martes, 6 de octubre de 2020

El Foro de la Toja y la España del bipartidismo

 

Se ha celebrado este último fin de semana un evento en La Toja denominado “Foro para la reconstrucción”, en el que supuestamente se han debatido propuestas para una salida de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus y el hundimiento de la economía por el parón de la actividad social y económica. La idea no parece mala, porque cualquier foro de debate siempre es interesante, incluso aunque esté organizado para dar respuestas desde el neoliberalismo a los problemas que nos aquejan,  pero a mí, a tenor de los asistentes este año,  me ha sonado más a una reunión de los defensores del sistema bipartidista y sus privilegios, cada vez más parecido al “turnismo” de la Restauración, con la figura del rey Felipe VI a la cabeza, en esa simbiosis de la monarquía borbónica con el poder político y económico.

                Lo primero que me ha llamado la atención no es quienes han ido, que como ya he dicho representan a la España del bipartidismo, que si bien en su momento tuvo su importancia para traer la democracia, ahora, desde hace algunos años, ha quedado obsoleta como una máquina oxidada, que ejerce más de freno para los nuevos retos del país en el siglo XXI, que de impulso. Un sistema, que con el tiempo se ha revelado corrupto, soberbio  e incapaz de solucionar algunos problemas estructurales heredados del franquismo, como el empleo, la pobreza, la enseñanza, la honestidad política y la utilización de los resortes del Estado en beneficio de los privilegios, que han ido atesorando sus defensores. Y cómo para muestra vale un botón, solo tenemos que ver que el rey emérito, el que nos han vendido como un modelo de jefe de estado, ha sido el mayor corrupto, con la aquiescencia de toda la élite dirigente del país.

                Decía que me llama la atención no tanto las asistencias, previsibles casi todas, sobre todo en un  momento que tienen que resaltar la figura del rey, como las ausencias, es decir, que hayan participado los que tienen una idea de España que no se ha movido ni un ápice desde hace cuarenta años. Si el foro se hubiera ceñido al debate ideológico desde el liberalismo para la reconstrucción de la  España del Siglo XXI, sería uno más de los que organizan cada año las diferentes ideologías. Lo que pasa, es que ha sido un cierre de filas con la monarquía, con el bipartidismo y con una idea de España de la que no participa la mitad del país, por lo menos. Ha sido una vuelta de tuerca más, bien orquestada por la prensa de derechas, en la imposición de una España sometida al pensamiento centralista y, permítanme una licencia histórica, estructurada en torno a las leyes centralizadoras de Castilla, impuestas por el primer Borbón, Felipe V. Lo diré con más precisión: han estado los que ignoran a las periferias territoriales, porque entienden estas como un apéndice de lo que se cuece en Madrid.

Los cantos de sirena hechos a la concordia y el entendimiento, difícilmente se pueden cumplir, cuando en el debate está ausente la parte que no concibe España como ellos. Salvo que esa llamada solo vaya dirigida a que PP y PSOE se entiendan y volvamos a al bipartidismo turnista que hemos tenido desde la Transición.

                Se ha reivindicado una España que no convence a muchos españoles, ajenos al flamear de banderas y el patriotismo de golpes en el pecho, cuando no de brazo en alto. Una España, que niega cualquier intento de organización territorial federal, que no tiene nada que ver con este trampantojo de federalismo que son las autonomías, en donde cupieran todos los españoles, al margen de su lugar de nacimiento. Una España siempre a la cola de todo cuando se la compara con los demás países europeos; o que está a la cabeza de los malos datos, según se mire. Una España que ha consolidado el modelo de la desigualdad y la pobreza cada vez más estructural, sin que la monarquía y todas las élites que manejan los hilos del poder se rasguen las vestiduras. Una España incapaz de solucionar el problema del desempleo, la educación, la dependencia, los servicios sociales y ahora la sanidad (cuánta mentira nos han contado sobre la mejor sanidad del mundo). Esa es la España que se ha debatido en La Toja, para que como escribía Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en su obra “El Gatopardo”: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie».

                En definitiva, el mensaje que ha llegado del Foro de La Toja, es excluyente, bipartidista, centralista, defensor del estatus quo de la élites dirigentes y, sobre todo, un prietas la filas en torno al rey y la monarquía.

 

 

 

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