domingo, 12 de junio de 2016

Corazoncito partío

Publicado en Levante de Castellón el 10 de junio de 2016
Comienza la campaña electoral con la sensación de que va a ser un pim, pam, pum, generalizado contra Unidos Podemos. Se acabaron los paños calientes y los viajes a Venezuela físicos y ficticios de muchos que tratan de solucionar allí, como si los venezolanos fueran imbéciles, aquello que son incapaces de arreglar aquí. Parece que algunos todavía no han digerido que para los países latinoamericanos España ya no es ni siquiera la madre patria, ese título que tanto le gustaba airear al franquismo y echan de menos los tiempos que el rey fletaba una galera y mandaba un Tercio para poner orden en las colonias díscolas. Porque tiene narices que con los problemas que tenemos aquí, el objeto central de la precampaña haya sido Venezuela, todo porque a los Rivera, Hernando y compañía les parece que así desprestigian a Podemos. No es otra la razón. Aunque empiezo a sospechar que hay otro motivo para tanto interés en el país caribeño, y que a Albert Rivera, el PP y algunos socialistas, no es la calidad de la democracia venezolana lo que les preocupa, sino la defensa de los intereses del gran capital español en aquel país. Lo diré de otra manera, si no pensaran que vincular a
Podemos con Venezuela y el chavismo les puede aportar réditos electorales y las grandes empresas españolas no tuvieran inversiones allí, Venezuela, la oposición venezolana y sus líderes encarcelados, les importaría lo mismo que el respeto a los derechos humanos en Marruecos, Arabia Saudí o China. Es decir, nada.
                En los ámbitos de poder preocupa la financiación de Podemos, claro, cómo van a consentir que un Partido se financie sin pedir préstamos a los bancos, lo que significa que el sistema no puede tenerlos cogidos por los bajos si se desmadran un poco. Porque lo importante en todo esto, no es lo que dices, sino lo que debes, que es la mejor manera de obligarte a hacer lo que no dices. Si un Partido debe millones a los bancos o ha sido elevado a los cielos de la política gracias al Ibex35 y los medios afines a este, nunca va a ser libre de aplicar políticas que supongan una pérdida para quien les ha dejado el dinero. So pena de provocar una reclamación de la deuda que les deje tirados en la cuneta.
                 Por eso, en el inicio de esta campaña electoral hay miedo, mucha inquietud, a ver si los pro bolivarianos, amigos de los griegos de Syriza (sólo faltaba que estos encontraran un aliado en España frente a las políticas de empobrecimiento de la población impuestas por el neoliberalismo europeo instalado en Bruselas) van a ganar y no les pueden apretar por el flanco financiero.
                Vamos a asistir a una campaña con fuego de calibre grueso, todos los Tercios de Flandes puestos a disposición del poder actual; todos los medios acerando sus informaciones sobre Unidos Podemos, y cuando sea necesario inventándose cualquier basura informativa que les pueda desprestigiar. Va a ser así, porque tienen que quemar todos los cartuchos antes de llegar a esa bala de oro que no quieren usar: la Gran Coalición, con Albert Rivera de monaguillo. Quizá porque en el fondo saben que ya a la gente (bueno a alguna todavía sí) no se la puede engañar, y una gran colación podría tener para ellos un efecto contrario al deseado a medio plazo.

                No me gustaría estar en la piel de los candidatos de la coalición del corazoncito, porque se lo van a romper sin compasión.

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