Desde hace unos años tengo la
suerte de conocer a Vicent Àlvarez, un
hombre comedido, de reflexión serena y atinada. Nunca le he escuchado decir una
palabra más alta sobre otra de nadie ni de nada. El respeto hacia el mundo que le rodea parece ser su máxima. Pero
solo después de leer su libro Un temps i un País (Companyia
Austrohogaresa de Vapor, SL. 2019), he alcanzado a comprender la magnitud del
hombre que se encuentra tras una parte importante de la historia de la
Comunidad Valenciana y, por ende, de España, de la que Vicent Àlvarez ha sido y
es una pieza fundamental en el engranaje del devenir de la izquierda
valenciana, a caballo entre el valencianismo, el nacionalismo y el socialismo
universal; un conflicto no siempre bien resuelto. Y es, porque toda la
sabiduría y experiencia que atesorado durante su vida, es un bagaje intelectual
que no se puede perder.
Un temps i un País es una autobiografía,
una reflexión a tiempo pasado de cómo se fue construyendo la izquierda
valenciana desde los años cincuenta, cuando Vicent Àlvarez, todavía un mozo
bachiller, coincide en el instituto de su Xátiva natal, con el Pele
(posteriormente conocido por Raimon) y otros, en donde empieza a tomar
conciencia de la realidad política que le rodea.
A lo largo del libro podemos ir
descubriendo cómo ya en la universidad y después como abogado, van surgiendo
movimientos y organizaciones enfrentadas al franquismo con conciencia del
valencianismo como una seña de identidad de una izquierda, que posteriormente
acabó fragmentada entre comunistas, socialistas, nacionalistas y
valencianistas. Todo ello lo va desgranando Vicent Àlvarez, desde los primeros movimientos
estudiantiles en la facultad de derecho de la Universidad de Valencia,
participando como director de la revista Dialeg, fundada por Eliseu Climent; su amistad con
Joan Fuster; la fundación y ruptura de PSV Partido Socialista Valenciano; sus
relaciones con el PSOE, etc., nos van desvelando que el camino de la izquierda
en Valencia no fue fácil. Toda una lección de historia reciente, que Vicent
Àlvarez nos da como activista de primera línea en esos años, desde el recuerdo y sus artículos publicados
en la prensa valenciana durante décadas.
Un temps i un País, es un
libro necesario para comprender lo que es hoy la Comunidad Valenciana y lo que
proyecta al futuro. Su propio autor nos dice: “Finalment, el material que vos
aporte, tot i apostar per un tipus de valencianisme molt vinculat a les
propostes de canvi de valors, marca el limits o continguts d’una forma de fer
país i, alhora, és una visió de con hauria de ser el futur” (“Finalmente, el
material que aporto, marca los límites o contenidos de una forma de hacer país
y, al mismo tiempo, es una visión de cómo debería ser el futuro”). Lástima
que no haya una edición en castellano, porque sus reflexiones son tan
universales, que podrían aportar mucho al conocimiento de la construcción de la
izquierda en España, durante y después del franquismo.
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