martes, 28 de octubre de 2025

Mazón y Feijoo, las dos caras de la misma moneda en el aniversario de la DANA

     


Me resulta muy difícil escribir sobre la DANA, en este su primer aniversario, porque me es imposible ponerme en la situación de las víctimas y damnificados, y porque ya se han dicho tantas cosas, que poco puedo aportar, a pesar de que tengo una empatía hacia ellos y ellas que no puedo obviar. Pero como ciudadano valenciano y español, una vergüenza ajena me revuelve las tripas cada vez que veo o escucho a Carlos Mazón, con esa verborrea de vende mantas, tratando de escabullirse de su responsabilidad, por no decir culpabilidad (presunta, por supuesto). En una tierra que ha dado un buen rosario de corruptos, mentirosos y sinvergüenzas, nunca imaginamos que todo siempre puede ir a peor, hasta que por el arte aritmético de un algoritmo político, que debe mover las ambiciones de poder del Partido Popular (desgraciadamente algo que se repite en casi todos los partidos, de una forma o de otra), este señor acaba siendo presidente de la Comunidad Valenciana. Pero si ya desde el principio apuntó maneras de ser un personaje de vodevil político, capaz de cualquier cosa con tal de apuntalarse en un poder que nunca debería haber tenido, su comportamiento de botarate el 29 de octubre del año pasado y los trescientos sesenta y cinco días después, ha sobrepasado todos los límites de lo imaginable. Los valencianos no nos merecemos tener un presidente como Carlos Mazón, ni siquiera como presidente de una comunidad de vecinos, porque su derroche de baja catadura moral es un desprecio para la ciudadanía de esta tierra y un violento ultraje para las víctimas de la DANA. 

    Sin embargo, no seguiría ocupando un sillón que no se ha ganado y ensucia cada vez que asienta sus posaderas en él, si no tuviera el apoyo amoral de su gobierno, su partido y quienes lo sostienen. Es incomprensible que el Partido Popular de Núñez Feijoo siga mirando hacia otro lado ante tamaño despropósito, lo que sólo nos puede llevar a dos conclusiones: la primera que Núñez Feijoo algo tiene que ocultar sobre el día de la DANA -no nos olvidemos que ha cambiado también unas cuantas veces de versión-, y Carlos Mazón, como personaje políticamente indecente, capaz de cualquier cosa con tal de salvar su culo, lo tenga amenazado y ese silencio del presidente del Partido Popular sea la mejor coartada, para mantenerse en el cargo. La segunda, que priman más los intereses electorales del Partido Popular de Núñez Feijoo, que la decencia política que nos merecemos quienes habitamos en la Comunidad Valenciana. Es decir, que es más importante la estrategia política, primero en su intento de desgaste al gobierno central, después con la calculadora en la mano, a ver qué les puede beneficiar más en las urnas. En cualquier caso, Núñez Feijoo se ha convertido en cómplice de Carlos Mazón, y en colaborador necesario de el despropósito político que se vive en esta Comunidad.  

    De una forma o de otra, en el primer aniversario de la DANA, los valencianos vivimos secuestrados por los intereses estratégicos del Partido Popular de Núñez Feijoo y por un personaje de sainete, Carlos Mazón, que sólo mira en como salvar su desvergüenza, pase lo que pase y pese a quien pese.    

viernes, 24 de octubre de 2025

La DGS en la memoria de la crueldad del franquismo

 

Dos veces estuve en la puerta de la Dirección General de Seguridad DGS, hoy sede de la Comunidad de Madrid, esperando que soltaran a amigos tras ser detenidos por la policía franquista, sin más motivo que tener pinta de rojos. Dos veces agobiado por la angustia de tener amigos en los calabozos de la Puerta del Sol, y nos saber absolutamente nada de su situación ni de su estado físico; una de las torturas psicológicas a familiares y amigos de los detenidos durante el franquismo era la ausencia deliberada de información de quienes tenían encerrados en el sótano de ese aciago edificio, que producía temor cuando pasabas delante de él. No saber qué les podía estar sucediendo provocaba que el miedo se fuera apoderando de uno. Y cuando el miedo se instala en tus pensamientos y estado de ánimo, te convierte en un ser vulnerable, que es uno de los objetivos de cualquier dictadura. Tener miedo y ser vulnerables, nos hace dóciles y manipulables, y si es en una sociedad en donde la mentira es la seña de identidad del poder, nada les va a impedir campar a sus anchas. 

Miedo era lo que transmitía a los ciudadanos de Madrid el edificio de la Dirección General de Seguridad, convertido en símbolo de la represión franquista, no gratuitamente, sino porque en su interior la violencia contra los detenidos, el despojo de la dignidad, las palizas, la humillación y la tortura, eran lo único que te esperaba si tenías la mala suerte de ser detenido acusado de rojo subversivo. Todo el mundo sabía lo que se cocía en aquel edificio, en donde la peor calaña de la especie humana habitaba sin control de sus actos. Todo el mundo lo sabía, porque incluso la gente bien pensante del régimen, a pesar de mirar para otro lado, no sabemos si por vergüenza o por miedo, tenía conocimiento de alguien que en algún momento había tenido la mala suerte de caer en las garras de aquellos torturadores del régimen de Franco, que anidaban, como alimañas crueles en aquel triste edificio.

Recordar no es sólo un acto de memoria, de mantener viva una de las épocas más aciagas de la historia contemporánea de España. Es también reconocer y homenajear a quienes sufrieron en sus carnes y sus psique las torturas que se les infligieron en la DGS. Por eso es un síntoma de salud democrática que la actual sede del gobierno de la Comunidad de Madrid, sea declarada como edificio de la memoria histórica, y dejarse de embarrar, como la hace la señora Díaz Ayuso, defensora de una libertad de opereta, con una polémica que no debería producirse en un país democrático. Salvo que en su huida hacia adelante, hacia el fascismo con el que parece sentirse cómoda, la señora Díaz Ayuso trate de negar el pasado, lo que le hace cómplice de las torturas que allí se practicaron, o esté tan abducida por su antisanchismo, que no es otra cosa que tratar de ocultar lo que realmente representa ella y su gobierno madrileño, que no le importe hacer el ridículo, esta vez, tristemente, sobre el dolor de las víctimas que fueron torturadas en el edificio que ella preside.      

martes, 21 de octubre de 2025

Muy españoles y mucho españoles


¿Realmente creemos que el camarero que nos sirve todas la mañanas el café, la vecina con la que nos cruzamos en el ascensor, el niño que comporte clase con nuestros hijos, la cuidadora de nuestros padre o abuela, el conductor del autobús, la médico que nos atende en al centro de salud, la limpiadora que nos pule y abrillanta la casa, el mensajero que nos trae un paquete, la compañera de trabajo con la que compartimos espacio a diario…, en definitiva todas aquellas personas con las que convivimos, con más o menos intensidad, que por la única razón de no haber nacido en España, son delincuentes peligrosos, a los que hay que expulsar porque atentan contra la unidad y espíritu nacional católico romano enquistado en la mente de algunos?

¿Realmente creemos eso? Porque si los españoles, con más de nueve millones de migrantes en el suelo patrio, pensamos que los migrantes son un peligro, debemos estar sufriendo un calvario, atenazados en por miedo que nos produce estar rodeados de peligrosos delincuentes. Claro que de esta cifra habría que restar todos los que son blancos, cristianos, millonarios o, simplemente, con un buen sueldo o pensión. Lo que nos conduce a una verdad mucho más humillante que la que nos quieren hacer ver: más que xenófobos somos aporófobos, y lo que no toleramos es la pobreza, incluso aquellos que siendo españoles, son tan desfavorecidos como los migrantes pobres.

Hemos pasado de hacer la ola a los migrantes con dinero, a aquellos a los que se les regalaba la residencia por comprarse un vivienda de lujo, sin necesidad de exámenes de españolismo, a querer echar a los que viene a trabajar, bien sin contemplaciones, al estilo Trump, como defiende la extrema derecha y Díaz Ayuso, o buscando el subterfugio del carnet de españolidad, según defiende el Partido Popular de Núñez Feijoo. Como diría M. Rajoy, los migrantes deben “muy españoles y mucho españoles”.

Produce cierta tristeza ver como la derecha de Feijoo entra en el juego discriminatorio y xenófobo de la extrema derecha de Vox y sus periferias. Como aquel que no es presidente del gobierno porque no quería, por serlo, debe ser que ahora quiere, ha perdido el norte de la decencia política, suscribiendo los postulados fascistas de Abascal y compañía.

Pero lo más triste es que la extrema derecha ha conseguido meter en la agenda política un asunto que nunca ha sido un problema en España, más allá de los microrracismos históricos hacia colectivos diferentes. Que una parte de la población esté tragándose las mentiras y bulos que lanzan a diario Vox, y el Partido Popular, creyendo que perjudican a Sánchez, los amplifique, sin ser conscientes del daño que están haciendo a la España que tanto dicen querer, y a ellos mismos dándose un tiro en el pie, como Froilán.

España es un país de acogida y así debe serlo, por nuestro carácter abierto, por nuestra historia ahíta de inmigraciones y porque nos lo debemos a nosotros mismos, por justicia planetaria y reconocimiento a todos y todas aquellos que tuvieron que abandonar su casa, su familia, su pueblo y su mundo de afectividades, en busca de una oportunidad mejor de vida. Varios millones desde el siglo XIX hasta la actualidad.

Es por ello, sea usted de izquierdas o de derechas, debemos mirar a quienes conviven con nosotros como personas que tiene nuestros mismos problemas, pero lejos de su familia y no como nos quieren hacer ver, delincuentes que han venido a robarnos.    

             

    

¿Y si convocar elecciones no fuera tan mala idea?

  No sé qué decirles. Después de tocar arrebato a todos los españoles de buena voluntad contra el sanchismo, que tiene al país al borde de l...