Foto: Autor desconocido
Hace un año, Rita Maestre presentaba mi
ensayo "La Brecha", en la librería Antonio Machado de Madrid. Yo no
la conocía personalmente, pero me pareció una mujer templada, con la cabeza muy
bien amueblada, un discurso político valiente y bien construido, y muy lejos de
esa activista antisistema que nos quieren hacer ver los medios. Entonces no
estaba sometida al linchamiento mediático de la caverna, por ser miembro del
equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid.
En este país de regreso a los usos
franquistas de la Ley, y de represiones a todo aquello que no se ajusta a los
intereses del facherío que nos gobierna, ser activista de algo se ha convertido
en un delito punible. Ya no se puede protestar pacíficamente contra nada, ni
con las tetas al aire ni con jersey de cuello alto, y mucho menos si nos
topamos con la Iglesia. La protesta de Rita Maestre nos puede parecer políticamente
correcta o no, estar de acuerdo en las formas o en el fondo o disentir, pero
que nadie nos hable de atentado a la moralidad, desde la cima de unos poderes
que no tiene miramientos a la hora de condenar a millones de personas a la
pobreza, la explotación y la exclusión social. Y mucho menos que nos quieran hacer
ver que es ilegal, porque en un Estado democrático, la protesta, la disidencia
y el activismo, siempre que sea pacífica, nunca puede estar fuera de la Ley.
Me pregunto por qué es delito protestar
contra la Iglesia o hacerlo en la escalinata de la Cortes, o en la sede de un
Partido. El virus del fascismo está infectando nuestra democracia, no es broma,
y se ha propuesto erradicar cualquier disidencia y a cualquier disidente.
Además, ¿qué pinta una capilla católica en una universidad pública? ¿No somos
un país aconfesional? ¿Quién paga al cura de la capilla, el obispado, la
universidad? Las creencias religiosas son muy respetables, pero cada cosa en su
sitio. Y quién sabe, a lo mejor ese acto inocuo de Rita Maestre nos hace
reflexionar, de una vez por todas, sobre otra de las causas pendientes que
tenemos desde la Transición: La separación definitiva de la Iglesia y el
Estado, poniendo fin a décadas de Concordato que permite a la Iglesia seguir chupando
del bote de todos los españoles, católicos o no.
Rita Maestre está sufriendo en sus
carnes la persecución sistemática del bunker, por el mero hecho de ser, primero
de Podemos, y después, como argumento desestabilizador de Manuela Carmena.
Espero que los jueces, al igual que han hecho con los 8 de Airbus, desestimen
las acusaciones de la fiscalía y dejen libre de toda culpa a Rita Maestre, por
el bien de ella y por el bien de la democracia.
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