Parece que el centralismo
democrático sigue siendo del gusto de los partidos políticos, bueno así es como
se llama en los partidos de izquierda a la toma de decisiones por una élite
dirigente, al margen de la militancia; en los de derecha, directamente se
aplica el ordeno y mando del jefe. Aunque nadie lo quiere reconocer esa es la
realidad imperante en una clase de partidos que no acaba de creerse que la
democracia es otra cosa, quizá porque le tienen miedo a que si este se impone
en el interior de sus estructuras, los que permanecen anclados al poder durante
décadas, pueden perder su asiento cuando no hagan bien las cosas. Ustedes me
dirán, pero para eso ya está los congresos. ¿Y qué son los congresos de los
partidos sino un mercado donde se compran y se venden apoyos, que tiene como
resultado que siempre salen ganado los mismos? Porque no nos engañemos, en los
congresos, las discusiones políticas son el invitado de piedra; donde se centra
el interés, sobre todo el de las élites dirigentes, es en quién va a mandar o
no. Es así, y esto lo sabe cualquiera que haya asistido a alguno.
Veamos los cuatro partidos de
ámbito estatal: En el PP, manda Rajoy y punto. En el PSOE, cuando han ensayado
un sistema más democrático de elección de sus dirigentes, la vieja guardia,
acostumbrada a gobernar durante décadas, se ha revelado y liquidado cualquier
esperanza de democratización. En PODEMOS, que parecía ser el mirlo blanco de la
democracia interna, hay una élite dirigente, que se empeña y comporta dentro
del más rancio centralismo democrático. Y en Ciudadanos lo que se impone es el
caudillismo de su líder.
Así es difícil que el país
cambie y adapte sus estructuras políticas a tiempos donde la democracia debería
ser un hábito de participación y control de los grupos dirigentes. En definitiva,
hay mucho miedo al voto no controlado desde el poder, y por eso, no se van a cambiar
las reglas del juego actual, ni en las normas internas de los partidos, ni en
las leyes electorales, ni en la participación de la sociedad en política.
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