viernes, 16 de septiembre de 2016

Rajoy y el caos

                                                                                              Imagen: Autor desconocido
Publicado en Levante de Castellón el 16 de septiembre de 2016
En la novela “Sinsajo”: última de la trilogía “Los juegos del hambre”. de la escritora estadounidense Suzanne Collins, el infame dictador denominado Presidente Snow, que sostiene su poder plutocrático en la mentira, el control absoluto de los medios de comunicación, una represión feroz de cualquier disidencia y el  enfrentamiento alimentado por él entre las clases más débiles, dice en un momento de crisis, cuando los rebeldes se aproximan a su centro de poder, llamado Capitolio,  que estos sólo pretenden destruir su sistema de vida, para sustituirlo por el caos y la involución de la sociedad. No sé por qué estas palabras me recuerdan mucho a las que venimos escuchando en los últimos meses desde los cenáculos conservadores más aferrados al poder. No voy a repetir aquí el rosario de declaraciones de dirigentes de la derecha política y mediática, acusando a Podemos de ser un peligro antisistema para la sociedad, y al PSOE de ser el responsable de todos los males que tiene España, desde que decidió no apoyar la investidura de Rajoy a la presidencia del gobierno.
                Ese mantra de: o nosotros o el caos, repetido hasta la saciedad por Rajoy y toda la corte que le rodea, al estilo del presidente Snow, no es que resulte ya aburrido, es que empieza a ser insultante para la mayoría de los españoles, que no le han votado, reduciendo nuestra capacidad de discernimiento político a la nada; quienes no le hemos votado y quienes no le apoyan, son/somos turba inculta que no mereceríamos votar (esto lo digo yo, aunque muchos en esa derecha montaraz y postfranquista que tenemos en España, lo piensen). Si sólo votaran los seguidores del PP, no habría problema para formar gobierno, es más ¿para qué votar? Que elijan entre esa elite de ricos (un 44% más desde que está el PP en el gobierno), al modo feudal de primus inter pares, quien debe ser el que presida la nación, que ya ellos se encargarán de recordarle para quién tiene que gobernar.
                Les puede parecer exagerado este comentario, pero en el fondo de la cuestión, esa es la ideología subyacente. Aquellos que se llenan la boca de democracia desde los púlpitos del poder establecido, son los mismos que la cuestionan cuando esta no les beneficia. Toda democracia que no sirva para que ellos sigan disponiendo del poder a su antojo, es antisistema y perniciosa para la sociedad.  Claro, que si el sistema es el que nos están haciendo creer Rajoy y su monaguillo Rivera, anclado en la desigualdad, la baja calidad democrática, la brecha social y la plutocracia, tendremos que empezar a plantearnos si nos iría mejor con el antisistema, si garantiza más justicia social y mayor democracia.

                La visión univoca del PP y Ciudadanos de España (no voy a comentar el ridículo de Rivera justificando sus vaivenes políticos, por responsabilidad hacia los españoles), me recuerda los eslóganes del franquismo, aquellos que tan famosos se hicieron a base de repetirlos: “España una unidad de destino en lo universal” y “España una grande y libre”. En el fondo, el comportamiento de la derecha en estos meses (otro día hablaremos de la estupidez de la izquierda, aunque creo que de eso ya he escrito) no difiere mucho de esa España construida para que unos cuantos vivieran bien, que negaba la identidad a las diferentes nacionalidades que habitan en el Estado y que consideraba un peligro público a quienes cuestionaran su poder, sigue estando en la mente de la derecha, tan próxima en el tiempo y el espacio al franquismo.  Eso sí, con métodos más refinados para conservar el poder. 

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