Autor: Joan Callergues
Publicado en Levante de Castellón el 15 de Mayo de 2015
El 18 de Mayo se celebra el Día
Internacional de los Museos, un evento cultural que tiene como objetivo acercar
estos a la ciudadanía transcendiendo el cometido de contenedores de arte que
tienen, para convertir esos espacios que albergan el lado más refinado de la
humanidad en lugares para el desarrollo social y cultural. Los humanos tenemos
habilidades extraordinarias que nos diferencian del resto de los animales: el
raciocinio, el lenguaje, el arte… Todas ellas nacen de nuestra capacidad para
la abstracción que nos permite elaborar imágenes y discursos conceptuales, es
decir, nuestra singularidad racional hace que podamos abstraer del todo el
concepto de las cosas y elaborar pensamientos complejos, que están en el centro
de la evolución de la humanidad desde que esta existe, cada vez más
diferenciada del resto de los animales.
Si
en un principio nuestro comportamiento no difería mucho de las especies que nos
rodeaban: cazar, proteger la manada, dormir y procrear, la aparición de
habilidades racionales, como la
elaboración de utensilios, ropa y primitivas formas de organización social,
fueron marcando una distancia que con el tiempo se convirtió en abismo. Pero es
en la aparición del arte cuando los humanos empiezan a dominar los
sentimientos, a tamizarlos por el filtro de la razón y expresar de forma
conceptual la vida y los pensamientos. Las primigenias manifestaciones
literarias, cuando todavía no existía la escritura y toda la tribu se reunía en
torno a un fuego para escuchar las historias que contaban los mayores, tienen
el efecto de ir elaborando construcciones conceptuales y metafísicas en la
mente de aquellos hombres y mujeres que habitaban la prehistoria, que llegarán
a su momento cumbre cuando aparece la escritura, como el arte de expresar
mediante signos esos pensamientos.
Pero
varios milenios antes de ese momento cumbre en el que las primeras
manifestaciones escritas aparecen, el arte plástico: pintura y escultura, es ya
una forma de representación de la realidad y la metafísica en diferentes grupos
humanos que se extienden por todo el
globo terráqueo. El arte rupestre nos ha dejado una huella impagable de cómo
interpretaban, veían y sentían la vida
nuestros antepasados prehistóricos, formulando conceptos abstractos y
mágicos que expresaban sus miedos, sus necesidades y sus pasiones. Nunca como en aquellos años el arte ha estado
tan ligado a los sentimientos y las creencias de los humanos. Nunca, hasta el
siglo XX, que vuelve a convertirse en un modo de expresión que sintoniza con
los problemas de la gente y propone
alternativas conceptuales a la realidad que circunda a la sociedad.
En
el siglo XX y XXI, el arte supera el corsé de ser un instrumento al servicio
del poder, controlado y manejado por este como arma de propaganda. Durante
siglos el poder religioso, el político y el económico han utilizado el arte y
la cultura para su mayor gloria decidiendo cómo debían ser y quién era apto
para convertirse en artista de reconocimiento, que es en definitiva una de las
esencias del arte. Si la obra de un creador no transciende de las paredes de su
estudio y se convierte en un vehículo de expresión de ideas y sentimientos, no
tiene razón de ser. No es que el arte se haya liberado en este último siglo de
ese yugo de control del poder, pero la democratización de la sociedad ha
permitido que el artista no sea perseguido por su obra cuando esta no gusta al
poder, o transgrede las normas que ellos tratan de imponer. La democracia ha
liberado nuevas formas de creatividad y puesto en valor temáticas impensables
en los últimos siglos.
Los museos han pasado de ser exclusivamente
contenedores de arte, en muchos casos sin un criterio definido, muy del gusto
del poder establecido, a convertirse en espacios de dinamización cultural, que
ponen en valor la obra que albergan e interactúan con la sociedad,
convirtiéndose en centros de intercambio cultural, cooperación y desarrollo social,
además de lugares de encuentro de vanguardias y
movimientos artísticos. Este espíritu es el que recogió el Consejo
Internacional de los Museos (ICOM) cuando en 1977 decidió declarar el 18 de
Mayo como Día Internacional de los Museos.
La
urgencia de frenar la destrucción del planeta y proponer alternativas para la
erradicación de la pobreza desde el respeto al medio ambiente, mediante un
crecimiento sostenible, están en el fundamento de la convocatoria de este año
2015 del Día Internacional de los Museos, que bajo el lema “Por una sociedad
sostenible”, trata de hacer una reflexión sobre el papel del arte en la
construcción de referentes conceptuales en la sociedad que conduzcan a la
consecución del objetivo de sostenibilidad y justicia social, al introducir
elementos de desarrollo que colisionan con el modelo de crecimiento y
desigualdad que desde el poder se impone, como único posible.
El Museo de
Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni de Vilafamés (MACVAC), un año más,
vuelve a celebrar el Día Internacional de los Museos, apuntándose con decisión
a la propuesta de la convocatoria, mediante una exposición muy acertada,
comisariada por Patricia Mir, que bajo el nombre “Conciencias Sostenibles.
Materiales pobres y denuncia social en el MACVAC”, propone, con obras del fondo
artístico del Museo, adentrarnos en el
papel del arte como instrumento de denuncia de la deriva de destrucción
ambiental y social que está acabando con el planeta y las sociedades que lo
habitan. La utilización de materiales en desuso, que se simboliza en el arte
matérico o en su expresión más radical, el arte povera; y la propuesta del arte
como instrumento de sociabilidad que incita al reciclaje y la preservación de
la naturaleza, proponiendo nuevas fórmulas de relaciones sociales y económicas,
son los criterios de esta magnífica exposición que se inaugura el día 16 de
Mayo y estará abierta hasta el 14 de Junio.
Cuando el arte
irrumpió en el imaginario de nuestros antepasados prehistóricos, dando lugar a
manifestaciones tan hermosas como las Cuevas de Altamira o el Barranco de la
Valltorta, significó la introducción de una simbología que ayudo aquellos
hombres y mujeres a comprender mejor el mundo que los rodeaba. Hoy, miles de
años después no han cambiado tanto las cosas. El arte sigue ofreciéndonos
interpretaciones de la realidad que nos ayudan a entender lo que está
sucediendo y a conceptualizar fórmulas de cambio. Esa es la gran diferencia que
nos distingue del resto de los animales, siendo el arte una de las más bellas
manifestaciones de esa distinción.
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