Leo dos noticias en la prensa que
me hacen sospechar hasta qué punto el poder tiene un fuerte olor a rancio derechón, que hace casi
irrespirable la vida política del país. Voy al grano: mientras el ministro de
Justicia amenaza con querellas a los descerebrados que están llenado las redes
de mensajes ofensivos contra el fiscal general fallecido el sábado, no parece
que al gobierno le preocupen mucho los chats ofensivos contra la alcaldesa de
Madrid, del tipo: “Que se muera la vieja zorra ya” u otras lindezas referidas a
la suerte que la salvó del atentado de Atocha.
Este es el país que está construyendo un
gobierno implacable con quienes le critican y benévolo con quien le está
sirviendo de brazo ejecutor, esto en sentido figurado, para amedrentar a la
sociedad, con sus bravuconadas fascistoides. Es el resurgir de la extrema
derecha que durante años ha estado callada porque el Partido Popular no la
dejaba hablar. Habría que preguntarse por qué ahora le están permitiendo salir
olvido al que ha estado sometida durante casi cuatro décadas. Porque nada es
por casualidad, justo cuando se cumplen 42 años de la muerte del Dictador.
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