo, si el rey puede servir para atacar al gobierno, cañonazo al tanto.
Qué si es una manipulación de la casa real (perdonen que lo ponga en minúscula);
qué sí el gobierno se ha bajado los pantalones ante el independentismo; qué si
Pedro Sánchez quiere confinar al rey por presiones de Pablo Iglesias; qué si…
Lo que no sabemos es lo que piensa Felipe VI, aunque
algunos enterados en los entresijos de la Zarzuela dicen que está enfadado, porque
no lo han dejado salir a pasear, para que parezca que hace algo. Pero esto no lo
sabemos. Pero sí sabemos que la derecha, tan constitucionalista ella, no se
entera o no se quiere enterar, que en una democracia, el rey habla, viaja y se muestra en público cuando
el gobierno lo considera.
También sabemos, que los ahora
ofendidos (el presidente del Tribunal Constitucional, en plena rabieta por no estar
codo con codo junto al monarca, tampoco va a ir a la entrega de despachos) no
parecen estar preocupados con la renovación de las instituciones de la
justicia, no vaya a ser que pierdan las mayorías que ahora tienen, y se les
acabe hacer de su capa un sayo en la justicia española.
Están muy molestos, por ese
desaire del gobierno, no sabemos muy bien si a ellos o al rey, o a ambos, que muchas
veces monarquía y judicatura parecen un totum revolutum en esta España, que sigue
anclada en el siglo XIX de la restauración borbónica, por lo menos por los
comportamientos de muchos y los déficits democráticos y sociales en tantas cosas.
Aunque yo pienso que la mejor
manera de evitar el disgusto de caballeros ofendidos que están mostrando, es
que no haya rey. Así nadie se sentirá escamado cuando este no vaya a algún
evento en el que es prescindible, y a lo mejor empiezan a fijarse en los problemas
que tiene la justicia en España. Claro, que para ello haría falta cambiar tanta
gente.
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