Me
resulta muy difícil escribir sobre la DANA, en este su primer aniversario,
porque me es imposible ponerme en la situación de las víctimas y damnificados,
y porque ya se han dicho tantas cosas, que poco puedo aportar, a pesar de que tengo
una empatía hacia ellos y ellas que no puedo obviar. Pero como ciudadano
valenciano y español, una vergüenza ajena me revuelve las tripas cada vez que
veo o escucho a Carlos Mazón, con esa verborrea de vende mantas, tratando de
escabullirse de su responsabilidad, por no decir culpabilidad (presunta, por
supuesto). En una tierra que ha dado un buen rosario de corruptos, mentirosos y
sinvergüenzas, nunca imaginamos que todo siempre puede ir a peor, hasta que por
el arte aritmético de un algoritmo político, que debe mover las ambiciones de
poder del Partido Popular (desgraciadamente algo que se repite en casi todos
los partidos, de una forma o de otra), este señor acaba siendo presidente de la
Comunidad Valenciana. Pero si ya desde el principio apuntó maneras de ser un
personaje de vodevil político, capaz de cualquier cosa con tal de apuntalarse
en un poder que nunca debería haber tenido, su comportamiento de botarate el 29
de octubre del año pasado y los trescientos sesenta y cinco días después, ha
sobrepasado todos los límites de lo imaginable. Los valencianos no nos
merecemos tener un presidente como Carlos Mazón, ni siquiera como presidente de
una comunidad de vecinos, porque su derroche de baja catadura moral es un
desprecio para la ciudadanía de esta tierra y un violento ultraje para las
víctimas de la DANA.
Sin embargo,
no seguiría ocupando un sillón que no se ha ganado y ensucia cada vez que asienta
sus posaderas en él, si no tuviera el apoyo amoral de su gobierno, su partido y
quienes lo sostienen. Es incomprensible que el Partido Popular de Núñez Feijoo
siga mirando hacia otro lado ante tamaño despropósito, lo que sólo nos puede
llevar a dos conclusiones: la primera que Núñez Feijoo algo tiene que ocultar
sobre el día de la DANA -no nos olvidemos que ha cambiado también unas cuantas
veces de versión-, y Carlos Mazón, como personaje políticamente indecente,
capaz de cualquier cosa con tal de salvar su culo, lo tenga amenazado y ese silencio
del presidente del Partido Popular sea la mejor coartada, para mantenerse en el
cargo. La segunda, que priman más los intereses electorales del Partido Popular
de Núñez Feijoo, que la decencia política que nos merecemos quienes habitamos
en la Comunidad Valenciana. Es decir, que es más importante la estrategia política,
primero en su intento de desgaste al gobierno central, después con la
calculadora en la mano, a ver qué les puede beneficiar más en las urnas. En
cualquier caso, Núñez Feijoo se ha convertido en cómplice de Carlos Mazón, y en
colaborador necesario de el despropósito político que se vive en esta Comunidad.
De una
forma o de otra, en el primer aniversario de la DANA, los valencianos vivimos
secuestrados por los intereses estratégicos del Partido Popular de Núñez Feijoo
y por un personaje de sainete, Carlos Mazón, que sólo mira en como salvar su
desvergüenza, pase lo que pase y pese a quien pese.

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