Publicado en Levante de Castellón el 10 de junio de 2016
Comienza la campaña electoral con
la sensación de que va a ser un pim, pam, pum, generalizado contra Unidos
Podemos. Se acabaron los paños calientes y los viajes a Venezuela físicos y
ficticios de muchos que tratan de solucionar allí, como si los venezolanos
fueran imbéciles, aquello que son incapaces de arreglar aquí. Parece que
algunos todavía no han digerido que para los países latinoamericanos España ya
no es ni siquiera la madre patria, ese título que tanto le gustaba airear al
franquismo y echan de menos los tiempos que el rey fletaba una galera y mandaba
un Tercio para poner orden en las colonias díscolas. Porque tiene narices que
con los problemas que tenemos aquí, el objeto central de la precampaña haya
sido Venezuela, todo porque a los Rivera, Hernando y compañía les parece que
así desprestigian a Podemos. No es otra la razón. Aunque empiezo a sospechar
que hay otro motivo para tanto interés en el país caribeño, y que a Albert
Rivera, el PP y algunos socialistas, no es la calidad de la democracia
venezolana lo que les preocupa, sino la defensa de los intereses del gran capital
español en aquel país. Lo diré de otra manera, si no pensaran que vincular a
Podemos con Venezuela y el chavismo les puede aportar réditos electorales y las
grandes empresas españolas no tuvieran inversiones allí, Venezuela, la
oposición venezolana y sus líderes encarcelados, les importaría lo mismo que el
respeto a los derechos humanos en Marruecos, Arabia Saudí o China. Es decir,
nada.
En
los ámbitos de poder preocupa la financiación de Podemos, claro, cómo van a
consentir que un Partido se financie sin pedir préstamos a los bancos, lo que
significa que el sistema no puede tenerlos cogidos por los bajos si se
desmadran un poco. Porque lo importante en todo esto, no es lo que dices, sino
lo que debes, que es la mejor manera de obligarte a hacer lo que no dices. Si
un Partido debe millones a los bancos o ha sido elevado a los cielos de la
política gracias al Ibex35 y los medios afines a este, nunca va a ser libre de
aplicar políticas que supongan una pérdida para quien les ha dejado el dinero.
So pena de provocar una reclamación de la deuda que les deje tirados en la
cuneta.
Por eso, en el inicio de esta campaña
electoral hay miedo, mucha inquietud, a ver si los pro bolivarianos, amigos de
los griegos de Syriza (sólo faltaba que estos encontraran un aliado en España
frente a las políticas de empobrecimiento de la población impuestas por el
neoliberalismo europeo instalado en Bruselas) van a ganar y no les pueden
apretar por el flanco financiero.
Vamos
a asistir a una campaña con fuego de calibre grueso, todos los Tercios de
Flandes puestos a disposición del poder actual; todos los medios acerando sus
informaciones sobre Unidos Podemos, y cuando sea necesario inventándose
cualquier basura informativa que les pueda desprestigiar. Va a ser así, porque
tienen que quemar todos los cartuchos antes de llegar a esa bala de oro que no
quieren usar: la Gran Coalición, con Albert Rivera de monaguillo. Quizá porque
en el fondo saben que ya a la gente (bueno a alguna todavía sí) no se la puede
engañar, y una gran colación podría tener para ellos un efecto contrario al
deseado a medio plazo.
No
me gustaría estar en la piel de los candidatos de la coalición del corazoncito,
porque se lo van a romper sin compasión.
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