Imagen: Autor desconocido
La intolerancia sigue avanzado casi manu
militari. Los nuevos mesías del mundo, que han pasado de redimir nuestros
pecados políticos a salvarnos de los vicios contranatura que tenemos. Quiero decir,
contra la naturaleza, tal como ellos la entienden. Pobres pecadores, los que no
estamos tan iluminados por la verdad hasta convertir nuestra vida en una
cruzada, quién sabe si acompañada de modernos cilicios.
Un restaurante vegano, es decir, vegetariano,
pero en hooligan , situado en Tarragona, prohíbe a las mamás dar biberones de
leche de vaca a sus bebés. No les debe parecer saludable en su mundo de comida
sana y libre de sospecha criminal. El caso es que, en un alarde de tolerancia, dicen que no les importa que las mamás alimenten como
quieran a su bebés fuera del restaurante, pero dentro ¡Válgame Dios!... no se
puede consentir que se contamine un recinto tan sagrado. No sabemos si la mamá
se saca la teta y da de mamar al niño o la niña, también les parecerá una
ofensa para sus creencias culinarias, o lo verán con esa ternura que les
despiertan las cosas naturales. Como si la mujer, con todos mis respetos, no
sea un mamífero igual que la vaca. ¿Y si la lecha materna ve en un biberón,
para que pueda dar el padre de comer a su vástago, y la mamá se distraiga un
ratito? ¿Qué harían en este caso? Todo un dilema, porque según los dueños, en
su restaurante no se puede entrar comida de origen animal.
Pero lo mejor son las razones de los
dueños, las que les llevan a pensar que sólo ellos tienen la verdad de la
existencia, quizá por alguna suerte revelación divina. Tras acusar a las del
biberón de ser ladronas de las leche de los terneros, se justifican con el
reservado el derecho de admisión, pero en plan guay: “Entendemos este negocio
como una forma de vida; hacer excepciones es no tener ninguna norma, lo que
lleva a no tener valores”. Cualquier secta no lo habría definido mejor. Sus
valores veganos son tan altos que no cabe la excepción. Revelación de los
dioses.
¡Ah! Por si no le saben, las plantas son
seres vivos, a las que también se les quita la vida para que podamos
comérnoslas. Acabaremos comiendo todos alpiste, si no consideran que le estamos
quitando la comida a los canarios.
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