jueves, 22 de octubre de 2020

La transfiguración de Pablo Casado

 

  

El discurso de Pablo Casado. Como brillante lo ha calificado el vicepresidente del gobierno Pablo Iglesias. No le voy a quitar, sensu stricto, valor parlamentario. Ha sido contundente y bien modulado. Pero no sé por qué, tengo la sensación de que es todo un artificio para que al final de la moción de censura el protagonista haya sido Pablo Casado.

 Ciertamente se ha desmarcado de Vox, aparentemente; luego habrá que comprobarlo sobre los hechos, aunque dudo mucho que el PP, que hoy ha querido dar una imagen de ruptura con la extrema derecha, vaya a desligarse de esta donde está gobernando con ella, o que no vuelva a hacer un prietas las filas con Abascal para desgastar al gobierno.

 Rápidamente los medios de comunicación, unos por afinidad, otros por acríticos y algunos por atisbar un principio del fin de la crispación, se han lanzado a alabar el discurso, ensalzar al personaje y poco menos que celebrar la vuelta a la moderación y al centro (lo que significa que antes no estaban ahí). Como si sus dirigentes se hubieran transmutado de la noche a la mañana en enemigos de la extrema derecha con la que compartían mesa y mantel político, para transfigurarse en sensatos centristas dispuestos al diálogo, sin pensar que por ello perdían el alma.

Es curiosa la rapidez con que han empezado a forjar la imagen de Pablo Casado como un hombre de estado, alguien que hasta ayer no ha parado de utilizar a su partido como una apisonadora, segando todo por donde pasaba, en su viaje hacia la Moncloa o hacia ninguna parte.

Me gustaría creer la conversión hacia la moderación y la sensatez, igual que le ocurrió a su tocayo canonizado en santo, pero me resulta bastante difícil, porque los milagros solo aparecen en la Biblia, para hacernos creer lo que es imposible, por la gracia de Dios,  pero que solo puede suceder por azar, igual que si pasas de pobre a rico gracias a la lotería. Y pensar que Pablo Casado y su PP ungido por la FAES de Aznar, van a ser capaces de abandonar la guerrilla política, es una quimera, como pedirle peras al olmo. Pero tiempo hay para tener que arrepentirme por mi incredulidad mal sana.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bullying político

  Pasados ya los días de tensión nacional e internacional y de incertidumbre expectante que hemos tenido en España y quizá en parte del mund...