Entiende El Español, periódico de Pedro J. Ramírez, que
estudiar nuestro pasado más reciente, el que ha habido que reivindicar como
memoria histórica, porque se trata de ocultar a las nuevas y no tan nuevas
generaciones, es una imposición. Así recoge la noticia del gobierno de Aragón
que va a implantar en las escuelas el estudio de la represión franquista, la
guerra civil y el golpismo. Parece que la derecha sigue empeñada en borrar cincuenta
años de nuestra historia, para que no le salpique las implicaciones que todavía
tiene con el franquismo y la represión que desató en los años posteriores a la
guerra, que convirtieron a esa dictadura en una de las más crueles del siglo
XX.
Estoy un poco bocabajo, es decir, con la cabeza hacia los
pies, escuchando cómo las viejas glorias del PP se movilizan tratando de
exculpar a Rita Barberá. Escucho a Celia Villalobos defenderla, y sin rubor
cuestionar la independencia del fiscal Conde Pompidu. No pasa nada, ella, que
lleva junto a su marido treinta años
chupando del bote de la política, se queda tan oreada. Razón tiene Pablo
Echenique cuando dice que el PP está pidiendo a gritos un tiempo largo en la
oposición, para conseguir limpiar hasta los retretes de Génova de corrupción y
corruptos que se defienden entre sí.
Y ya que estamos hablando de viejas glorias, las del PSOE se
empiezan a movilizar. Algo deben estar intuyendo que vuelven a sacar los
cuchillos para cortarle la coleta figurada a Pedro Sánchez. La baronesa de San
Telmo, además, marca el camino. “El PSOE debe pasar a la oposición”, “con 85 diputados
no se puede gobernar”. Vamos, más claro
que el agua de Lanjarón: Pedro Sánchez debe facilitar la investidura de Rajoy.
De paso, ella salva el culo presidencial, con perdón, con Ciudadanos en Andalucía,
que ya la amenazaron con retirarle el apoyo hace meses si en Madrid se llegaba
a un acuerdo de gobierno con Podemos. Cada uno a lo suyo.
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