Victoria Cano es una artista
nacida en Alcalá la Real (Jaén), pero afincada en Valencia desde hace varias décadas,
ciudad en la que ha desarrollado su carrera artística, aunque una buena parte
de ella esté ligada a Italia. Sin embargo su obra no está sujeta a las reglas
del tiempo y el espacio, transcendiendo todo aquello que la mirada física puede
abarcar, hacia un mundo construido de sensaciones y belleza, en donde la naturaleza
y el hombre/mujer pueden vivir en armonía. Porque, como ella dice: «La
creación artística es pasión y energía en el laberinto de nuestro recorrido por
la vida».
Pasión que es el motor de la creación artística y energía que está latente en
la naturaleza.
Por eso sumergirse en la obra de Victoria Cano en una inmersión
sensorial, en un mundo de color casi táctil. Un viaje que va de la naturaleza a
las sensaciones que está provoca en nuestro interior. Una mirada introspectiva,
que nos hace reflexionar sobre nuestra relación con la entorno, guiada por la
belleza que desprenden sus composiciones.
Ese
viaje hacia la esencia de la belleza, «de transformación infinita que no cesa
de crearse y extinguirse, recrearse y volverse a extinguir, necesitando de los
sentidos y de las huellas que nos dejan», según ella misma expresa, es
para Victoria Cano una necesidad de cerrar los ojos y, por tanto, no ver, sino mirando
al interior. Ese viaje se puede hacer, vivir, sentir, en la exposición que Victoria
Cano tiene instalada en el MACVAC (Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera
Cernir de Vilafamés), hasta el 16 de mayo de este año. Pura energía de la
naturaleza, transmitida mediante el color y la pasión de la artista, que
haciendo gala de su título nos dejará huella en los sentidos.
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