Algunos se han puesto muy contentos porque Nadia Calviño no haya
sido elegida presidenta del Consejo Europeo. La prensa lo tilda de fracaso,
fiasco, varapalo, en fin, todos los adjetivos que se puedan utilizar para ridiculizar
a gobierno. Pero yo no le veo la gracia por ningún lado. Sobre todo porque más
allá de la guerra soterrada que los países del norte tienen con los del sur del
UE, hay un dato que nos debería preocupar. El candidato ganador ha sido apoyado
por el Partido Popular Europeo, y eso significa una Europa alejada de las políticas
de economía social y bienestar público, en beneficio de capitalismo especulativo,
asocial y benefactor de paraísos fiscales.
Lo que habría que preguntarse es el papel que ha jugado el
Partido Popular de Pablo Casado, que no parece haya sido muy fructífero a la
hora de convencer a sus correligionarios ideológicos, para que apoyaran a Nadia
Calviño. Eso si no se han dedicado a poner palos en las ruedas de la
candidatura española, como estoy convencido que ha sido.
Aquí los patriotas lo son para esconderse en la bandera y
tapar sus vergüenzas, que solo miran a sus intereses de clase, por encima de
todo.
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