sábado, 26 de diciembre de 2020

El silencio real de los langostinos

 


El rey Felipe VI dice en su discurso de Nochebuena (ese que todo el mundo ve sí o sí, por mucho que cambies de canal, pero nadie escucha, porque esta cenando o con los últimos preparativos de la cena) que la ética está por encima de las consideraciones familiares. Una buena forma de dar carpetazo a un asunto del que no quiere hablar ni como rey ni como hijo. Lo que no queda claro es a qué tipo de familia se refiere cuando hace esa alusión: ¿A una familia cualquiera? ¿A la familia es la familia de Vito Corleone cuando le dijo a su hijo: “Nunca digas lo que piensas a alguien fuera de la familia”? ¿A la familia Telerín? No queda claro. Y es lo que pasa con la ambigüedad, que nunca se calcula bien y siempre deja insatisfechos a muchos. Es como cuando quieres ligar y la otra persona está deseando que le preguntes ¿en tu casa o en la mía?, y tú te pasas la noche tomando cubatas y diciendo gilipolleces, y al final duermes solo.  

Mal asunto este y el otro del que no habló. ¡Hombre Felipe VI!, que tenga vuesa majestad a un nutrido grupo de militares tocando arrebato contra la democracia, incluso con número de muertos necesarios para instaurar el fascismo, y usted, capitán general de los ejércitos, no diga nada, da mucho que pensar. Porque  a los españoles, que somos muy refraneros, enseguida se nos viene a la cabeza el de quien calla otorga.  

En fin, debe pensar que como nadie le escucha, ocupados con pelar las cabezas de los langostinos, tiene licencia para decir y no decir lo que le venga en gana, para eso es rey inviolable.

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